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Videojuegos para cambiar el rumbo

El Fondo Social Europeo financia un valioso proyecto en uno de los rincones ingleses que sufrió los disturbios del verano de 2011

En una habitación con las paredes cubiertas de storyboards para juegos de ordenador, un grupo de unos 30 adolescentes se apiña alrededor de varias pantallas. Algunos están probando nuevas ideas, otros aprenden técnicas de programación y diseño. Todos proceden de comunidades desfavorecidas del oeste de las Midlands, una región en el centro de Inglaterra. Ninguno estaría aquí si no fuera por la Unión Europea.

Encontrar a británicos que canten las alabanzas de la UE puede ser difícil. Pero no en la Learnplay Foundation, que obtiene la gran mayoría de su dinero del Fondo Social Europeo. “No creo que nuestra fundación pudiera seguir existiendo si no tuviéramos esa fuente de financiación”, dice Ro Hands, de 40 años, Directora General de la Fundación.

La Learnplay Foundation es una visionaria empresa social con sede en la ciudad postindustrial de West Bromwich, un rincón de las Midlands occidentales que sufrió los disturbios del pasado verano. Fundada en 2007, su objetivo declarado es “cambiar las vidas de las personas mediante el uso de tecnologías relacionadas con el juego”, lo cual implica aprovechar la ubicuidad actual de los videojuegos, poner a jóvenes desfavorecidos en contacto con las técnicas en las que se basan y, de esa forma, despertar sus impulsos creativos, con el fin de alterar el rumbo de sus vidas.

“Toda nuestra razón de ser es trabajar con personas de las comunidades más desfavorecidas”, dice Hands. “Les ofrecemos oportunidades: de empleo, de aprendizaje, una educación reconocida, experiencia laboral... vías para hacer cosas creativas y cargadas de contenido que les den la sensación de estar haciendo algo real y tangible”. La Fundación se enorgullece de trabajar con los llamados NEET -una palabra formada por las siglas que corresponden en inglés a los jóvenes que ni estudian ni trabajan ni están en prácticas, y que designa ya desde hace mucho el fracaso social británico- para volver a ponerles en contacto con el sistema educativo y el mercado de trabajo.

Para algunos jóvenes locales, eso consiste en trabajar en la sede de la Fundación, donde aprenden, entre otras cosas, técnicas de programación y diseño, al tiempo que absorben otras enseñanzas mucho más generales; entre otras cosas, aprenden a valorar la planificación y el trabajo en equipo y aumentan su autoestima. "Yo vivía prácticamente en la calle; me detuvieron un par de veces", me cuenta uno de los beneficiarios de Learnplay. "Pero este sitio me ha dado una perspectiva creativa de adónde puedo llegar con el diseño y los juegos".

La Fundación organiza también programas de acercamiento a la comunidad, en concreto en comunidades con profundos problemas sociales. "No se puede amonestar con el dedo y decir ‘Muy mal, no hagas eso’; muchas personas que tienen relación con las armas y con las bandas piensan que estas son su familia, su mecanismo de protección", dice Hands. "Pero nosotros conseguimos que se impliquen en proyectos creativos.Y esa vía creativa les ayuda a echar un vistazo a sus vidas y al hecho de que tienen talento y habilidades y, con la guía adecuada, pueden encontrar nuevas oportunidades".

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La labor de la Fundación tiene dos facetas: conseguir que los adolescentes se interesen por crear y desarrollar juegos, pero también difundir ese trabajo al mundo exterior y fijarse otros objetivos. Los juegos desarrollados por los pupilos de la Fundación se utilizan en asociación con escuelas primarias para mejorar el nivel de alfabetización y los conocimientos de aritmética.

Los jubilados utilizan unas aplicaciones diseñadas para mitigar los efectos de la demencia. Y en los últimos tiempos, la policía y los servicios sociales han experimentado con unos programas minuciosamente elaborados para trabajar con víctimas del tráfico de personas y malos tratos infantiles, como medio de iniciarconversaciones que pueden sacar a relucir pruebas cruciales.

Como es inevitable, todo eso exige dinero, lo cual nos lleva a una pregunta especialmente interesante: ¿qué parte de los ingresos de la Fundación procede del Fondo Social Europeo?

"En estos momentos, alrededor del 85%", dice Hands. "Todos conocemos la situación política actual; todos sabemos que el Gobierno ha limitado mucho el dinero destinado a los jóvenes. Así que, si ellos no nos dan dinero, tenemos que buscarlo en otro lugar. Se acaba sabiendo qué hay que hacer".

Como es natural, la explosión actual de euroescepticismo en Gran Bretaña les preocupa no poco a sus colegas y a ella. "La gente toma los elementos más llamativos de la Unión Europea y escribe sobre cosas como el tamaño y la forma delos plátanos, y eso es de lo que se entera el público", dice. "Y eso es completamente ridículo, por supuesto. Pero no hay nadie que diga: ‘Olvidémonos de eso, pensemos en todas las demás cosas que hace Europa por los Estados miembros, el dinero que se canaliza y las cosas que se pueden hacer’. Para nosotros, es muy sencillo: hemos trabajado con 5.000 NEET en el último año y no hemos tenido ni un solo abandono".

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