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Unidad en la calle, división política

La firmeza ciudadana ante los ataques contrasta con las disputas electorales

Nicolas Sarkozy guarda un minuto de silencio en una escuela de París.
Nicolas Sarkozy guarda un minuto de silencio en una escuela de París. J. BRINON

Los asesinatos del pistolero de la Yamaha T-Max han unido en el dolor, el respeto y el miedo a los ciudadanos franceses. Tanto en Toulouse (cuarta ciudad más poblada del país), como en la cercana y plácida Montauban, las dos urbes tocadas por la tragedia, la gente camina por la calle con semblante serio y preocupado. “Cada vez que oímos el ruido de una moto sentimos miedo, la verdad es que hay un poco de psicosis en la ciudad”, cuenta esta estanquera de Montauban, en cuya puerta se produjo el segundo ataque el jueves pasado.

Pero ese miedo, en una zona del país muy poco acostumbrada a vivir actos de una violencia tan extrema, no ha impedido que miles de personas hayan participado en los actos de homenaje a las víctimas. El martes, varios cientos de ciudadanos arroparon bajo un silencio total y no pocas lágrimas al alcalde de Toulouse, Pierre Cohen, que condenó la matanza de tres niños y un profesor ocurrida el día anterior. Cohen condenó “estos actos racistas dirigidos contra musulmanes y judíos”, y llamó a la población “a ser prudente y permanecer vigilante”. El regidor subrayó que “la vida de la República debe continuar. Hay que demostrar que no tenemos miedo, un criminal no puede debilitar a la República”, y explicó que la máxima alerta antiterrorista, el nivel escarlata, permitirá vigilar mejor las instituciones, locales y símbolos laicos y religiosos.

Mientras tanto, en París la clase política empezaba a romper filas y toda la unidad mostrada en las horas posteriores al día del atentado contra la escuela judía. Mientras los cadáveres de las víctimas llegaban por avión a París para ser repatriados anoche a Jerusalén, estallaban las primeras disputas sobre la campaña electoral y la explotación política de la tragedia.

La controversia surgió por los comentarios sobre el asesino que hizo el presidente, Nicolas Sarkozy, tras guardar el minuto de silencio junto a un grupo de escolares en un colegio del Distrito IV de París. El presidente dijo textualmente a los alumnos: “Cuando uno coge a una niña pequeña para meterle una bala en la cabeza sin dejarle ninguna oportunidad es un monstruo”.

Cécile Duflot, secretaria general del grupo Ecologistas-Los Verdes, replicó a través de Twitter: “Yo creo, señor presidente que no es forma de hablar a los niños. El deber de los adultos es protegerlos, no angustiarlos”.

La tregua de la campaña, decidida por todos los partidos el día anterior, quedo también rota. Si Nicolas Sarkozy y el socialista François Hollande decidieron mantenerse en el registro de la condena y el recogimiento, tres candidatos decidieron volver a la actividad electoral. El centrista François Bayrou, el aspirante del Frente de Izquierda, Jean-Luc Mélenchon, y la candidata de Lucha Obrera, Nathalie Arthaud, anunciaron que regresaban a la campaña.

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El miércoles, Sarkozy, Hollande, Bayrou y la extremista de derechas Marine Le Pen acudirán a Montaban para asistir a los funerales de Estado por los tres militares fallecidos, que se celebrará en el cuartel del 17º Regimiento de Ingenieros Paracaidistas.

Varios vecinos de la ciudad comentaban ayer en el parque cercano al cuartel los últimos acontecimientos. Y ninguno parecía tener claro si este asesino despiadado que ha acabado con la paz y la calma de esta zona agrícola que vive de la fruta y la verdura y donde casi nunca pasa nada es un loco o un asesino racista. “Solo mata a negros, a judíos y árabes”, decía Gerard. Su amigo Pierre no ocultaba su temor a que el pistolero vuelva a actuar. “Ya veremos el viernes”.

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