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El SPD busca rentabilizar la elección de Gauck como presidente alemán

Los socialdemócratas no han designado todavía candidato para los comicios de 2013

Joachim Gauch, Angela Merkel y el líder de la Unión Cristianosocial, Horst Seehofer, el domingo en Berlín.
Joachim Gauch, Angela Merkel y el líder de la Unión Cristianosocial, Horst Seehofer, el domingo en Berlín.BRITTA PEDERSEN (EFE)

Todo eran sonrisas en la noche del domingo, cuando la canciller Angela Merkel anunció que Joachim Gauck será el candidato de consenso para la presidencia de Alemania. Sentado entre la democristiana Merkel (CDU) y el líder socialdemócrata Sigmar Gabriel (SPD), el independiente Gauck se reconocía “aún más confuso que alegre” por la designación. Gabriel también podía estar satisfecho: la fumata blanca que salió de la Cancillería a las 9:17 de la noche era un triunfo táctico de la oposición frente a Merkel, que incluso vio peligrar la continuidad de su coalición de centro-derecha con los liberales del FDP. Los socios de Merkel se enrocaron el domingo por la mañana en el apoyo al candidato Gauck, con el que SPD y Verdes habían fracasado en la votación presidencial de 2010. La puntual alianza de FDP, SPD y Los Verdes para imponer a Gauck pese al abierto rechazo de Merkel fue un golpe para los democristianos, que este lunes se lamían las heridas mientras el primer partido de la oposición se planteaba cómo sacarle réditos a la victoria.

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“La elección de Gauck beneficiará al SPD a corto y medio plazo”, evalúa Carsten Koschmieder, politólogo del instituto berlinés Otto Suhr. Uno de los retos de los socialdemócratas antes de las generales de 2013 es alejar el fantasma de una nueva Gran Coalición. La CDU y su líder Angela Merkel encabeza todos los sondeos de intención de voto, pero sus socios del FDP no superan el 5% necesario para continuar en el Parlamento. Así las cosas, el pacto de Gobierno más obvio reeditaría hoy la alianza entre los dos grandes partidos que ya dio el Gobierno a Merkel entre 2005 y 2009. La victoria del fin de semana les permite sacudirse su imagen de subordinados. El SPD no ha designado un candidato para 2013, pero recientemente ha anunciado que perseguirá una campaña de ideas y evitará un duelo personal con la canciller.

Pese a que podría sugerir falta de audacia, el experto en partidos Gero Neugebauer considera que la estrategia “no es del todo equivocada”. A fin de cuentas, “la mayoría de los votantes eligen al partido que creen que resolverá mejor sus problemas”. Además, la popularidad de Merkel desaconseja una carrera personalista. Tras haber impuesto a Gauck contra los intereses de Merkel junto a Los Verdes y el FDP, el Partido Socialdemócrata tiene hasta fin de año para dirimir quién será su candidato electoral. El presidente del SPD, Sigmar Gabriel, el jefe parlamentario, Frank-Walter Steinmeier, y el exministro de Hacienda Peer Steinbrück han establecido un triunvirato de transición hasta que uno de los tres asuma el liderazgo. Sigmar Gabriel podrá apuntarse ahora la victoria táctica y propagandística de este fin de semana. El principal promotor de Gauck en el SPD obtiene así una ligera ventaja sobre los otros dos líderes de su partido.

Yendo más lejos, el veterano socialdemócrata y profesor emérito de la universidad de Göttingen Peter Lösche dice que el episodio de este fin de semana “permite imaginar la posibilidad de un posible tripartito” entre SPD, FDP y Los Verdes en 2013. El liberal FDP fue hasta hace 20 años el único partido bisagra de Alemania, que ponía o quitaba Gobiernos a la derecha y a la izquierda. Durante los 11 años en la oposición previos de su éxito electoral de 2009, el FDP se comprometió con la CDU hasta quedarse sin alternativa a la izquierda. El abrazo del oso al que les ha sometido Merkel en lo que va de legislatura contribuyó a la profunda crisis que atraviesan. Del 15% que obtuvo en 2009, el FDP ha pasado a una intención de voto del 3%.

La presidencia federal es un puesto de representación con atribuciones similares a las que la Constitución española reserva al Rey. Eso explica que el SPD apoye a un candidato cuyas posiciones políticas descansan, en palabras del editor del Frankfurter Allgemeine Zeitung, Günther Nonnenmacher, “sobre un fundamento perfectamente conservador”. Gauck tiene a gala no morderse la lengua e ignorar los intereses partidistas. No es de esperar que traspase los límites de su mandato y se inmiscuya en la actividad política diaria, pero tampoco que acepte sin rechistar todas las decisiones que tome Merkel. El poder del presidente está, sobre todo, en la palabra. En su ejercicio, Gauck podrá serles tan incómodo a los partidos de la derecha como a los de la izquierda. Es el candidato de consenso de CDU, SPD, Los Verdes y el FDP: es imposible que satisfaga a los cuatro partidos a vez, así que el éxito del SPD y el FDP es habérselo impuesto a Merkel.

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