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ENRIQUE BARÓN | Expresidente del Parlamento Europeo

“La actitud de Reino Unido es muy grave”

La salida a la crisis pasa por el empeño de los Veintisiete en seguir construyendo la 'casa común europea'

El expresidente del Parlamento Europeo Enrique Barón.
El expresidente del Parlamento Europeo Enrique Barón.ÁLVARO GARCÍA

Presidente del Parlamento Europeo (PE) entre 1989 y 1992, Enrique Barón, de 66 años, es uno de los políticos españoles que mejor conoce la Eurocámara en la que ha tenido escaño durante casi un cuarto de siglo (1986-2009). "Más que la crisis, seguir construyendo esta casa europea que tenemos a medias”, es la gran preocupación del exministro socialista de Transportes (1982-1985), que ahora imparte sus conocimientos de Europa en la cátedra Jean Monnet de la Universidad de Castilla La Mancha.

Pregunta. La crisis de Europa ha erosionado la imagen de los políticos que se perciben como bastante cobardes…

Respuesta. Al final de la guerra fría, los responsables políticos europeos llegaron a acuerdos, como el Tratado de Maastricht, en circunstancias muy complejas porque se trataba de superar la Segunda Guerra Mundial. Ahora ya no se trata de empezar de cero sino de acabar lo que estamos haciendo y es cierto que se ha perdido mucho tiempo porque cada uno ha hecho lo que interesaba en su casa. A esto se suma la pérdida de peso de las instituciones europeas y sobre todo de la Comisión, que es un órgano muy importante porque tiene el monopolio de la iniciativa.

P. Pero también los europarlamentarios en lugar de luchar por Europa pierden el tiempo en evitar que sus partidos les saquen de las listas

No estamos al borde del desastre. Hay que tener voluntad para seguir construyendo la casa europea"

R. Cuando se examina el resultado de las votaciones nominales en el PE, la disciplina de grupo supera el 80%. Es un porcentaje mayor que en el Congreso de EE UU, por tanto, puede que haya algunos casos particulares pero se hace política europea. Los grupos se organizan por afinidades ideológicas y no por pertenencias nacionales o territoriales.

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P. Pero, ¿por qué el ciudadano ha perdido la confianza en el PE?

R. En cuanto a conocimiento y confianza, los eurobarómetros colocan al Europarlamento por delante de la Comisión y del Consejo. Pero es una institución nueva y la ciudadanía necesita educación sobre el trabajo del PE, además los medios de comunicación prefieren contar las protestas callejeras en lugar de las propuestas que presentan los eurodiputados.

P. ¿Qué defensa han hecho de los eurobonos?

R. El PE se pronunció hace tiempo a favor de los eurobonos y está estudiando otras fórmulas propuestas por el llamado Comité de Sabios alemanes, como la que implica al Banco Europeo de Inversión (BEI) –cuyos recursos doblan a los del Banco Mundial-, no solo para emitir bonos por hasta el 60% de la deuda sino también para financiar los planes de infraestructuras digitales y terrestres propuestos para Europa 2020, con los que además se trataría de incentivar la economía.

P. ¿Cómo se genera confianza para esto?

Tal vez debemos caminar hacia que el presidente de la Comisión sea elegido por sufragio universal"

R. Creyendo en nosotros mismos. No estamos al borde del desastre. Hay que tener voluntad para seguir construyendo la casa, como cuando se creó la Comunidad Europea.

P. ¿Necesitamos reforzar la democracia europea?

R. Claro, el Consejo lo forman Gobiernos nacionales elegidos por sus nacionales. Una de mis últimas propuestas fue que debía haber un candidato socialdemócrata para la Comisión. Entonces no tuve éxito pero ya lo ha adoptado el grupo socialdemócrata del PE y tal vez debemos caminar hacia que el presidente de la Comisión sea elegido por sufragio universal.

P. ¿Los Parlamentos nacionales juegan algún papel en el PE?

R. Desde 2009 tienen la posibilidad de revisar todas las normas del PE cuando comienzan a elaborarse y, si un tercio de los Parlamentos nacionales consideran que una norma perjudica a sus intereses, puede retirarse el proyecto.

P. ¿Y son muchas esas normas europeas?

R. Rigen más de la mitad del trabajo de nuestros diputados. Son muy importantes, por eso no creo que estemos al borde del abismo, el problema es que nadie se molesta en saber lo que ya hemos hecho.

P. Entonces ¿qué es lo que está pasando?

R. El tema europeo es ante todo ver como salimos todos juntos del problema y ni los responsables políticos actuales, ni la opinión pública, solo preocupada por los suyo, parecen dar la talla. Tenemos que evitar por una parte el repliegue egoísta y por otra, el riesgo moral que, como la fábula de la cigarra y la hormiga, interfiere en la vida europea con una actitud suicida.

Europa se construye a 27 velocidades, cada Estado tiene la suya"

P. ¿Quiere decir que hay Estados que trabajan y Estados que cantan?

R. Sí, pero hay que buscar salidas y no culpas porque lo que estamos haciendo es nuevo en la Historia. Jamás antes Estados que se habían pasado el tiempo guerreando entre ellos habían decidido poner su destino en común; antes, para evitar nuevas guerras y ahora, para hacer frente a la globalización.

P. ¿Qué echa en falta?

R. Propuestas activas y actitudes europeístas como la que tuvo España en la década de los 80 cuando ingresó en la Unión.

P. ¿Qué opina de la actitud de Reino Unido?

R. Sin querer entrar en el euro, la City trabaja en euros, pero Cameron quiere que no se le apliquen las normas para salvar el euro, como el control de los fondos de riesgos o los impuestos sobre las transacciones financieras. Juega a exigir exenciones. Es un problema muy grave.

P. ¿El problema es que con 17 en el euro y 10 fuera, Europa se construye ya a dos velocidades?

R. No, porque esa teoría de la doble velocidad es excluyente y no se excluye a nadie. Hay 17 que se echaron para adelante y ya tienen el euro, pero todos pueden tenerlo. Europa se construye a 27 velocidades, cada Estado tiene la suya. Se trata de que todos se empeñen en construir la casa común.

P. ¿Es posible salirse del euro?

R. No está previsto porque sería la hecatombe para cualquiera de los países que lo hiciera, incluso para Alemania que vería como se duplica el valor de su moneda y se hunden sus exportaciones.

P. ¿El euro no fue un paso en falso?

R. No, para avanzar hay que tomar riesgos. Sabíamos, yo entonces era presidente del PE, que ni Italia ni Bélgica reunían las condiciones exigidas, porque su deuda superaba el 100% del PIB cuando se había puesto un límite del 60%, pero nos arriesgamos -el problema fue que después Berlusconi no la redujo sino que la aumentó-. Entonces, en plena reunificación alemana se pensó que había que dar un paso adelante y yo creo que se hizo bien, aunque no se hizo lo suficiente. El euro funcionó y en época de bonanza funcionó bien, pero ahora estamos a punto de morir de éxito.

P. ¿Nadie previó los problemas?

R. Creo que ha faltado mucho impulso político. Hay una responsabilidad muy grande en la primera Comisión Barroso de pérdida de peso.

P. Entonces ¿por qué el Europarlamento no presentó una moción de censura contra Barroso?

R. Podría haberse hecho pero su nombramiento formaba parte de los equilibrios europeos.

 

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