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Le Pen: "El Gobierno tiene miedo a los islamistas de las barriadas"

Rota la unidad escenificada en el entierro de los soldados, la campaña electoral se centra en la actuación policial

Marine Le Pen, líder del Frente Nacional, hoy en campaña.
Marine Le Pen, líder del Frente Nacional, hoy en campaña. JOEL SAGET (AFP)

Pasado el tiempo de la proclamada tregua electoral, la polémica ha vuelto a la campaña presidencial francesa tras los ataques terroristas de Toulouse y Montaubau y la muerte de su autor confeso en el asalto de la policía. La unidad escenificada en el entierro el martes de los soldados asesinados ha saltado por los aires antes incluso del desenlace del cerco al asesino de cuatro militares, tres niños judíos y un rabino. La ultraderechista Marine Le Pen ha sido una de las primeras en entrar al trapo al denunciar el laxismo y el miedo a actuar de las autoridades, mientras que el secretario general del partido gubernamental, Jean-François Copé, ha acusado a los candidatos socialista François Hollande y centrista François Bayrou de no haber respetado el “tiempo de duelo” de la tragedia.

“Me parece que estamos tomando todo lujo de precauciones absolutamente increíbles para un hombre atrincherado solo, sin rehenes, en un edificio”, ha comentado la líder del Frente Nacional en la radio France Info durante la mañana, cuando el cerco a la casa de Mohamed Merah llevaba ya más de 24 horas y todavía no había finalizado. “Me parece muy largo”, ha señalado, y ha aventurado que, en su opinión, “el Gobierno tiene miedo” de que, en caso de muerte del joven francés de origen argelino en el asalto, “pueda haber reacciones en cierto número de barrios que está en manos de los islamistas fundamentalistas”.

Para la líder el partido de extrema derecha, que los sondeos sitúan estancada en intención de voto, la temática de la seguridad y del terrorismo islamista es un inesperado posible trampolín a un mes de la primera vuelta de las presidenciales. “La gravedad de esta matanza hará que los temas que promueve vayan a imponerse por sí mismos, es decir, el fundamentalismo islámico y la cuestión de la infravaloración de los riesgos”, explica su director estratégico, Floriant Philippot, al diario Le Monde. Le Pen, por su parte, ha declarado, al conocerse la identidad del asesino confeso de la moto y mientras que los líderes políticos y religiosos llamaban a la unidad y la prudencia, “por supuesto que hay que estigmatizar al fundamentalismo islámico. ¡Incluso hay que combatirlo!”.

Algo menos frecuente viniendo de la candidata del Frente Nacional ha sido atacar también la eficiencia de las fuerzas de seguridad. “Debíamos saberlo todo ya sobre este hombre. ¿Han tomado los servicios de seguridad todas las precauciones?”, se ha preguntado esta mañana. Algo similar ha insinuado esta tarde el director de comunicación de François Hollande, Manuel Valls, al cuestionar en el plató de la televisión BMFTV que Merah no estuviese controlado pese a haber viajado a Pakistán y a Afganistán.

“Advierto a cualquiera en contra de poner en duda, con fines partidistas, el buen funcionamiento de nuestros servicios de seguridad”, ha respondido el secretario general del partido gubernamental, la Unión por un Movimiento Popular, Jean-François Copé, tras las declaraciones de Le Pen. El izquierdista y exsocialista Jean-Luc Mélenchon, candidato del Frente de Izquierda –y que progresa en los sondeos- se ha sumado a la reprimenda: “Como siempre, la señora Le Pen muestra su falta total de sentido común y de decencia. Primero expresemos respeto a la policía y luego examinemos”.

Pero los ataques de Copé se han dirigido sobre todo al bando socialista y centrista. “Mientras que nosotros tenemos un comportamiento digno y contenido, algunos candidatos a la elección presidencial no han respetado ese tiempo de duelo”, ha declarado Copé en conferencia de prensa durante el asalto. “Pienso en François Bayrou quien (…) relacionó de forma lamentable estos crímenes con un supuesto ‘clima de intolerancia’”, declaró, en alusión a declaraciones del candidato centrista. Y añadió: “Pienso en el doble lenguaje de François Hollande”, que había afirmado que quienes “tienen responsabilidades deben controlar su vocabulario”.

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Lo cierto es que el socialista se ha plegado al difícil ejercicio de mantenerse en un sobrio segundo plano mientras que el presidente asumía plenamente su papel de jefe de Estado al mando del país en situación de crisis. La delicada ecuación para el resto de los candidatos era precisamente no alentar cualquier comentario que pudiera desencadenar las acusaciones de recuperación política. Hollande suspendió la campaña nada más conocerse la matanza del lunes, al igual que la mayoría de los candidatos, y, en la medida de lo posible, ha calcado desde la distancia los pasos del presidente.

Hoy por la mañana, una vez finalizado el asalto, Hollande ha realizado una declaración solemne con tono muy presidencialista en el que felicitó a las fuerzas de seguridad. Señal de que la campaña ya se reiniciaba, se permitió el lujo de adelantarse a la declaración oficial del mandatario en apenas media hora.

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