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JOSÉ MARIANO BELTRAME | Secretario de Seguridad de Río de Janeiro

"No estamos preparando Río solamente para los turistas"

El secretario de Seguridad de la ciudad más turística de Brasil ha conseguido rebajar la cifra de homicidios en las favelas en un 70% desde 2008

José Mariano Beltrame secretario de Seguridad Pública de Río de Janeiro.
José Mariano Beltrame secretario de Seguridad Pública de Río de Janeiro.ANALDER LOPES

Pocos pueden presumir de haberse ganado la admiración y la simpatía de su peor enemigo. Es el caso del Secretario de Seguridad Pública de Río de Janeiro, José Mariano Beltrame (Santa Maria, Rio Grande do Sul, 1957), responsable del histórico proceso de pacificación que viven las favelas de la ciudad más turística de Brasil. “Es uno de los tipos más inteligentes que he visto en mi vida. Si hubiera más como él otro gallo cantaría”, admitió semanas antes de su detención Francisco Bonfim Lopes, Nem, el que fuera el narcotraficante más codiciado por la policía carioca, el amo y señor de la favela Rocinha, la ratonera humana donde más de 100.000 almas acataban su ley y su ideario, a caballo entre las sombrías normas de la mafia y la leyenda de Robin Hood. Las palabras de Nem lo dicen todo.

“No, no está todo bien. Queda mucho trabajo por hacer en esta ciudad”, responde Beltrame, sin alardes ni triunfalismos, a la primera pregunta accidental del reportero (“¿Todo bien, secretario?”). Antes de llegar a la cúpula de la seguridad de Río, una de las ciudades mas complejas del mundo cuando se habla de violencia y criminalidad, Beltrame creció profesionalmente en las filas de la Policía Federal brasileña, la única que aún conserva inmaculada la confianza de los ciudadanos. Quizá por ello huye como gato escaldado de la política, y no se deja arrastrar por la euforia general que recorre Río ante la caída vertiginosa de la criminalidad. La experiencia le dice que en esta ciudad los éxitos de hoy pueden convertirse en los fracasos de mañana.

Desde la implantación de la primera Unidad de Policía Pacificadora (UPP) en las favelas cariocas en 2008 los homicidios han caído un 70%, según datos del Instituto de Seguridad Pública de Río. Es decir, tres muertos menos al día. “Yo diría que la UPP no es la solución, sino el inicio de la solución. Una situación creada durante los últimos 50 años nosotros no la vamos a deshacer en ocho o 10 años”, apunta Beltrame, pesimista. El auténtico problema no es la inseguridad, añade, sino la enorme desigualdad generada por la expansión descontrolada de las favelas. “Ésta es una ciudad partida”, sintetiza, tomándole prestado el término al periodista y escritor Zuenir Ventura.

Una situación creada hace 50 años no la vamos a resolver en ocho o 10"

A Beltrame le han llovido las críticas por haber establecido una hoja de ruta en la que las zonas más ricas y turísticas de la ciudad se han beneficiado en primer lugar de la nueva estrategia de pacificación. “La persona que se sienta en esta silla tiene que establecer prioridades. Nosotros hemos comenzado por algunas áreas de la zona sur y ahora vamos hacia la zona norte. Estamos actuando por bloques, porque de otra manera esto no serviría de nada”, se justifica.

Pero entonces, ¿por qué primero la zona sur y no la norte? “Tenemos un plan para establecer UPP en 40 complejos de favelas hasta 2014. Podríamos haber comenzado por la zona norte u oeste, pero en este caso nos dirían que estamos actuando solo para los pobres. Le recuerdo que con tres UPP que hemos implantado en la zona norte y oeste hemos beneficiado a un nómero de habitantes mayor que el de la zona sur. El hecho de que la zona sur sea un punto turístico en absoluto ha sido determinante en nuestra decisión. No estamos preparando esta ciudad para los turistas, sino para los habitantes de Río”.

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Otra crítica recurrente a la gestión de Beltrame se centra en las escasas detenciones en este proceso de ocupación de favelas, cuyos narcos a menudo huyen para buscar refugio en otros suburbios más alejados. “Sólo los líderes consiguen huir y a través de trabajos de inteligencia sabemos adonde van. El narcotráfico ha sufrido un duro golpe porque por primera vez ha perdido su territorio. Antes deteníamos personas y se incautaban armas y droga, pero el puerto seguro siempre permanecía en el mismo lugar. Ahora los líderes pueden huir, pero quedan desorientados y vulnerables cuando pierden su territorio. Recuerde que a Nem lo detuvimos en el maletero de un coche”.

¿Y sobre la indiscutible corrupción de la policía carioca? “Es un problema antiguo y serio, que ha contado con la tolerancia de la sociedad. Pero el narcotráfico no solo ha corrompido a la policía, sino también a personas públicas”.

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