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EL DESAFÍO IRANÍ

Irán estrena su propio combustible y añade 3.000 centrifugadoras

Mahmud Ahmadineyad anuncia que ya cuentan con 9.000 centrifugadoras La capacidad de Irán de enriquecer uranio se triplica

Ángeles Espinosa
El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, en una sala de control mientras se cargan barras de combustible nuclear en el reactor de investigación en Teherán. (Imagen de la televisión estatal)
El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, en una sala de control mientras se cargan barras de combustible nuclear en el reactor de investigación en Teherán. (Imagen de la televisión estatal)REUTERS TV (REUTERS)

Irán ha anunciado a bombo y platillo que ha completado el ciclo nuclear con la instalación de barras de combustible de manufactura local en su reactor de investigación. La televisión estatal difundió el momento en que los técnicos introducían la primera de esas barras en el reactor ante un visiblemente orgulloso presidente, Mahmud Ahmadineyad. Ese gesto de desafío a la comunidad internacional era parte de una coreografía destinada a reforzar su posición ante la necesidad cada vez más acuciante de buscar una salida negociada al embrollo nuclear.

No fue el único. El jefe de la Organización de la Energía Atómica de Irán, Fereydún Abasí Davaní, ha informado poco después de la instalación de una cascada de 3.000 nuevas centrifugadoras, “tres veces más potentes” que las anteriores, en la planta de Natanz. Esos aparatos sirven para enriquecer el uranio, el polémico proceso que hace sospechar de las intenciones del programa nuclear iraní porque sirve tanto para fabricar el combustible de las centrales nucleares (al 3,5%), como el material fisible de las bombas atómicas (al 95%).

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“Es una respuesta a todos los sabotajes de los occidentales”, declaró Davaní. El mensaje que las autoridades iraníes quieren transmitir es que las crecientes sanciones internacionales no logran frenar sus avances técnicos. Sin embargo, resulta significativo que justo al mismo tiempo, Teherán haya respondido a la invitación de la alta representante de la Política Exterior Europea, Catherine Ashton, para reanudar las conversaciones nucleares.

“Sería la vía más adecuada para extender la cooperación entre las dos partes”, ha escrito el jefe negociador iraní, Said Yalilí, según la agencia oficial Irna. La oficina de Ashton, que hizo esa propuesta el pasado octubre en nombre del G-6, confirmó haber recibido por la mañana una carta de Yalilí, aunque no reveló su contenido. El G-6 está formado por EE UU, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania.

Resulta difícil evaluar el significado de estos mensajes contradictorios. Desde que se malograra el preacuerdo alcanzado en octubre de 2009 en Ginebra por el propio Yalilí y el entonces negociador europeo Javier Solana, las divisiones políticas internas bloquean cualquier avance. En aquel momento, las seis grandes potencias aceptaron ayudar a Teherán a enriquecer hasta el 20% el uranio necesario para su reactor de investigación, lo que significaba la admisión implícita por parte de EEUU del derecho de Irán a ese proceso. Sin embargo, la fractura del régimen tras la polémica reelección de Ahmadineyad cuatro meses antes, frustró el pacto.

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La nueva reunión de Yalilí ya con Ashton en enero del año pasado no logró ningún avance. Al contrario, los nuevos informes del Organismo Internacional de la Energía Atómica solo han reforzado las sospechas de que el programa nuclear iraní oculta intenciones bélicas y ha dado argumentos a EE UU para convencer a la UE y otros aliados de la necesidad de intensificar las sanciones contra la República Islámica. Está por ver que el daño que están causándole las medidas financieras vaya a traducirse en una renuncia al empeño nuclear.

Los dirigentes iraníes se muestran divididos sobre cómo hacerles frente. Se ha puesto en evidencia con el anuncio, enseguida desmentido, de una inminente suspensión del abastecimiento de petróleo a varios países europeos, entre ellos España. Dado el estricto control que el régimen mantiene sobre los medios de comunicación, resulta improbable que la estatal PressTV cometiera un error cuando informó de que Irán “interrumpía sus exportaciones de petróleo a seis países de la Unión Europea”.

A raíz de que la UE anunciara que se sumaba al embargo propuesto por EE UU y a partir de julio dejaba de comprar crudo a Irán, los sectores más radicales del régimen han propuesto que se les dejara de vender sin esperar a esa fecha. No está claro si la información de PressTV fue un globo sonda o una zancadilla a Ahmadineyad de sus rivales conservadores. En efecto, los embajadores de Francia, Italia, España, Grecia, Portugal y Holanda habían sido convocados, pero de lo que se trataba es de buscar vías para el pago de los pedidos pendientes ante los problemas que Teherán encuentra para operar a los mercados financieros.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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