_
_
_
_
_

Los Comunes se debaten entre el ajuste ‘tory’ y el estímulo laborista

Los malos augurios económicos en Reino Unido reabren el debate sobre qué medidas aplicar

El ministro del Tesoro y canciller del Exchequer, George Osborne.
El ministro del Tesoro y canciller del Exchequer, George Osborne.Sang Tan (AP)

La crisis económica ha tomado esta tarde en los Comunes el doble cariz de problema económico y debate político. El canciller del Exchequer y ministro del Tesoro, George Osborne, ha anunciado un drástico recorte de las perspectivas de crecimiento, que caen del 1,7% al 0,9% para 2011 y del 2,5% al 0,7% en 2012, al tiempo que ha aceptado un inesperado empeoramiento de las cuentas públicas.

Eso ha convertido el debate del tradicional mini-presupuesto de otoño –el año fiscal británico arranca en abril– en una reedición del debate político-económico fiscal que marcó las elecciones generales de la primavera de 2010, en las que los votantes expulsaron del poder a los laboristas para dar paso a una coalición de conservadores y liberales-demócratas. Es decir, ¿cúal era la mejor respuesta a la crisis: mantener los estímulos públicos hasta consolidar la recuperación,como defendían los laboristas, o iniciar de inmediato el ajuste fiscal como patrocinaban los tories?

Como era de esperar, Osborne ha culpado de los últimos reveses económicos a la crisis del euro y ha defendido que, gracias a los ajustes, el Reino Unido se ha quedado al margen de las turbulencias que azotan a los mercados de deuda de muchos países de la zona euro a pesar de que sus cuentas públicas son peores que las de muchos de esos países. Una prueba, dijo, de que el mercado tiene confianza en el ajuste británico. Un dato a su favor: el Tesoro británico está pagando menos que el Tesoro alemán en sus emisiones de deuda a 10 años.

Como también era de esperar, el portavoz de Economía de los laboristas, Ed Balls, ha hecho este mediodía la interpretación contraria: la economía británica no ha cambiado de rumbo por la crisis del euro porque ese cambio es anterior a la crisis de la deuda soberana y el problema de fondo es que el ajuste fiscal ha truncado la recuperación.

El debate puede girar en torno a si mismo hasta la eternidad porque es muy difícil probar quién tiene razón. Para el Gobierno, sin el ajuste empezado en 2010 las cuentas públicas estarían aún peor y el país estaría inmerso en una crisis de credibilidad además de una crisis económica. Para los laboristas, sin el ajuste la economía habría mantenido su recuperación y aunque las cuentas públicas estarían tan mal como están ahora, la economía estaría en mejores condiciones de sacar al país del agujero.

El caso es que el país está efectivamente en el agujero, como sus socios europeos, a pesar de las ventajas y la flexibilidad que le da el estar fuera del euro. Lo único que le parece dar, ahora mismo, es una confianza de los mercados financieros que empieza a tomar aromas de capitalismo patriota dado el pesimismo que destilan las cifras aireadas por Osborne a partir del análisis, formalmente independiente, de la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria. Esta señala que el país aún tendrá que endeudarse por 79.000 millones de libras (92.500 millones de euros) en 2015, cuando se celebren las próximas elecciones, en lugar de los 33.000 millones (38.600 millones de euros) pronosticados hace solo seis meses.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

El canciller del Exchequer ha asegurado que ahora mismo no espera que el país vuelva a la recesión, pero no lo ha podido descartar de forma tajante. La OCDE pronosticó ayer ayer que la economía británica se contraerá un 0,03% este trimestre y un 0,15% el próximo. Un encefalograma plano, pero técnicamente una recesión.

El Instituto de Estudios Fiscales estima que debido al descarrilamiento de la recuperación el Gobierno se verá obligado a seguir recortando el presupuesto en los tres próximos años y los británicos no alcanzarán hasta 2015 el nivel de vida que tenían en 2001

Osborne ha anunciado un tope del 1% en el crecimiento de los salarios públicos para los dos próximos años, que es de hecho una reducción del poder adquisitivo con las tasas de inflación al 5% ahora mismo y todavía por encima del 2% a final de 2013. Y el número de empleados públicos se reducirá en 710.000 en lugar de los 400.000 previstos.Una de las medidas más comentadas es el plan para inyectar 30.000 millones de libras en obras públicas, pero ese es un plan a 10 años vista del que dos tercios del dinero ha de llegar del sector privado.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_