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Cientos de detenidos en las protestas contra Putin y Medvédev en Moscú

Los resultados electorales muestran que Rusia Unida sigue siendo el primer partido de la Duma, pero no logra una arrolladora mayoría

Pilar Bonet
Manifestantes rusos contra Putin en Moscú.
Manifestantes rusos contra Putin en Moscú.Alexey SAZONOV (AFP)

El partido Rusia Unida (RU) puede aprovecharse todavía de su privilegiada posición para convertirse en la primera fuerza de la Duma Estatal de Rusia, pero no logra ya una arrolladora mayoría, porque el electorado, en la medida en que le han dejado expresarse, ha castigado al partido de Vladímir Putin y Dmitri Medvédev.

El lunes por la noche, varios miles de personas salieron a la calle a manifestarse en Moscú contra el partido gubernamental y contra las irregularidades registradas durante la jornada electoral. Los participantes trataron de llegar a la plaza de la Liublianka, donde está la sede del Servicio Federal de Seguridad. Unidades de las fuerzas de intervención especial impidieron el avance de los manifestantes y detuvieron cerca de 30 activistas, entre ellos el abogado Alexéi Navalni, autor de una popular página de web contra la corrupción y el político Ilia Iashin. Según la emisora El Eco de Moscú, los detenidos se elevan a varios centenares. También en San Petersburgo hubo una manifestación de la oposición que acabó con varias detenciones.

Las elecciones legislativas del domingo han mostrado la creciente madurez de una sociedad cada vez más dispuesta a afirmar su propia dignidad frente a los anacrónicas manipulaciones electorales de las autoridades para no perder el poder. Con cerca del 96% del escrutinio contabilizad, la Comisión Electoral Central atribuyó a RU el 49,54% de los votos, lo que equivale a algo más de 30 millones de votantes. En 2007, RU obtuvo 64,30 % o 44,7 millones de votos.

En segundo lugar se clasificó el Partido Comunista, con 19,16%, seguido de Rusia Justa, con 13,22 % y el Partido Liberal Democrático del populista Vladímir Zhirinovski con 11,66%. Estos tres partidos mejoran todos ellos su posición respecto a la Duma anterior y lo hacen no tanto por sus propios méritos, sino gracias al voto de protesta contra RU. De los 450 escaños de la Duma, RU tendrá 238 (antes 315), el Partido Comunista, 92 (antes 57), Rusia Justa, 64 (antes 38) y el partido de Zhirinovski 56 (antes 40). Al perder la mayoría constitucional, RU tendrá que negociar las leyes que requieran dos tercios de la cámara. Con la nueva correlación de fuerzas, el Partido Comunista, individualmente, podrá plantear un voto de desconfianza al Gobierno, iniciativa que requiere el apoyo de 90 diputados. Ahora, RU tendrá que recordar las reglas del juego parlamentario que su mayoría absoluta en la cámara saliente le permitían desdeñar. También el reparto de puestos en los comités parlamentarios deberá responder a la nueva situación, lo que, según los analistas, dará más agilidad a la Duma.

Los comicios han estado plagados de irregularidades y así lo han reconocido los observadores de la OSCE y la Asamblea del Consejo de Europa en el informe preliminar distribuido el lunes en una rueda de prensa. El griego Petros Efthymiou, jefe de la delegación de la Asamblea Parlamentaria de la OSCE, denunció la “interferencia del Estado en todos los niveles de la vida política”, incluido el proceso electoral, y manifestó que el principal problema de los comicios fue la “convergencia entre el Estado y el gobierno”. Dicho de otro modo, la apropiación del Estado por parte del partido gubernamental.

“Es necesaria la división entre el Estado y el partido”, manifestó Efthymiou. Aparte de constatar la “indebida interferencia de las autoridades del Estado” en las elecciones, el informe señala que los comicios estuvieron “sesgados” a favor de RU, las autoridades electorales “no eran independientes” y la “mayoría de los medios fueron partidistas” La calidad del proceso electoral “se deterioró considerablemente en el recuento que se caracterizó por frecuentes infracciones del procedimiento y casos de aparentes manipulaciones, incluidos serios indicios de pucherazos”. En más de un tercio de los colegios electorales observados las actas finales no se hicieron públicas y los observadores informaron sobre casos de obstaculización de sus actividades, sobre todo durante el recuento y tabulación de los resultados.

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Los observadores recibieron muchas quejas verosímiles sobre intentos de influir indebidamente en la elección de los votantes, señalaron los observadores de la OSCE. La comisión electoral central dio información contradictoria sobre el número total de quejas que se han formulado y la Fiscalía no respondió a las peticiones de los observadores sobre la información de transgreiones. Por otra parte, la comisión electoral central no trató las quejas de transgresiones como tales, sino que les dio el tratamiento de avisos. “Todo el proceso para resolver las quejas en la comisión electoral central fue opaco y no proporcionó una solución efectiva y a tiempo a los que se quejaban”,. La Comisión Electoral Central refractaria a las quejas y solo ha procedió a decidir sobre cinco de las varios centenares formuladas. El recuento de los votos fue “malo o muy malo” en 34 de 115 colegios visitados. En 17 de ellos había indicios de pucherazo durante el recuento. Por otra parte, los intentos de efectuar un recuento paralelo llevados a cabo por la ONG Golos, la más independiente y organizada de Rusia, fue abortado por la persecución sufrida por sus observadores. Los representnates de Golos constataron el lunes las diferencias entre el nivel alcanzado por RU en zonas donde hay una buena estructura de observación electoral y el resto del país. En Vladivostok, San Petersburgo, Karelia, Pskov, Amursk, en Moscú, las cifras de Rusia Unida han sido inferiores al resultado final. No así en el Cáucaso, donde Rusia Unida ha obtenido más del 90% de los votos. Los resultados en uno y otro lado son tan dispares, que Rusia parece en realidad la suma de varios países distintos. En Moscú, donde RU tuvo oficialmente 46,48%, medios bien informados afirman que sus resultados no superaron el 30%.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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