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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Un ataque al corazón chií

Los terroristas han atacado a las dos ciudades afganas donde se da una verdadera coexistencia de comunidades étnicas y religiosas

Ángeles Espinosa
Un policía en la escena del atentado.
Un policía en la escena del atentado.Allauddin Khan (AP)

Los atentados de hoy en Kabul y Mazar-i-Sharif intentan abrir una nueva brecha en el ya fracturado Afganistán. El suicida que se ha lanzado contra una procesión de Ashura en la capital y el terrorista que ha colocado la bicicleta bomba junto a una mezquita de la cuarta ciudad del país, han atacado no sólo su precaria estabilidad sino una fisura confesional que había quedado en segundo plano desde el derribo del régimen talibán. Ashura es la principal celebración religiosa de los musulmanes chiíes, una minoría a la que los talibanes (seguidores de una versión intransigente del islam suní), negaron el derecho a sus ritos.

La elección del lugar no ha sido fortuita. Solo en esas dos ciudades afganas se da una verdadera coexistencia de comunidades étnicas y religiosas. El paisaje del resto del país se asemeja más un mosaico en el que cada grupo tiene su feudo. La mayoría de los chiíes (apenas un 20% de los 30 millones de afganos) pertenecen a la etnia hazara, aunque también siguen ese rito pequeños porcentajes de tayicos y de uzbecos.

A pesar de ser la tercera comunidad étnica de Afganistán, tras pastunes y tayicos, los hazara han estado históricamente marginados por su confesión. Con frecuencia otros afganos les consideran extranjeros. Sin embargo, más allá de su conversión al chiísmo durante la época del sha Abbas (1589-1629) cuando el país formaba parte del imperio safávida, sus raíces se remontan a tres siglos antes de nuestra era cuando el budismo se extendió por la cordillera del Hindu Kush. De ahí, los Budas Gigantes que adornaban el valle de Bamiyán, donde se concentran, y que fueron destruidos por los puritanos talibanes en marzo de 2001.

Ashura es la principal celebración religiosa de los musulmanes chiíes, una minoría a la que los talibanes (seguidores de una versión intransigente del islam suní), negaron el derecho a sus ritos.

Sin embargo, hoy, los herederos ideológicos de los talibanes que mantuvieron a Afganistán anclado en el Medievo entre 1996 y 2001, se han apresurado a condenar el atentado. “El Emirato Islámico ((como se autodenomina el grupo insurgente)) condena enérgicamente un ataque tan cruel, indiscriminado y anti islámico”, asegura el comunicado enviado a las agencias de noticias. Desde su desalojo del poder, a finales de 2001, los talibanes han centrado sus operaciones en las tropas extranjeras y las fuerzas afganas que cooperan con ellas. A falta de que establezca la responsabilidad de los atentados de hoy, las sospechas giran hacia grupos afines de Pakistán, donde los ataques de suníes contra chiíes son frecuentes.

“Es la primera vez que se produce un acto terrorista de esta horrible naturaleza en una fiesta religiosa tan importante en Afganistán”, ha declarado el presidente afgano, Hamid Karzai, en Bonn, donde asiste a una conferencia sobre el futuro de su país.

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Las palabras de Karzai valen para la última década, durante la que el único ataque significativo contra chiíes se produjo en 2006 en Herat. Sin embargo, el país tiene una larga historia de violencia sectaria. En la memoria de Mazar-i-Sharif aún está fresco el recuerdo de cómo aquellos extremistas suníes se ensañaron contra la población chií cuando tomaron la ciudad en 1998. Su nombre, que literalmente significa el Noble Santuario, hace referencia al mausoleo de cúpulas turquesa que según la tradición alberga unas reliquias de Ali, el yerno del profeta Mahoma y a quien los chiíes consideran su legítimo sucesor.

Precisamente, la festividad de Ashura conmemora el martirio de Husein, el hijo de Ali, en la batalla de Kerbala, en el actual Irak, en el año 680. Con ese motivo, los chiíes de todo el mundo organizan grandes procesiones que les hacen vulnerables a los ataques de los fanáticos suníes que cuestionan su liturgia.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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