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El Papa pide el fin del derramamiento de sangre en Siria

Llama a la participación en la “construcción del bien común” en los países de la 'primavera árabe'

El Papa saluda a los congregados en la Plaza de San Pedro.
El Papa saluda a los congregados en la Plaza de San Pedro.FRANCESCO SFORZA (AFP)

El Papa Benedicto XVI ha denunciado hoy, en su tradicional mensaje urbi et orbi, que ya “se ha derramado demasiada sangre” en Siria, por lo que ha llamado al “fin de la violencia” en el país, envuelto en un levantamiento prodemocrático duramente reprimido por el régimen de Bachar al Asad. En este sentido, ha pedido a “todos los integrantes” de las sociedades inmersas en la llamada primavera árabe que trabajen con “renovado vigor” por el “bien común”.

En su mensaje navideño ante miles de fieles en la Basílica de San Pedro, el Papa, como es habitual, se ha detenido especialmente a la situación en Oriente Próximo. Además de pedir el fin de la violencia en Siria, ha reiterado un llamamiento al diálogo entre israelíes y palestinos, estancado desde hace años pese a los intentos por sacarlo de la vía muerta.

En el año en que numerosos países árabes se han sacudido o lo intentan los yugos de sus dictadores -Libia, Egipto, Túnez, Yemen…- el Papa ha pedido “a todos los integrantes de la sociedad” de los países árabes que participen “con vigor renovado” en la “edificación del bien común”. No ha hecho alusión a la posible amenaza para los cristianos de esos países que pueda suponer el ascenso y, en su caso, llegada al poder de los movimientos islamistas.

Sí se ha referido el Vaticano –no el Papa en su mensaje- en concreto a los ataques sufridos hoy por la comunidad cristiana de Nigeria, donde han estallado artefactos explosivos en varias iglesias, matando a más de una veintena de personas. Ha dicho Benedicto XVI que esos atentados son fruto de un “odio ciego y absurdo”.

Finalmente, el Pontífice se ha referido a la dramática situación humanitaria del Cuerno de África, azotado por la sequía, el hambre y la guerra. Ante este drama, el Papa ha lanzado una llamada a la “solidaridad” de la comunidad internacional con las poblaciones de la zona, especialmente los refugiados, “puestos a prueba en su dignidad” por el hambre y la violencia. Pide para ellos la “ayuda divina”, además de la de la comunidad internacional.

“Quiera el Señor socorrer a la Humanidad herida por los numerosos conflictos que aún hoy ensangrientan el planeta”, ha señalado Benedicto XVI mencionando las inundaciones en Tailandia y Filipinas, para cuyos habitantes ha pedido "consuelo". Ha pedido que se afiancen "las perspectivas de diálogo" en Birmania y se mantenga "la estabilidad política en los países de la región africana de los Grandes Lagos".

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