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Las amistades peligrosas de Bruni

En pleno año electoral un escándalo de corrupción salpica al Elíseo

Carla Bruni-Sarkozy, Michel Kazatchkine (director ejecutivo del Fondo para combatir el SIDA, la tuberculosis y la malaria) y Julien Civange.
Carla Bruni-Sarkozy, Michel Kazatchkine (director ejecutivo del Fondo para combatir el SIDA, la tuberculosis y la malaria) y Julien Civange.Philippe Wojazer (Reuters)

Esta es la historia de un Zelig que se instaló hace cuatro años en el Elíseo y que, como el personaje-camaleón de Woody Allen, logró confundirse con el paisaje hasta hacerse casi invisible. Desde 2009, Julien Civange tuvo despacho propio en palacio, secretaria, técnico informático y coche oficial; entraba sin llamar en las habitaciones de Nicolas Sarkozy y Carla Bruni, y viajó con la comitiva presidencial a la India, Estados Unidos, Túnez y México. Pero, increíblemente, nadie pareció reparar en él.

Ahora, Zelig ha sido descubierto y acapara todas las miradas. Fue el líder de la banda de rock La Place, que llegó a ser telonera de los Rolling Stones, tiene 42 años y el pelo gris, es productor musical, compositor y empresario. Pero sobre todo es, o al menos lo era hasta hace muy poco, el asesor áulico y el mayor protegido de la primera dama francesa, Carla Bruni.

Según cuenta un espléndido reportaje de Le Monde publicado el viernes, Julien Civange solía pasear solo por París hasta el alba y hacía gala un alma “imaginativa y poco dada a las facturas y los papeles”. Hoy el consejero bohemio ha dejado de frecuentar el lujoso chalé de la rue Faubourg Saint Honoré.

La causa, no aclarada oficialmente, son las recientes revelaciones sobre el Fondo Mundial contra el sida, la tuberculosis y la malaria, un organismo de la ONU del que Carla Bruni es embajadora para las madres y los hijos con sida.

El periodista Frederic Martel destapó el asunto en la revista Marianne hace unas semanas. Su exclusiva contaba que el fondo había inyectado sin concurso público dos millones de euros a varias empresas cercanas a la Fundación Carla Bruni-Sarkozy, para sufragar la campaña Born HIV free (Nacer sin virus de inmunodeficiencia humana, VIH), gran operación mediática destinada a alertar sobre el contagio del virus de madres a hijos.

Al negar la implicación de la fundación, el propio fondo aclaró que “solamente” pagó 580.886 euros a Julien Civange por su contribución a la campaña. Enseguida, el diario digital Mediapart descubrió que el fondo había dado también 132.756 euros a una empresa llamada Fabrique du Net para concebir una parte del sitio web de la Fundación Carla Bruni-Sarkozy. Y Le Monde revela ahora que el gerente de esta empresa es Jérôme Blouin, el hombre que trabajaba en el Elíseo con Civange.

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Una portavoz de Carla Bruni ha desmentido que Civange recibiera dinero de la ONU y del Elíseo a la vez, y ha aclarado que “su trabajo para la campaña Nacer sin VIH no tenía intención comercial”. Según el reportaje, Civange creó justo antes del lanzamiento de la campaña una pequeña red de empresas no sometidas a control público, detalle no baladí cuando faltan menos de tres meses para las presidenciales de abril y mayo en las que Sarkozy se juega su reelección.

El caso ha tomado además vuelo internacional porque la máxima autoridad del fondo médico de la ONU, el profesor francés Michel Kazatchkine, a la sazón promovido por Sarkozy, ha anunciado esta semana que abandonará el puesto de director ejecutivo. Según Martel, la renuncia se ha precipitado por deseo de Estados Unidos y guarda relación con el caso Civange. El Fondo lo desmiente.

Bruni fue captada para la noble causa de la lucha antisida por Kazatchkine semanas después de su boda con Sarkozy. El embajador consideró que la primera dama sería una emisaria popular, eficaz y creíble. Su querido hermano Virginio falleció a causa del virus, según decidió contar públicamente ella misma.

En marzo de 2009, Bruni abrió de par en par las puertas de la residencia estatal a Civange. El músico fue testigo de su boda, aunque no firmó, y fue uno de los pocos que presenció la pedida de mano. “Rescatado” de la anterior vida de la cantante, o como dice el diario Le Monde, “vestigio de sus años jet-set y jet-lag”, la primera dama se lo presentó a los asesores de su marido diciendo: “Es un chico excepcional, un poeta, un genio. ¿Sabéis que ha enviado su música a la luna?” En efecto, Civange mandó hace unos años a Titán, satélite de Saturno, varias canciones suyas con la sonda europea Huygens.

En mayo de 2010, Nacer Sin VIH se presentó en París con Bruni, Kazatchkine y Civange. Este aportó el logotipo, los videoclips y el diseño web, montó conciertos previa renuncia de los autores a sus derechos, y citó a mecenas en el Hotel de Marigny, donde solía alojarse el derrocado presidente libio Gadafi. Ahora, Zelig y sus amigos están en un buen apuro.

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