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Crisis diplomática por la muerte de dos indios a manos de marinos italianos

Roma reclama la entrega de dos militares detenidos en Kerala por matar a dos pescadores

Mario Monti tiene un problema. Otro más. El Gobierno de India se niega en redondo a entregar a Italia a los dos marinos que, el pasado 15 de febrero, dispararon y mataron a dos pescadores indios a los que, al parecer, confundieron con piratas. Los hechos ocurrieron frente a las costas de Cochín, en el estado suroccidental indio de Kerala. Los militares italianos Massimiliano Latorre y Salvatore Girone desarrollaban labores de escolta a bordo del carguero Enrica Leixe cuando abrieron fuego contra una barca de pescadores. El Ejecutivo de Monti sostiene que el incidente se produjo en aguas internacionales, mientras que las autoridades indias –que procedieron a la detención inmediata de los militares— aseguran que fue en su jurisdicción y, por tanto, reclaman para sí el derecho a juzgarlos. Tras conocerse que un juez de Kollam –a 150 kilómetros de Cochín-- ha dispuesto que los militares permanezcan encarcelados dos semanas más, Roma ha llamado a consultas al embajador indio.

Toda Italia está con vosotros. A vuestro lado. Lo hemos estado hasta ahora y lo continuaremos estando… Giampaolo di Paola, ministro italiano de Defensa

El ministro italiano de Defensa, Giampaolo di Paola, se ha puesto en contacto telefónico con los militares y les ha dicho: “Toda Italia está con vosotros. A vuestro lado. Lo hemos estado hasta ahora y lo continuaremos estando…”. La situación, al margen de las palabras de apoyo y de la presión diplomática, es bien complicada. Para empezar, los hechos principales de la historia –a excepción del lugar exacto donde se produjeron— están claros. Los militares italianos efectuaron los disparos. Y quienes murieron no eran aguerridos piratas sino dos pescadores a bordo de una precaria embarcación de bajura. Mal asunto.

Para continuar, y como suele suceder en estos casos, la lógica presión mediática no ayuda precisamente a acercar posturas. El Gobierno de Roma exige al de Nueva Delhi que le entregue a sus hombres, pero el Ejecutivo indio se escuda en la independencia judicial –esa que todo el mundo halaga hasta que deja de convenir—para hacer oídos sordos. El resultado es que Massimiliano Latorre y Salvatore Girone –vestidos de militar y con cara de circunstancias— se disponen a pasar una temporada en la cárcel de Trivandrum, que como han podido comprobar los enviados especiales de la prensa italiana, deja mucho que desear. Por el momento, los dos marines mantienen la esperanza: “Nos tratan bien. Tenemos confianza en el trabajo positivo que están haciendo por nosotros las instituciones”.

El trabajo –al margen del que se desarrolle bajo cuerda—consiste en presionar al Gobierno de la India para que, a su vez, presione a los jueces. Y la presión, por parte del ministro de Exteriores italiano, Giulio Terzi di Sant’Agata, incluye una advertencia: “La preocupación de Italia es que se esté creando un precedente peligroso en un sector tan importante en el combate a la piratería”. El ministro insiste en que la competencia de juzgar a los militares es de Italia, porque son “miembros del Estado operando en el combate a la piratería, bajo bandera italiana y en aguas internacionales”. La queja hace aguas por el costado de los resultados: dos pescadores indios muertos frente a las costas de Kerala.

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