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TRIBUNA
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El callejón sin salida palestino

Tony Blair ha jugado en el conflicto el papel de embajador de los intereses de Israel

Sami Naïr

El naufragio de la estrategia estadounidense en Oriente Próximo pone en tela de juicio el papel de Tony Blair como representante del Cuarteto (EE UU, UE, ONU y Rusia) para asegurar el respeto por Israel de los acuerdos de paz conseguidos en Oslo y facilitar las negociaciones entre israelíes y palestinos. La Autoridad Palestina, dirigida por Abbas, ha sido la más proamericana desde el nacimiento de la lucha de resistencia del pueblo palestino.

Abbas ha aceptado negociar durante años bajo la batuta norteamericana, la cual ha demostrado que actuaba y sigue actuando en nombre de los intereses de Israel. No solo no ha servido para nada el dispositivo institucional dirigido por Blair, sino que este señor ha jugado de hecho el papel de embajador de los intereses de Israel frente a los palestinos.

Tony Blair es un personaje mundialmente conocido por su empeño en los asuntos económicos y su responsabilidad en los crímenes de guerra cometidos tanto por su país como por EE UU durante la invasión de Irak de 2003. Nunca se ha entendido por qué este personaje ha sido elegido presidente de este grupo de contacto supuestamente dedicado a favorecer la paz entre los beligerantes, cuando todos sabían que no era ni más ni menos que un agente de EE UU. ¿Cómo se puede tomar en serio Nabil Chatah, presidente de la comisión de asuntos exteriores del Fatah, cuando dice, hoy, que Blair “se expresa como un diplomático israelí” durante las negociaciones? Blair ha defendido francamente la posición israelí desde hace 10 años. Hoy sigue apoyándola considerando Israel como un Estado judío y rechazando la creación de un Estado palestino. No hay nada nuevo. La responsabilidad de la dirección palestina por haberlo aceptado como presidente del Cuarteto es total.

Nunca se ha entendido que este personaje fuera elegido para favorecer la paz, cuando se sabía que era un agente de EE UU

Sí es nueva la situación de la Autoridad Palestina, pues se ha dado cuenta, después de 20 años de “negociaciones”, que se trató de 20 años de engaños, con la complicidad de la supuesta “comunidad internacional”. Rendir cuentas es más difícil para Abbas que para Blair. El jefe de la Autoridad Palestina, planteando el problema del conflicto en la ONU, intenta hacer caer la responsabilidad del bloqueo de las negociaciones solo sobre EE UU e Israel. La verdad es que él también es responsable de esta situación por haber aceptado casi todas las propuestas dilatorias de estos dos países desde hace años. Los territorios palestinos concebidos como base de un Estado palestino han sido reducidos a un gruyère, lleno de agujeros-asentamientos. Las colonizaciones por parte de fanáticos de la extrema derecha religiosa israelí se han desarrollado por doquier y Jerusalén ha sido ocupada apartamento por apartamento, mientras los negociadores de la Autoridad Palestina esperaban ayudas de EE UU. Hillary Clinton no dudó hace un año en justificar estas colonizaciones.

¿Ahora qué? Los palestinos pedirán probablemente el cese de Blair, pero es más un chivo expiatorio que una medida significativa. Por supuesto, Blair tiene que desaparecer no solo de Oriente Próximo, sino del mapa de la política internacional. Pero no es el problema central. Más bien, hay que preguntarse sobre lo que hay que hacer hoy, después de la revelación, sobre todo para los ingenuos, de la verdadera cara de EE UU. El retorno ante la ONU es una buena cosa, independientemente de la suerte de Abbas, quien hubiera debido dimitir y dejar paso a una nueva generación de palestinos más apta para defender los intereses de su pueblo. Es poco creíble que Abbas pueda contribuir a elaborar una nueva perspectiva. Algunos ya especulan sobre el posible retorno de EE UU después de las presidenciales americanas, alegando que, en caso de que Barack Obama sea reelegido, al no ser prisionero de un nuevo mandato, pueda actuar con más dureza en contra de los israelíes. El problema es que este argumento funciona para desmovilizar a la comunidad internacional desde 1967 y a los palestinos desde hace ¡más de 20 años!

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En realidad, los palestinos no tienen ahora una estrategia alternativa. Su demanda de reconocimiento en la ONU no va desembocar en la creación del Estado palestino pues los americanos no lo quieren ahora. Así que podemos prever, tanto por la intransigencia israelí como por la impotencia de la Autoridad Palestina, nuevas colonizaciones y nuevos ríos de sangre. Menos mal que Blair desaparecerá. Pero seguirá la desgracia del pueblo palestino.

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Sobre la firma

Sami Naïr
Es politólogo, especialista en geopolítica y migraciones. Autor de varios libros en castellano: La inmigración explicada a mi hija (2000), El imperio frente a la diversidad (2005), Y vendrán. Las migraciones en tiempos hostiles (2006), Europa mestiza (2012), Refugiados (2016) y Acompañando a Simone de Beauvoir: Mujeres, hombres, igualdad (2019).

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