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Washington no quiere que el recorte del déficit obstaculice la recuperación

La propuesta pide autorización para gastar 3,8 billones de dólares en el año fiscal que comienza el 1 de octubre

Barack Obama habla de los presupuestos para 2013 durante una visita a Annandale, en Virginia.
Barack Obama habla de los presupuestos para 2013 durante una visita a Annandale, en Virginia.WIN MCNAMEE (AFP)

Sin pausa, pero sin prisa. Así podría resumirse el objetivo central de la propuesta de presupuesto elaborada por la Casa Blanca para el ejercicio 2013. La idea es seguir recortando el déficit público para contener la escalada de la deuda, pero sin ir demasiado rápido con la criba, para no poner un obstáculo a una recuperación económica que sigue mostrándose anémica en EE UU.

La Administración Obama utiliza el presupuesto como un vehículo para estimular la economía, a la vez que plantea elevar la recaudación concentrando el alza de impuestos en las rentas más altas. Los últimos datos confirman que EE UU evita un escenario de recesión. Pero a diferencia de Europa, en Washington consideran que la austeridad puede ser contraproducente.

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La propuesta que circula por los despachos del Capitolio pide autorización para gastar 3,8 billones de dólares entre el 1 de octubre de este año y el 30 de septiembre de 2013. A cambio, proyecta que el déficit se reducirá de 1,33 billones previstos para el ejercicio en curso hasta 901.000 millones. Eso, comparado con el tamaño de la economía, equivale reducirlo del 8,5% al 5,5% del PIB.

La degradación de las cuentas públicas es, junto a la depresión en el mercado de la vivienda y la alta tasa de paro, el principal reto al que se enfrenta la mayor potencia económica del mundo, que sigue con preocupación la crisis de la deuda soberana en Europa. El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, ya urgió la semana pasada a los legisladores que hagan algo.

La proyección es que el déficit supere la marca de los 600.000 millones de dólares anuales durante la próxima década, salvo en 2018, cuando rondará los 575.000 dólares. Es peor de lo que dijo Obama en septiembre. La deuda neta, entretanto, ascenderá a 18,7 billones en 2021, equivalente al 76,5% del PIB. Números que serán estudiados por las agencias de calificación.

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El demócrata llegará así al final de su primer mandato con un déficit anual cercano al billón de dólares en todos sus años de presidente. Y con los números que presenta ahora, incumplirá la promesa que hizo en 2009 de reducirlo a la mitad para esa fecha. Lo cierto es que el ritmo de expansión no es suficiente ni para hacer frente al problema del paro ni al del déficit.

De hecho, Goldman Sachs se preguntaba esta mañana dónde está el crecimiento que se necesita EE UU para hacer frente a estos dos retos. “Necesitamos hacer todo lo posible en nuestro poder para mantener la recuperación en curso”, dijo el presidente Obama al presentar la filosofía del presupuesto. Bernanke comparte que no es el momento de ser agresivo con los recortes.

Pero el jefe de la autoridad monetaria insiste desde hace tiempo que eso no es excusa para que la Casa Blanca y el Congreso no se pongan de acuerdo en definir un plan creíble de reducción del gasto público. El ritmo con el que crece la deuda, reiteró Bernanke, es “insostenible”. Y eso no solo puede llegar a generar desconfianza, además deja sin munición para hacer frente a otra crisis.

Al igual que las previsiones de crecimiento publicadas hace tres semanas por la Fed, en su propuesta de presupuesto la Casa Blanca presenta un panorama económico más cauto por la amenaza de la crisis europea. Aún así, la previsión es que la economía crezca cerca del 3% entre 2012 y 2013, y que llegue al 4% a final de 2014. El paro no bajará del 8% hasta 2014 y del 6% hasta 2017.

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