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La campaña de Mitt Romney se aferra a las matemáticas

"Matemáticamente, nos acercamos a ese punto en el que será virtualmente imposible que nuestros oponentes tengan suficientes delegados", dice su portavoz

El candidato Mitt Romney durante un discurso en Missouri, que celebra sus primarias este fin de semana.
El candidato Mitt Romney durante un discurso en Missouri, que celebra sus primarias este fin de semana.WHITNEY CURTIS (AFP)

La derrota de Mitt Romney en las primarias de Alabama y Misisipi, donde además quedó relegado al tercer puesto, confirma no ha convencido aún a los votantes más conservadores. Pero el candidato republicano tiene una respuesta para seguir alentando a sus seguidores: las matemáticas.

Los resultados electorales del martes encontraron a Romney en un avión con dirección a Nueva York, donde pasará dos días recaudando dinero para su campaña. "Me alegra saber que seguimos aumentando nuestra suma de delegados de manera importante", dijo el candidato a través de un comunicado a todos sus seguidores. "Con los delegados que hemos obtenido esta noche, estamos aún más cerca de la nominación".

Romney pudo aprovechar la derrota y ese tercer puesto que ninguna encuesta ni experto se atrevieron a vaticinar gracias al sistema de reparto de delegados en Alabama y Misisipi. El exgobernador acumula ya 496 delegados, muy por delante de Rick Santorum, con 236, y de Newt Gingrich, que con apenas dos victorias en estas primarias -en Carolina del Sur y en Georgia- ha sumado 141.

"Matemáticamente, nos acercamos a ese punto en el que será virtualmente imposible que nuestros oponentes tengan suficientes delegados", declaró anoche Eric Ferhnstrom, portavoz de la campaña de Romney, a la cadena de televisión CNN. El candidato suma ya el doble de victorias que Santorum, 18 frente a nueve, pero la sensación de incertidumbre de estas primarias se correspondería más a una diferencia más reducida que a la ventaja de la que presume.

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A pesar de que el exgobernador ya cuenta con más de un tercio de los 1.144 delegados que necesita para garantizar su nominación como candidato del Partido Republicano en las próximas elecciones presidenciales, aunque el final se antoja cada vez más lejos. Los próximos Estados en celebrar primarias serán, en un principio, más favorables a Romney, con una composición demográfica e ideológica similar a aquellos donde ha vencido anteriormente, especialmente Illinois, que repartirá 69 delegados. Aunque si esta campaña de primarias ha demostrado algo en estos dos meses y medio es su impredecibilidad.

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Romney es el candidato que más dinero ha invertido en la campaña hasta ahora. En Alabama y Misisipi, los comités de apoyo al exgobernador, conocidos como SuperPACs, gastaron cinco veces más que Santorum y aún así no pudieron evitar la derrota. La organización de Romney podría estar preparando una estrategia similar en Illinois, que celebrará primarias el día 20 de este mes, y que ya ha sido denominado por los expertos como "el nuevo Michigan" de Romney.

El pasado 28 de febrero el candidato vio como Santorum casi se hace con la victoria en el que es su Estado natal, un factor que podía haber contribuido a aumentar su diferencia con el resto de aspirantes, pero Romney apenas venció por una diferencia del 4% de los votos. El reparto de delegados, además, acabó perjudicándole, superando solo por dos a su rival inmediato. Según varios medios locales, el exgobernador intentaría evitar una nueva derrota con la compra de espacios publicitarios en televisiones y radios de todo el Estado por un valor de más de tres millones de dólares.

La campaña de Romney, que ve desmoronarse su condición de favorito conforme avanzan las primarias, se apoya ahora en las matemáticas. Pero siempre hay otra forma de leer los números. En el caso de Alabama y Misisipi, donde Romney quedó en tercer puesto, Gingrich y Santorum se repartieron el 60% de los votos. La retirada de uno de ellos podría perjudicar en un futuro a Romney, y también habría cambiado los resultados de las últimas primarias: Santorum habría ganado en Ohio -quedó segundo por una diferencia de menos del 1% de los votos- y hubiera comprometido las victorias de Romney en Michigan, Wyoming y Alaska, reduciendo su suma de delegados hasta los 280.

De haberse cumplido esta posibilidad, estaríamos hablando ahora mismo de un empate entre ambos candidatos, un argumento que las campañas de Santorum y Gingrich ya enfatizan para destruir la imagen de candidato indiscutible que Romney vestía desde comienzos de enero.

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