_
_
_
_
_

La campaña francesa de 'Merkozy' empieza haciendo agua

Duras críticas en Alemania y Francia a la ruptura de la neutralidad de la canciller Los sondeos amplían la ventaja del socialista Hollande sobre el presidente

Merkel y Sarkozy, en la entrevista conjunta del lunes.
Merkel y Sarkozy, en la entrevista conjunta del lunes.Reuters

"Angela Merkel, jefa de prensa de Sarkozy”, titula Libération. “Primera intromisión de un canciller alemán en la política interna de un país vecino”, afirma Der Spiegel, “un evento nunca visto en la historia de la Bundesrepublik”. El apoyo incondicional de la canciller alemana a Nicolas Sarkozy en plena campaña por las presidenciales francesas de abril y mayo, con consejo de ministros bilateral y entrevista conjunta televisada en horario de máxima audiencia incluidos, ha sido recibido con una lluvia de críticas en las dos orillas del Rin.

Los socialistas franceses han revelado que Merkel, contra lo que hizo hace cinco años con la candidata socialista Ségolène Royal, se ha negado a recibir al aspirante socialista François Hollande antes de las elecciones. Anoche, en televisión, con Sarkozy al lado, la canciller no se atrevió a dar por consumado el desaire y se limitó a decir que la decisión “no ha sido tomada todavía”.

Jean-Marc Ayrault, uno de los consejeros más cercanos de Hollande, ha explicado este martes que él mismo ha solicitado a Berlín el encuentro con Merkel, y que siguen esperando una respuesta. Ayrault, germanófilo y profesor de Derecho alemán, ha acusado a Sarkozy de “intentar instrumentalizar la relación francoalemana” para intentar superar su “debilidad”, y ha calificado la relación entre París y Berlín como “no equilibrada”.

Merkel justificó la toma de partido en televisión diciendo que en Europa hay elecciones “todo el tiempo” y que es normal que apoye a Sarkozy porque ambos son “de la misma familia política”. Y Sarkozy trató de defenderse de las imputaciones de subordinación afirmando que “admira” a Angela Merkel, que es su “amigo”, que su apoyo le llena de “orgullo” y que la única alternativa a la convergencia es el “conflicto”: una forma de insinuar que, si pierde las elecciones, los socialistas podrían provocar un desencuentro con Berlín y, por qué no, una nueva guerra entre los dos países.

Merkel y Sarkozy repitieron al dedillo el ideario común, tratando de ponerse el traje de salvadores de Europa pese a que ayer se hizo otra vez palpable que en dos años no han sido capaces de resolver el problema griego que ha llevado el euro al borde del precipicio.

Le Figaro, diario cercano al Elíseo, cuenta este martes que Sarkozy tratará de explotar su talla de estadista internacional como baza electoral y que uno de los eslóganes elegidos por el todavía no candidato oficial será “Francia no está sola en el mundo”.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Se trata de hablar del futuro y no del pasado, cosa razonable porque el balance económico del quinquenio es malo, y ayer se vio empeorado con el dato de que el déficit comercial ha vuelto a batir un nuevo récord. Sarkozy volcará tanto su proyecto de reformas tardías (o póstumas, como ironiza la oposición) como su campaña electoral en la necesidad de converger y acercarse a Alemania.

Algunos diputados y ministros de la UMP han dado a entender que Merkozy tienen ya preparado un diseño común para los próximos meses: primero vencer las presidenciales francesas, y luego seguir liderando Europa hasta 2013, cuando se celebrarán las elecciones alemanas y Sarkozy devolverá el favor a Merkel, como ya hizo en los comicios de 2009.

Un analista de Le Monde ha resumido así la batalla electoral francesa: “Dos contra uno, Merkzoy contra Hollande”. Pero está por ver si los dos líderes conservadores no salen escaldados del inédito ensayo, y cómo asumirán los franceses una colaboración estelar y persistente de la canciller. Mientras los guiñoles de Canal+ satirizan mostrando a Merkel entrando con los tanques en París, Sarkozy intenta minimizar y matizar y afirma que “inspirarse en Alemania no quiere decir copiar su política”.

Los últimos sondeos indican que la ventaja del socialista François Hollande sobre Sarkozy se mantiene en torno a los siete u ocho puntos, y que el candidato socialista viaja hacia la victoria cómodamente instalado en un 35% de intención de voto para el primer turno, el 22 de abril. Hay un 47% de indecisos, y esa es la esperanza de Merkozy. Pero las casas de encuestas recuerdan que el nivel de indecisos era muy semejante en 2002 y 2007 a estas alturas de campaña, y que eso no cambió el resultado final.

Otro dato a favor de Sarkozy es que este no ha comenzado, en teoría, su campaña ni ha declarado todavía su candidatura, intentando hacer ver que es incompatible con la urgente gobernación que el país requiere. El número dos de Hollande, Pierre Moscovici, ha pedido hoy al presidente que salga de “esa hipocresía” y deje de hacer campaña “refugiándose en el estatuto presidencial, porque es el secreto de Polichinela”.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_