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Los ministros islamistas de Marruecos dan ejemplo de austeridad

La prensa critica al unísono la demagogia barata del nuevo Gobierno

Abdelilá Benkirán, el nuevo primer ministro de Marruecos.
Abdelilá Benkirán, el nuevo primer ministro de Marruecos.ZACARÍAS GARCÍA (EFE)

Ser ministro no significa acaparar riquezas ni colocar a sus familiares sino estar a la escucha y al servicio del ciudadano, apoyar a los que están en situación más precaria. Este fue, en substancia, el discurso moralizador que el jefe del Gobierno de Marruecos, el islamista Abdelilá Benkiran, hizo a los miembros de su gabinete el pasado jueves con motivo de su primera reunión.

Desde que fueron nombrados los once ministros del Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD, islamista moderado) predican con el ejemplo suscitando un primer debate en Marruecos entre unos pocos que admiran su sobriedad y los que, mucho más numerosos, denuncian su demagogia barata.

El propio Benkiran rechazó, el viernes, rezar en la mezquita en el lugar reservado para las autoridades, arrodillándose en una mullida alfombra. Se empeñó en hacerlo en una fina estera. Se topó después con los licenciados en paro, que reclaman en la calle al Estado puestos de trabajo, y les dio su número de móvil. Habrá que ver si descuelga. Anunció, por último, que seguirá viviendo en su casa y no en la residencia oficial, como si esto supusiera un ahorro. El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, le invitó a visitarle en Ankara.

Varios ministros, empezando por el titular de Justicia, Mustafá Ramid, han anunciado por su parte que solo utilizarán los coches oficiales para desplazamientos oficiales y todos los demás los harán en sus vehículos particulares o en transporte público. Mustafá el Khelfi, ministro de Comunicación y portavoz del Gobierno, acude en tren a su departamento. Abdelaziz Rebbah, titular de Fomento, anuncia, por su parte, una subida de los sueldos de las limpiadoras de su ministerio.

Varios ministros han anunciado que se desplazarán en transporte particular o público, pero ninguno contempla bajarse el sueldo

Ninguno de ellos tiene, sin embargo, la intención de rebajarse el sueldo. Benkiran gana al mes 100.000 dirhams (9.016 euros), más que su homólogo español, Mariano Rajoy (6.515 euros brutos), pero menos que el francés, François Fillon (20.000 euros). El sueldo de los ministros marroquíes asciende a 70.000 dirhams (6.313 euros), superior también al de los españoles (5.748 euros).

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Los miembros del Ejecutivo marroquí disponen además de una partida vestimentaria de 120.000 dirhams (10.820 euros) para adquirir ropa adecuada con su cargo, pueden alquilar una casa en la capital hasta un tope mensual de 25.000 dirhams (2.254 euros) y las dietas para su desplazamientos se elevan a 2.500 dirhams al día (225 euros) si viajan por Marruecos y 4.500 dirhams (405 euros) si lo hacen por el extranjero.

Con este comportamiento austero los islamistas tratan de marcar diferencias con los demás miembros del Gobierno de coalición, aquellos pertenecientes a partidos políticos de la coalición (nacionalistas del Istiqlal, berberistas del Movimiento Popular y excomunistas del PPS) o los cinco nombrados, en la práctica, por el rey Mohamed VI: los titulares de Asuntos Religiosos, Defensa yel secretario general del Gobierno así como los ministros adjuntos de Interior y de Exteriores.

“La monarquía no ha renunciado a sus ministros de soberanía [designados por el soberano] y a sus ministros adjuntos que actúan como vigilantes y han sido cuidadosamente colocados en puestos clave”, señalaba, el sábado, el editorial del semanario Tel Quel de Casablanca. “El PJD tiene que enfrentarse a un Gobierno en la sombra”, titulaba en portada el diario independiente “Akhbar al Yaoum”.

Ni la prensa independiente ni la más oficialista aprecian la aparente sobriedad de los ministros islamistas. Todos ellos “han demostrado tener talentos de artista nada despreciables, que distraen un poco a la opinión pública, pero que en el fondo no sirven para nada”, escribe el rotativo Al Ahdat al Maghrebia.

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