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La oposición a Vladímir Putin reafirma en la calle su lucha por la reforma política

“Toda la maquina del poder trabajaba por un candidato", afirma el ajedrecista Gari Kaspárov

Pilar Bonet
Manifestantes en la calle moscovita de Nuevo Arbat.
Manifestantes en la calle moscovita de Nuevo Arbat.SERGEI KARPUKHIN (REUTERS)

Varios miles de personas (25.000 según los organizadores y 10.000 según la policía) participaron el sábado en Moscú en un mitin autorizado convocado por la oposición en torno a los lemas: “Por unas nuevas elecciones” y “Rusia será libre”. Los oradores, que no consiguieron reunir la cifra de 50.000 participantes para los que habían solicitado permiso, insistieron denunciar los fraudes en los comicios presidenciales del 4 de marzo (que oficialmente han sido ganados por Vladímir Putin por cerca de un 64%) y expresaron su voluntad de continuar la lucha por una amplia reforma política.

El mitin transcurrió sobre la acera de la avenida Nuevo Arbat sin grandes incidencias, si se exceptúa la deserción de un grupo nacionalista defraudado porque su líder no había sido incluido en la lista de oradores. Acabado el evento, Serguéi Udaltsov, el líder del Frente de Izquierdas, fue detenido junto con dos de sus camaradas, cuando, a los gritos de “Putin vete”, “Rusia sin Putin”, se dirigían en un grupo de varias decenas de personas a la Plaza Pushkin para protagonizar una concentración (no autorizada) en ese lugar. La policía practicó también detenciones en las inmediaciones de la estación de Kiev, donde un grupo de nacionalistas intentaron manifestarse.

“Putin no solo es un ladrón, sino también un impostor”, había gritado Udaltsov desde la tribuna de oradores. Y la multitud coreó: “Putin, ladrón”. “¿Por qué demonios no podemos estar en la plaza Pushkin?”, había exclamado Udaltsov, que ha propuesto organizar una marcha de un millón de personas en Moscú “para luchar pacíficamente contra el impostor” antes de que Putin tome posesión como presidente el 7 de mayo. La insistencia de Udaltsov en seguir protestando en la calle después del mitin no era compartida por otros de sus organizadores, quienes, sin embargo, restan importancia a la posición del activista. “Por el momento evitamos el cisma”, dijo Vladímir Rizhkov, uno de los miembros del comité organizador, a la emisora El Eco de Moscú.

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La protesta, la sexta de envergadura tras las elecciones parlamentarias del pasado diciembre, “concluye un ciclo de tres meses”, afirmó Rizhkov, según el cual, “ahora hay que hacer una pausa y analizar qué hacer”. Rizhkov es uno de los líderes de la oposición extraparlamentaria que participa en la comisión de reforma organizada por el presidente saliente Dmitri Medvédev. En trámite en la Duma Estatal (Cámara baja del parlamento) se encuentran cuatro leyes presentadas por Medvédev sobre diversos aspectos de la reforma política (simplificación del trámite de registro de partidos, elecciones de gobernadores y simplificación de los procedimientos para competir en elecciones). Tres de estas leyes han sido aprobadas en primera lectura y la cuarta (el nuevo orden de formación de la Duma) no ha sido debatida aún en el pleno.

Putin no solo es un ladrón, sino también un impostor Serguéi Udaltsov, líder del Frente de Izquierdas
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En el mitin del viernes, Rizhkov consideró que las autoridades rusas actuales son “ilegítimas”. “Han hecho algunas concesiones, pero no están dispuestos a realizar serias reformas ni nuevas elecciones. Continuaremos exigiéndolas”, señaló el político, que en el pasado, siendo presidente de Rusia, Boris Yeltsin, fue vicejefe de la Duma Estatal.

Los observadores, a quienes estaba dedicada la concentración del viernes, relataron con ejemplos concretos los casos de fraude con los que se toparon, en concreto las listas de supuestos trabajadores de la industria de ciclo continuo que permiten votar varias veces y que son muy difíciles de verificar. En Moscú este tipo de fraude es considerado la innovación tecnológica que ha sustituido a la falsificación nocturna de actas electorales. “Hasta que no investiguemos el último fraude, las elecciones no pueden considerarse acabadas”, dijo Grigori Melkoniantz, de la organización de observadores Golos.

“Toda la máquina del poder trabajaba por un candidato y de todas maneras necesitaron fraude para conseguir su fin”, afirmó el ajedrecista Gari Kaspárov. “Debemos formar nuestras propuestas a favor de la reforma rápidamente”, manifestó Xenia Sobchak, la ahijada de Putin, y añadió: “Si no podemos formar nuestras propuestas de reforma, toda esta lucha será en vano”. “El camino será largo y difícil”, afirmó el político Grigori Yavlinski. El sociólogo Dmitri Oreshkin de “Ciudadano observador”, dijo que, a tenor de de los datos recogidos hasta ahora por su organización, Putin había obtenido un resultado real de un 40% en Moscú y menos de un 50% en San Petersburgo. Las dos capitales, dijo, “están en contra de los usurpadores”.

En el mitin hubo caras nuevas, con una labor concreta por delante, por ejemplo, Vera Kirchánova, una estudiante de la facultad de periodismo de Moscú, que ha sido elegida como diputada de un barrio de la capital. “No es tan difícil vencer”, dijo Kirchánova, que se declaró partidaria de la Revolución Naranja. “¿Quién, sino Putin, teme la Revolución Naranja? Por su parte, el periodista Serguéi Parjómenko, pidió trabajar para que el alcalde de la capital vuelva a ser elegido.

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Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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