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CLAUDIO ORREGO | DIRIGENTE DEL PARTIDO DEMOCRISTIANO

"Apostar todo a la vuelta de Bachelet es un error"

El vicepresidente del Partido Demócrata Cristiano cree que no basta con apelar a una figura del pasado para capitalizar el rechazo a Piñera

Pablo X. de Sandoval
Claudio Orrego, alcalde de Peñalolén, a finales de septiembre en Madrid.
Claudio Orrego, alcalde de Peñalolén, a finales de septiembre en Madrid.RICARDO GUTIÉRREZ

A los 44 años, pertenece a una generación de políticos chilenos que, sin decirlo abiertamente, esperan su oportunidad para pasar a primera línea si es que en algún momento la Concertación chilena, la coalición de centro izquierda que gobernó Chile durante dos décadas hasta 2010, decide renovarse. En su opinión, este es el momento de hacerlo. Orrego, hijo del parlamentario demócratacristiano del mismo nombre, es alcalde de Peñalolén, exministro del Gobierno de Ricardo Lagos y vicepresidente del Partido Demócrata Cristiano, integrado hasta ahora en la Concertación. Orrego, en una entrevista en Madrid a finales de septiembre, no rechaza abiertamente una vuelta de Michelle Bachelet, pero exige que se produzca porque lo quiera la base del partido, no por “un apaño entre dirigentes”.

“La Concertación tiene superávit de un buen pasado pero tiene un déficit de un mejor futuro”, es su eslogan para definir la situación actual de la coalición. “Eso es algo de lo que la gente se da cuenta. No se le puede decir ‘vote por nosotros porque lo hicimos bien los últimos 20 años’. Recuperar la democracia ya no es suficiente, ahora hay que profundizarla”.

Esta es la principal crítica, constructiva, que Orrego le hace al discurso de la coalición. La democracia ya está asentada en Chile. Habrá que hacer reformas, pero ya no son las reformas de derechos fundamentales del pasado. “Luchar contra la pobreza ya no es suficiente, ahora el reclamo es mayor igualdad. La aspiración de la gente ya no es la libertad de expresión, poder votar, que no me torturen… hay algo más profundo, de segunda generación, como espacios públicos para todos, tiempo libre, tiempo para la familia, medio ambiente libre de contaminación. El nivel de los derechos a los que aspiran los chilenos hoy en día es distinto al de aquellos por los que luchamos al salir de la dictadura”.

“La Concertación tiene superávit de un buen pasado pero tiene un déficit de un mejor futuro”

Dentro de esta lógica, como a muchos analistas a Orrego le parece que la vuelta de Bachelet puede frenar esa renovación de ideas. Sin renovación, no habrá victoria en 2013, advierte: “Si somos capaces de construir ese proyecto de futuro, sumado al desencanto de los chilenos con este Gobierno de derecha, creo que nos da una oportunidad. Pero apelar solo al pasado creo que es garantía de derrota”.

Por eso habla de Bachelet en términos de “dilema”. “Uno de los dilemas de que tenemos es que tenemos una expresidenta con una gran valoración ciudadana [Michelle Bachelet]. Eso es un activo, pero también un pasivo. Hay personas que todo lo están apostando a que vuelva la expresidenta Bachelet y arregle todos los problemas que tenemos. Yo creo que eso es un error. No se construye el futuro solamente apelando a una gran figura del pasado. Con esto no quiero descartar que Bachelet sea una posible carta para 2013. Pero si viene, tiene que surgir de unas primarias abiertas de todas las fuerzas opositoras. Si esto se produce como un arreglo de las cúpulas de los partidos vamos a tener bastantes problemas”.

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“Luchar contra la pobreza ya no es suficiente, ahora el reclamo es mayor igualdad"

Preguntado por los nombres que podrían aspirar a disputar el liderazgo a Bachelet, admite que él es uno de ellos (“se habla incluso de mí”) y apunta también a Ricardo Lagos Weber, hijo del expresidente, Carolina Tohá, presidenta del Partido Por la Democracia (PPD) o Andrés Velasco, exministro de Hacienda. “Pero el liderazgo de muchos de ellos depende de que venga o no venga Bachelet. Lo que tenemos que hacer ahora es garantizar que haya primarias”. Para que se produzcan esas primarias, explica, deben ser financiadas por el Estado, porque los candidatos no tendrían medios para hacerlo.

Para Orrego, las opciones de la Concertación para volver al poder no dependen solo del desencanto con Piñera. No ve un efecto automático que haga ganar a la izquierda. “En las últimas elecciones votaron siete millones de chilenos. Hubo cuatro millones que no se inscribieron para votar y dos millones votaron blanco o nulo. ¿Para dónde se amplía la concertación? Pues hay seis millones de personas que todavía no encuentran ninguna razón para votar ni por Bachelet ni por nadie. Ojala que nuestro futuro esté en esos seis millones”.

"No se construye el futuro solamente apelando a una gran figura del pasado"

En cuanto al conflicto estudiantil, Orrego reconoce que la Concertación tampoco hizo su parte en cambiar el sistema educativo. “Sería injusto de decir que todos los problemas vienen de este Gobierno”, le concede a Piñera. “Nosotros fuimos mejorando el número de becas, de infraestructuras”, explica. Pero se dejó sin reformar “la lógica de lucro del sistema” y “la ampliación de la oferta sin controlar la calidad de la educación”.

Aunque advierte de que “un año en política es una eternidad”, Orrego ve un Gobierno agotado, que ha hundido su legitimidad y su credibilidad. “Pero no basta con decir ‘no vote por la derecha’. Yo creo que la tentación de algunos es apostar por el voto negativo, porque el 80% de los chilenos no está con este Gobierno. Pero si se mira las encuestas, por alguna razón la oposición no lo capitaliza. Soy un convencido de que lo único que va a capitalizarlo es un nuevo proyecto”.

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Sobre la firma

Pablo X. de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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