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Las protestas en Rumania fuerzan la destitución del ministro de Exteriores

Teodor Baconschi atacó en su 'blog' personal a los manifestantes

Protesta el domingo en Bucarest para exigir elecciones anticipadas.
Protesta el domingo en Bucarest para exigir elecciones anticipadas.ROBERT GHEMENT (EFE)

Las revueltas antigubernamentales en Rumania, que están agitando las principales ciudades del país balcánico desde el 12 de enero, se han cobrado este lunes su primera víctima: Teodor Baconschi, ministro de Asuntos Exteriores y figura apreciada del presidente Traian Basescu.

Las diatribas de Baconschi hacia los manifestantes publicadas el pasado 15 de enero en su blog personal han obligado al primer ministro, Emil Boc, a anunciar su destitución mientras se dirigía a los parlamentarios en un pleno extraordinario, solicitado por la coalición Unión Social Liberal (USL), compuesta por el Partido Nacional Liberal y el Partido Social Demócrata.

“Lamento los abusos y errores verbales de algunos colegas hacia los manifestantes y presento mis disculpas públicamente por estas afirmaciones. He tomado la decisión de despedir a Baconschi”, ha indicado Boc.

Baconschi, que ha conocido la noticia por teléfono ya que se encontraba en Bruselas en un Consejo de ministros de Exteriores, había acusado a la oposición de estar detrás de las protestas callejeras.

“Ahora es evidente para todos los rumanos de bien que ha empezado una confrontación a vida y muerte entre las fuerzas del pasado y el proyecto de una nueva Rumania”, había afirmado el ministro de Exteriores, quien había precisado que “la elección la llevará a cabo la Rumania virtuosa y trabajadora y no la de los suburbios violentos y manipulados, como la rebelión de los mineros [en 1990 y 1991] apoyada por los herederos de la Securitate [la temible policía política del régimen]”.

Baconschi intentó suavizar el lenguaje al señalar que las manifestaciones pacíficas y autorizadas son un derecho democrático y constitucional y que, en plena crisis económica, existen las mismas acciones públicas en casi todas las capitales europeas.

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“No vamos a resolver estos problemas en la calle sino en el Parlamento y en las medidas del Gobierno, en la reactivación de la economía, en el equilibrio macroeconómico y en la estimulación de la inversión privada”, señaló Baconschi.

Las protestas, que exigen la dimisión de Basescu y las elecciones generales anticipadas, entraron en su segunda semana, secundadas por unas diez mil personas en toda Rumania, pero inéditas en un país donde la gente tiende a permanecer en casa en lugar de luchar por sus derechos.

El epicentro de las movilizaciones sigue siendo la Piata Universitatii de Bucarest, kilómetro 0, donde se inició la revolución de 1989, que terminó por derrocar el régimen estalinista de Nicolae Ceausescu. Profesores, médicos, estudiantes, jubilados e intelectuales, entre otros muchos, conforman los indignados rumanos, que rechazan las medidas de austeridad impuestas por el Gobierno: reducción de un 25% del salario de los funcionarios, subida del IVA del 19 al 24%, la baja calidad de vida, sin olvidar la alta corrupción y la arrogancia de la clase política entera.

Además, Estados Unidos aconsejó a las autoridades rumanas y a los manifestantes que se alejaran de cualquier forma de violencia y recomienda al Ejecutivo que consulte al Parlamento y la población.

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