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HUGO MARTÍNEZ \ Ministro de Exteriores de El Salvador

"No es posible una estrategia aislada contra el narco"

El titular de la diplomacia salvadoreña resta importancia a la militarización de la lucha contra el tráfico de drogas en varios países de Centroamérica

Hugo Martínez, en su intervención la Casa de América.
Hugo Martínez, en su intervención la Casa de América.Manuel H. de León (EFE)

Hace dos décadas que los acuerdos de paz de Chapultepec consiguieron terminar con la guerra civil salvadoreña (1980-1992), una sangrienta docena de años que se cobró más de 75.000 muertos y al menos 12.000 desaparecidos. Pero la violencia sigue aquejando al país más pequeño de Centroamérica. En la región, una de las más peligrosas del mundo, se registran 33 asesinatos por cada 100.000 habitantes. En El Salvador la cifra se eleva hasta 71 por cada 100.000. El promedio mundial es de ocho por cada 100. El 62% de los salvadoreños opina que la situación del país es “igual” o “peor” que hace 20 años, según un estudio de la Universidad Centroamericana de San Salvador. No obstante, el ministro de Exteriores salvadoreño, Hugo Martínez, destaca que el fin de la guerra consiguió “una estabilidad política” que permite formar “una estrategia regional”.

La violencia ha llevado a Mauricio Funes, que en 2009 se convirtió en el primer presidente del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) desde el fin de la guerra, a nombrar a dos militares retirados al frente de los cuerpos policiales. Una estrategia criticada porque, supuestamente, viola los acuerdos de paz. Pero el presidente, que se ha justificado diciendo que los nuevos cargos están retirados del Ejército, repite los pasos seguidos por México, que en 2006 comenzó una ofensiva militar contra el crimen organizado, y recientemente Guatemala, que el 16 de enero anunció su intención de enviar los soldados a las calles con el mismo objetivo. Martínez, que participó en Madrid en la Tribuna Iberoamericana organizada por Efe y la Casa de América, asegura que la decisión responde a que “la lucha contra el crimen organizado es un asunto que requiere una respuesta coordinada e internacional. No puede ser una estrategia aislada”.

Pregunta. El presidente Funes ha pedido perdón a las víctimas de la masacre del Mozote (1981). ¿Ayudan estos gestos a la reconciliación?

Respuesta. Sí, pero para ser más detallado, el presidente Funes ya había pedido perdón a todas las víctimas. Ahora ha sido por esta masacre, donde murieron 1.000 personas, la mitad de ellas menores de edad. [Funes] ya ha planteado una serie de medidas de reparación moral y material para las víctimas, pero también ha llamado la atención a la sociedad salvadoreña sobre cómo puede contribuir a esa reconciliación. El presidente no nombró a ningún partido político en general, sino que ha hecho un llamamiento general a toda la sociedad civil y a sus instituciones.

P. La tasa de homicidios de El Salvador es una de las más altas del mundo. El año pasado murieron más de 4.000 personas. El Gobierno de Funes ha nombrado a militares retirados al frente a la policía, y algunos comentan que eso contradice los acuerdos de paz. ¿Cómo justifica la decisión?

R. Primero tengo que decir que esto no es una competencia sobre cuál es la región más peligrosa del mundo, pero sí debemos de aceptar que Centroamérica tiene una amenaza muy grande, que es el crimen organizado. La estrategia para combatirlo no es problema exclusivo de un país. Toda la violencia que se articula alrededor del narcotráfico no es problema solamente de los países productores ni de los países en tránsito, sino de los países consumidores. En ese contexto, es muy importante subrayar la responsabilidad que hemos asumido las naciones del istmo centroamericano para plantearnos una estrategia conjunta.

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P. ¿Hay buena coordinación en la región?

R. Claro que sí. No solo existe una buena coordinación. El presidente Funes ha liderado más de 22 proyectos de cooperación internacional en gestión, y ocho de ellos comenzarán este año. Nos coordinamos con otros Gobiernos dentro y fuera del continente, de países como España, que nos están ayudando en el combate al crimen y al narcotráfico en esas zonas.

P. ¿Y considera que los países consumidores están haciendo lo suficiente?

R. Eh… Sería mejor preguntárselo a los representantes de esos países. Me corresponde a mí solamente hablar en nombre de El Salvador.

P. ¿Y cuál sería la mejor forma de luchar contra el narcotráfico?

R. Necesitamos una estrategia internacional y coordinamos una estrategia regional con todos esos componentes. Por poner un ejemplo, hemos gestionado patrullajes conjuntos en las zonas limítrofes del país; tenemos con Guatemala un mecanismo donde nuestra policía se puede acercar a la frontera; también estamos trabajando para compartir labores de inteligencia para investigar el lavado de dinero.

P. Hay quien opina que el aumento de inseguridad en la región e incluso la militarización de las fuerzas públicas, como ha ocurrido en México y Guatemala, podría propiciar la intrusión de agentes extranjeros en la región. En concreto, recuerdan la experiencia de los años setenta y de los elementos de inteligencia de Estados Unidos, que operaban en la zona. ¿Esos miedos están fundados?

R. Yo no estoy aquí para hacer una polémica, respeto las opiniones aunque no los comparta, pero creo que lo más importante es analizar el impacto de avances como los acuerdos de paz en contraste con el pasado. En el caso de El Salvador, ha habido una refundación de las instituciones del país, de las fuerzas armadas, de la policía, de los sectores académicos y de la sociedad civil. Un análisis de la situación sin tomar en cuenta los cambios que ha traído el acuerdo de paz para El Salvador y la actual fortaleza de sus instituciones sería un análisis limitado.

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