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PRIMARIAS REPUBLICANAS

Los candidatos republicanos pelean por la joya política de Ohio

Romney espera confirmarse en este Estado como el candidato inevitable

Mitt Romney y su esposa Ann, en un desayuno en Snellville.
Mitt Romney y su esposa Ann, en un desayuno en Snellville.ERIK S. LESSER (EFE)

“Lo que hace Ohio, lo repite la nación”. Ese dicho, una vieja máxima política, se escucha hoy, repetido hasta la saciedad, en los mítines de los candidatos republicanos, que participan estos días en actos electorales en este Estado, desde el noreste, en Cleveland, al suroeste, en Cincinnati. Aunque son 10 los Estados que celebran primarias mañana, en una de las citas más importantes del calendario electoral, los aspirantes a la nominación han convertido a Ohio en un preciado trofeo, indispensable no solo para acumular delegados, sino para lograr la condición de favoritos.

Ni siquiera es Ohio el Estado que más delegados otorgará, 66, en los comicios del llamado supermartes. Es Georgia, que repartirá 76. Este último Estado, sin embargo, es un bastión del expresidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, que fue congresista por él entre 1979 y 1999. Habrá también elecciones en Estados sureños favorables a Rick Santorum, como Tennessee y Oklahoma, y en otros que el favorito en la contienda, Mitt Romney, ganará con facilidad, según los sondeos, como Massachusetts (donde fue Gobernador) o Virginia.

Pero desde que se celebraran las primarias de Michigan y Arizona, el pasado martes, los dos principales candidatos, Romney y Santorum, no han escatimado tiempo y dinero en este Estado, Ohio, al que los medios locales se refieren estos días como “la joya de la corona” de las elecciones. Las cifras son elocuentes. En menos de una semana, Romney ha tomado parte en ocho mítines aquí. Santorum, en seis. En términos económicos, la distancia entre ambos se torna en abismo, con ventaja de Romney pero sin garantías de victoria para él.

Romney y un grupo político asociado a él han desembolsado hasta la fecha 3,5 millones de dólares en publicidad en este Estado. Cuadruplican en inversión a Santorum y sus grupos afines, que han gastado una cantidad tampoco desdeñable: 924.000 dólares. El gasto total en anuncios de los candidatos en todos los Estados del supermartes asciende a 10 millones de dólares. Ohio se lleva el 45% de esas inversiones.

El dinero está ayudando a Romney, a tenor de los sondeos. Los últimos reflejan un empate técnico entre él y Santorum. En el que ayer publicó la cadena de televisión NBC y Marist College, Santorum obtuvo un 34% de las papeletas, frente al 32% de Romney, con un margen de error del 3,4%. Hace sólo una semana, Santorum tenía una ventaja de más de siete puntos.

Aquí en Ohio, Romney vuelve a verse en una situación similar a la de las primarias de Michigan, la semana pasada. Parecía jugarse la nominación allí. A pesar de haber nacido en aquel Estado, en el que su padre había sido Gobernador, tenía desventaja en las encuestas. Finalmente, con mucho gasto y un ritmo frenético de mítines, logró ganar por 3,2 puntos y un sólo delegado de diferencia, una magra ventaja.

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Ahora, Romney espera que Ohio le confirme ya como el candidato inevitable, para el que las 31 primarias restantes deberían consistir en una acumulación de delegados relativamente fácil de cara a la Convención Nacional Republicana de agosto en Tampa, en la que un candidato necesitará 1.144 delegados para obtener la nominación. Hasta la fecha, Romney atesora 173; y Santorum, 74, según el recuento de Real Clear Politics.

Romney repite, en sus mítines aquí, el mismo guión exacto de sus mítines en Michigan, sin cambiar una palabra: duras críticas a Barack Obama y su gestión de la economía; dardos envenenados contra sus contrincantes republicanos, a los que critica por haber formado parte de la maquinaria de poder en Washington, y profesiones de amor a su patria, para disipar las dudas sobre si es un conservador de verdad o no. “Necesitamos una América fuerte, armada. No sólo para ganar guerras, sino para disuadir a los que piensen en atacarnos”, dijo en un discurso en Cincinnati.

La importancia de Ohio es eminentemente simbólica. Es, junto a Florida, uno de los más prominentes swing states, Estados no comprometidos con un partido u otro, y que suelen ser decisivos a la hora de declarar ganadores en elecciones presidenciales. Desde 1964, cuando ganó Lyndon B. Johnson, Ohio vota indefectiblemente por el candidato ganador en esos comicios. Desde 1972, además, elige siempre al candidato republicano que acaba logrando la nominación.

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