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Una niña, entre los cuatro cuerpos hallados en el 'Costa Concordia'

Ya son 21 las víctimas y 11 los desaparecidos por el naufragio del crucero ocurrido la noche del 13 de enero

El crucero Costa Concordia.
El crucero Costa Concordia.Pier Paolo Cito (AP)

Uno de los cuatro cuerpos sin vida encontrados en la parte sumergida del Costa Concordia, el crucero que naufragó la noche del 13 de enero frente a la isla toscana de Giglio, es el de Dayana, una niña de cinco años que se había embarcado unas horas antes junto a su padre, Williams Arlotti, y su actual compañera, Michela Marroncelli, la única de los tres que consiguió ponerse a salvo. Dayana y su padre, que estaba celebrando el éxito de un doble transplante de riñón, se quedaron en el barco con un solo chaleco salvavidas. Las víctimas del accidente se elevan ya a 21 personas –entre ellas el español Guillermo Gual—y aún son 11 los desaparecidos.

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Durante los días posteriores al naufragio, la madre de Dayana compareció ante los medios de comunicación italianos arrastrando la esperanza de que tal vez su hija se encontrara viva en el interior de un camarote, o quizás en un hospital o acogida por alguna familia. Susy Albertini animaba a los rescatadores: “Seguid buscando a mi niña, no lo dejéis, traédmela. Es una niña muy alegre. El jueves por la mañana la acompañé al colegio, estaba alegre como siempre. Se preparó la maleta ella sola. Metió los vestidos más bonitos para irse de vacaciones. Le pido a todo el que haya visto cualquier cosa que lo diga para ayudar a encontrarla”. La familia procedía de Rímini (Emilia-Romaña, norte de Italia) y embarcó en el Concordia en el puerto de Civitavecchia (a unos 80 kilómetros de Roma) solo unas horas antes del accidente, que se produjo después de que el capitán, Francesco Schettino, ejecutara una maniobra de acercamiento a la isla de Giglio. El buque impactó con un escollo y se fue finalmente a pique. El pasado día 17, después de más de un mes de búsqueda inútil y acuciados por el mal tiempo, buzos y bomberos dieron por inútil seguir escudriñando el buque y se centraron en las tareas de extracción del combustible. Según contó el jefe de Protección Civil, Franco Gabrielli, a todos les embargó una gran tristeza unida a la determinación de seguir, dentro de lo posible, supervisando los restos del gran gigante malogrado. No querían abandonar a las víctimas, pero sobre todo no querían abandonar a Dayana. En una de esas incursiones avistaron los cuatro cuerpos, en una de las partes del Costa Concordia que permanecen sumergidas. Ahora queda la difícil —y peligrosa— labor de llevarlos a tierra para darles sepultura.

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