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Hollande choca con las puertas de Europa

Berlín, Roma, Londres y Madrid niegan que haya un pacto contra el favorito a las presidenciales francesas Nicolas Sarkozy también lo desmiente e ironiza: “Su problema es que viaja poco”

François Hollande visita una planta tecnológica cerca de Nancy.
François Hollande visita una planta tecnológica cerca de Nancy.FRED DUFOUR (AFP)

¿Ha surgido en Europa un frente conservador contra François Hollande, el gran favorito para ganar las presidenciales francesas de abril y mayo? Los Gobiernos de Angela Merkel, Mariano Rajoy, Mario Monti y David Cameron aseguran que no, y han desmentido este lunes la información del semanario alemán Der Spiegel, según la cual los líderes de Berlín, Londres, Roma y Madrid han sellado un pacto secreto para hacer el vacío y no recibir al candidato socialista al Elíseo.

Nicolas Sarkozy ha dicho hoy con una gota de sarcasmo que no ha hablado “jamás de Hollande” con sus homólogos europeos, y ha descartado cualquier pacto en ese sentido diciendo que “el problema” de su rival es que “viaja poco”. Los socialistas franceses confirman que tanto la canciller Merkel como el premier británico, David Cameron, se han negado a recibir a Hollande aunque este les solicitó expresamente una entrevista.

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Después de que Hollande dijera el domingo que no le había sorprendido nada la información de Der Spiegel (poco antes de que Berlín la desmintiera), el consejero diplomático del aspirante socialista, Pascal Brice, explica que se toman “con mucha calma” un posible boicot de los líderes conservadores. Sobre el presidente español Mariano Rajoy, los socialistas señalan que Hollande no le ha pedido una reunión “simplemente porque no planea viajar a España antes de las elecciones”.

Brice recuerda que un emisario de Hollande -el presidente del Senado, Jean-Michel Bel-, se entrevistó el pasado 16 de febrero en Madrid con dos altos cargos populares, el ministro de Exteriores español, José Manuel García-Margallo, y su homólogo, Pío García Escudero. Hollande viajó a España poco antes de las elecciones del 20 de noviembre, pero entonces solo se vio con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero.

Rajoy quizá ignoraba esta mañana esa reunión de García-Margallo con Bel, porque al ser preguntado por el asunto ha contestado que se había enterado del supuesto pacto “por los periódicos”, y ha añadido: “Hollande no ha pedido verme y no creo que tenga mayor interés”.

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El presidente español ha expresado su apoyo a Sarkozy y ha negado haberse comprometido a no recibir a su rival: “Todo el mundo sabe quién quiero yo que gane las elecciones, entre otras cosas porque militamos en el mismo partido. Y eso de que yo haya dicho que no voy a recibir al señor Hollande no es verdad, puedo asegurarle que a mí no se me ocurre esto [rechazar una reunión con Hollande]".

Desde Roma, una fuente oficial del Gobierno italiano ha definido la información del semanario alemán como “completamente fantasiosa y privada de sentido” y ha agregado con humor que Mario Monti “se cuida mucho de mezclarse en la política italiana y más todavía en la de otros países”. Es posible que las conversaciones entre los líderes conservadores europeos tuvieran lugar durante la reunión del Partido Popular Europeo, sugiere la nota de Roma, que concluye: “Monti no pertenece a ningún partido y no participa en esas reuniones”.

Los socialistas franceses tampoco creen que Monti haya participado en un acuerdo de ese tipo, y señalan que cuando viajaron a Roma en diciembre no les fue posible ver al primer ministro porque estaba ultimando las negociaciones de los presupuestos.

Mientras tanto, el principal sospechoso de haber alentado la hipotética entente anti-Hollande, Nicolas Sarkozy, ha intentado ironizar. “¿Ustedes creen que los dirigentes no tienen otra cosa que hacer que andar haciendo pactos o cosas así? ¿Creen que nos sentamos en una mesa y decimos ‘ah, tú eres socialista y contigo no trabajo, o tú eres de derechas y no trabajo contigo’? El problema de Hollande”, ha añadido, “no es que haya un pacto contra él, sino que ha viajado poco, y por tanto no se da cuenta de que estamos en un mundo abierto, donde las personas y las cosas pueden circular”.

Intentando girar a su favor la ruleta, el presidente candidato ha añadido: “Cuando se viaja poco y no se ve lo que hacen los demás, es mucho más difícil analizar los problemas y comprender otras realidades”.

Revisar el pacto fiscal

Pese a la cascada de desmentidos, la información de Der Spiegel pone el dedo sobre una herida real: la canciller Angela Merkel teme que una posible victoria de Hollande suponga reabrir el melón del pacto fiscal aprobado el día 2 por 25 de los 27 socios de la UE.

El candidato socialista ha afirmado varias veces que, en caso de llegar al Elíseo, intentará convencer a sus homólogos europeos en la primera cumbre disponible (finales de mayo) para añadir algunas mejoras rápidas al acuerdo de austeridad: medidas para estimular el crecimiento, el empleo, la solidaridad y una mayor coordinación política. Este fin de semana, Hollande volvió a citar además los eurobonos, una palabra que Merkel desaprueba especialmente.

Al mismo tiempo, la canciller va a necesitar tacto y suerte para aprobar el tratado en casa, pues la cláusula que concede al tribunal de justicia de la UE la potestad de castigar a los países que no cumplan los objetivos de déficit debe ser aprobada por dos tercios del Parlamento. Es decir, Merkel necesitará los votos del SPD, los socialdemócratas alemanes, para sacar adelante el texto.

Aunque no pone en cuestión lo acordado, “Hollande cree que es necesario profundizar en el debate de fondo porque el crecimiento es hoy un tema fundamental para muchos países, especialmente para España”, dice Pascal Brice, que fue cónsul en Barcelona. En todo caso, concluye, “si Hollande gana, trabajará con todos los jefes de Gobierno sin el menor problema y con todo respeto”.

El viernes, Hollande tiene previsto viajar a Varsovia. A día de hoy sus consejeros todavía no saben si le recibirá o no el primer ministro, Donald Tusk. Además, el candidato, que sigue encabezando los sondeos por una distancia de entre tres y siete puntos, ha cancelado su previsto viaje a Estados Unidos. Por “problemas de agenda”, explican los socialistas, el presidente Barack Obama tampoco podrá recibirle.

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