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Túnez aprueba una Constitución que da poderes al primer ministro islamista

El médico nacionalista Moncef Marzouki será elegido este lunes presidente de la República

Vista de la Asamblea Constituyente tunecina.
Vista de la Asamblea Constituyente tunecina.EFE

La Asamblea Constituyente de Túnez aprobó, en la madrugada del domingo, una Constitución provisional que otorga amplios poderes al futuro primer ministro, el islamista Hamadi Jebali, del partido Ennahda (Renacimiento) que ganó, a finales de octubre, con más del 40% de los sufragios las primeras elecciones democráticas celebradas en el país.

La mini Carta Magna, de tan solo 26 artículos, fija las modalidades de elección del presidente de la República, del primer ministro y reparte los poderes entre las principales instituciones. También establece la “plena independencia” de la Justicia y crea una institución específica para la organización de las elecciones sin la participación del Ministerio del Interior.

La Constitución provisional fue aprobada por la coalición que conforma la mayoría parlamentaria: los islamistas (89 escaños), el Congreso para la República (izquierda nacionalista, 29 escaños) y Ettakatol (socialista, 20 escaños). Expirará cuando, dentro de aproximadamente un año, la asamblea haya redactado una Constitución definitiva.

El artículo que establece las atribuciones del jefe del Gobierno fue el que suscitó el debate más intenso. Una parte de la oposición se negó a participar en su votación porque instauraba, según el diputado Nejib Chebbi, “una nueva dictadura” tras la de Ben Ali derrocado en enero pasado.

El islamista Habib Kheder, que presidió la comisión encargada de redactar la mini Constitución, resumió en una frase su contenido: “Es la presidencia del Gobierno y no la presidencia de la República la que estará en el centro del poder”. Nombrado por el jefe del Estado en el seno del partido que ostenta la mayoría, el primer ministro ejercerá el poder ejecutivo y presidirá el Consejo de Ministros.

El primer ministro creará además, y suprimirá, los ministerios, determinará sus prerrogativas y competencias, podrá modificar las instituciones y nombrará a sus titulares y a los altos funcionarios civiles en colaboración con los ministros afectados. Al presidente le corresponderá, sin embargo, designar a los oficiales de las Fuerzas Armadas y al Mufti (la más alta autoridad religiosa) concertándose con el jefe del Gobierno.

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El presidente de la República será elegido el lunes por la asamblea. La coalición parlamentaria impondrá a su candidato Moncef Marzouki, de 66 años, líder del partido Coalición para la República. Médico formado en la Universidad de Estrasburgo, Marzouki empezó su oposición al régimen en 1980 al adherirse a la Liga Tunecina de Derechos Humanos. Ha escrito 16 libros en francés y árabe dedicados, entre otros temas, a la ética en medicina y a los derechos humanos.

Al margen de la polémica sobre los poderes del primer ministro los requisitos para ser elegido jefe del Estado también han desatado protestas. Los candidatos a ese puesto deben tener al menos 35 años, ser musulmanes, tunecinos y de padres tunecinos.

Algo más de un millón de tunecinos, el 10% de la población del país, residen en el extranjero, sobre todo en Francia, y un buen número posee ya la nacionalidad del país de acogida. No pueden por tanto aspirar a presentarse nunca a la presidencia algo que les convierte en “ciudadanos de segunda categoría”, se lamenta Tarek Ben Hiba, que encabeza una de las principales asociaciones de emigrantes.

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