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Rebelión en el corazón del Rif

Decenas de heridos en enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas del orden en esa región montañosa de Marruecos

El corazón del Rif ardió el pasado fin de semana y las brasas aún no se han apagado. Jóvenes manifestantes de dos localidades Ait Bouayach (17.000 habitantes) e Imzouren (27.000 habitantes) se han enfrentado duramente con las fuerzas del orden. Hay numerosos heridos en ambos bandos.

La agencia de prensa oficial MAP anunció hoy que varios agentes -no precisó su número- gravemente heridos al tratar de detener “actos de vandalismo” habían sido operados en el hospital Mohamed V de Alhucemas y que diez personas fueron detenidas. La agencia no precisa si entre los manifestantes hay heridos. Su número es difícil de calcular porque los jóvenes ligeramente lesionados rehuyen ir a los hospitales por miedo a ser detenidos y optan por refugiarse en las montañas.

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El Rif vive en efervescencia desde hace más de una semana cuando jóvenes parados y militantes del Movimiento 20 de Febrero, que encabeza las manifestaciones en Marruecos desde hace más de un año, empezaron a echarse a la calle para protestar por la falta de empleo y la carestía de la vida, sobre todo por las abultadas facturas de la luz eléctrica.

Dos sucesos dispararon la tensión que alcanzó su cénit el fin de semana. Una marcha pacífica, el miércoles pasado, de Ait Bouayach a Alhucemas no pudo llegar a su destino. El cortejo se dirigió entonces al pueblo de Ajdir, donde tuvo su cuartel general Abdelkrim el Khatabi, el jefe rifeño que luchó contra el colonialismo español. Los jóvenes manifestantes izaron la bandera de la República del Rif sobre la casa Abdelkrim.

Días antes Bachir Benchaib, un conocido activista del 20 de Febrero pero que, según la MAP, estaba en busca y captura, fue detenido a la salida de la mezquita de Ait Bouayach. La población de la ciudad se concentró de inmediato ante el cuartel de la Gendarmería para exigir su liberación. La Asociación Rif Derechos Humanos, que dirige el expreso político Chakib el Khayari, asegura que Benchaib fue secuestrado “por un grupo de desconocidos” de los que se sospecha pertenecen a la policía secreta.

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Desde entonces los cócteles Molotov prendieron fuego a tres vehículos policiales, las mujeres tiraron desde sus ventanas agua hirviendo sobre los antidisturbios, decenas de comercios fueron destrozados por los agentes en busca de manifestantes que se refugiaban en ellos. “En la práctica hay un toque de queda no declarado en la zona y los controles policiales impiden desplazarse por carretera de una localidad a otra”, explica Yassin Errahmouni que dirige la web informativa en español Alhucemas Press.

El masivo despliegue policial y el desplazamiento a la zona del ministro del Interior, Mohand Laenser, se explican por el empeño de las autoridades de que la revuelta no se propague a las ciudades del Rif –en Alhucemas (60.000 habitantes) una manifestación de parados fue disuelta por los antidisturbios- y a otros lugares de Marruecos. En Casablanca hubo el domingo una manifestación pacífica de solidaridad con el Rif.

El rebelión de esos tres grandes pueblos del Rif es el segundo problema de orden público al que de debe enfrentar el Gobierno mayoritariamente islamista formado a principios de enero. En febrero se produjeron graves disturbios en Taza (156.000 habitantes), una ciudad del noreste de Marruecos.

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