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EUROPA CONVULSA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Alemania rectifica

Hoy ha quedado claro que Grecia es la excepción y que la deuda soberana de los demás países del euro se pagará siempre en su integridad.

Andreu Missé
La canciller alemana Angela Merkel.
La canciller alemana Angela Merkel.CHARLES PLATIAU (REUTERS)

“Grecia será un caso único y la quita voluntaria será única”. Con estas palabras la canciller alemana, Ángela Merkel, ha dado giro radical a una de las decisiones que más han agravado la crisis de la deuda soberana. Su obsesión por que los bancos participen en las pérdidas de todas las reestructuraciones de deuda posibles en otros países en dificultades, que había obligado inscribir en el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), ha sido una de las causas que más han provocado las depreciaciones de la deuda soberana y en consecuencia el aumento del coste de su financiación, reflejado en el disparo de la prima de riesgo.

Hoy ha quedado claro que Grecia es la excepción y que la deuda soberana de los demás países del euro se pagará siempre en su integridad. No habrá más quitas. España, Italia, Irlanda y Portugal pueden estar tranquilos. El resultado de este cambio de posición fue inmediato. La financiación de los bonos españoles que había empezado la sesión de ayer al 5,6% bajó al 5,1% y la prima de riesgo se situó en 292 puntos, muy por debajo del los 356 del viernes.

La exigencia de que los bancos participen en las pérdidas por depreciación de la deuda era sin duda una pretensión formalmente justa. Pero la aplicación de esta medida abrió la posibilidad hasta ahora impensable de que los bancos podían sufrir grandes pérdidas como tenedores de los bonos soberanos que les venden los Estados, lo cual no deja de ser una contradicción. El anuncio de esta posibilidad suponía el riesgo de una gran debacle financiera. Resulta bastante absurdo que los Estados adviertan de que sus propios bonos no valen lo que dicen. Sin duda, la participación más eficiente de los bancos en la reparación de los daños que ellos mismos han causado es por la vía de los impuestos. Por ejemplo, a través del Impuesto sobre Transacciones Financieras, o los impuestos sobre los activos bancarios y los bonos de los ejecutivos como han hecho varios países, que sin duda contribuirán a resituar al sistema financiero al peso que le corresponde en la economía.

La exigencia de que los bancos participen en las pérdidas por depreciación de la deuda era sin duda una pretensión formalmente justa.

La segunda buena noticia de ayer es que a cambio de un mayor rigor presupuestario, Berlín se va ablandando y se muestra más flexible a que el Banco Central Europeo (BCE), juegue un papel más activo comprando deuda soberana de los países en dificultades con más convicción. Respaldaron esta demanda la Presidencia polaca de la Unión Europea y la patronal BusinessEurope, que representa a 20 millones de empresas que emplean a 120 millones de trabajadores. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, fue muy cuidadoso al reafirmar su confianza en “la independencia” del BCE comprometiéndose a no hacer “ningún comentario positivo o negativo sobre sus acciones”. Está claro que para respetar la independencia del banco emisor con sede en Frankfurt, tanto los políticos como las instituciones europeas se abstendrán de cualquier insinuación. Aunque todo el mundo sabe que tanto en mayo de 2010 como en agosto de 2011, la decisión del BCE de comprar deuda soberana vino precedida de una implícita recomendación de Berlín y París.

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