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El capitán golpista de Malí rechaza precisar cuándo entregará el poder

Vecinos de Bamako denuncian que soldados amotinados y bandidos saquean comercios, sedes diplomáticas, bancos y automóviles

Un grupo de soldados, a las puertas de varios ministerios en Bamako.
Un grupo de soldados, a las puertas de varios ministerios en Bamako.Harouna Traore (AP)

El presidente de Comité Nacional para el Restablecimiento de la Democracia y la Restauración del Estado, el capitán del Ejército de tierra Amadu Haya Sanogo, líder del golpe de Estado perpetrado el miércoles en Malí, ha afirmado que los militares sublevados no se van a perpetuar en el poder. Así lo han prometido el viernes al pueblo maliense. No obstante, la duración de su mandato —tres, seis, nueves meses…— dependerá del tiempo que necesiten para poner en marcha las estructuras necesarias para, entre otras cosas, permitir que los soldados regresen del frente de guerra en el norte del país, donde combaten al movimiento de los tuareg que reclaman la secesión. Además, Sanogo no ha escondido que le desagrada la política y que nunca ha votado.

Esta declaración ha sido realizada durante una entrevista concedida en exclusiva al canal panafricano de propiedad maliense Africable, tras ser preguntado sobre su plan para ceder el poder a un presidente elegido democráticamente, como habían anunciado en el momento en el que comunicaron públicamente, al alba del jueves, la suspensión de la Constitución y de todas las instituciones del país. "Devolveré el poder en tres, seis o nueve meses, después de mi misión. Tengo ministros conmigo y relaciones con los miembros de la comunidad internacional", ha indicado el jefe de la Junta Militar. El que se presenta ya como nuevo presidente de Malí, que ha depuesto a Amadu Tumani Turé, ha insistido en rechazar la calificación de golpista y señalado que cuenta con la confianza de todas las fuerzas armadas y de seguridad "sin excepción".

Los rebeldes afirman que el presidente depuesto ha descuidado la lucha contra los tuareg en el norte de Malí

"Somos soldados que tenemos consciencia de la realidad y hemos asumido el riesgo de actuar. No hemos matado a nadie. Lo que sí es cierto es que, en el momento oportuno, cada uno responderá de sus actos ante una jurisdicción competente", ha dicho sin dar mas precisiones. "Confianza y humildad, es lo que yo pido al pueblo", ha manifestado el jefe golpista antes de afirmar que no está manipulado ni afiliado a ningún partido político: "No pertenezco a ningún partido político. Jamás he votado en mi vida. Mi objetivo es que Malí tenga un Ejército competitivo, equipado, profesional. Un país que tenga calma y viva en el perdón y la paz. Esta es la imagen que yo quiero que tenga Malí de mí y de mi equipo en el momento de partir".

Mientras, la ciudad de Bamako se encontraba la mañana del viernes casi desierta, después de que los militares decidieran el jueves que los malienses no debían de volver a sus puestos de trabajo hasta el martes. Apenas había presencia militar en las calles. Tal vez, esta falta de seguridad ha animado a bandidos, y también a soldados amotinados, a saquear diversos edificios en el barrio de ACI 2000, en el que se hallan varias embajadas. Algunas sedes diplomáticas, bancos, empresas, comercios y la oficina de una fundación de la primera dama del país han sido asaltadas después del mediodía del viernes. También algunos conductores han sido objeto de robos, incluso de sus vehículos en una ciudad en la que empieza a escasear el combustible y el pan.

A última hora de la tarde los golpistas han cortado la comunicación de la Oficina de Radio Televisión de Malí (ORTM) para desmentir que la sede de la televisión nacional hubiera caído en manos de las tropas leales al depuesto presidente Amadou Toumani Touré (ATT), como se había extendido en la capital. Según diversas fuentes cercanas al Ejército, el Cuerpo de Paracaidistas de la República de Malí, fieles a ATT habían decidido retomar los ataques contra los golpistas comenzado por hacerse con el control de la ORTM. Los militares han destruido también la ciudad de la Justicia y han quemado la emblemática Bolsa de Trabajo, donde se reunían los demócratas tras el golpe del Amadou Toumani Touré.

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Fuente: Le Monde Diplomatique.
Fuente: Le Monde Diplomatique.El PAÍS

Los golpistas justificaron su acción con el argumento de que Turé se había revelado incapaz de solucionar o gestionar la crisis del norte del país y le culparon de no haber dotado al ejército de los recursos necesarios para hacer frente a la rebelión secesionista tuareg ni a las bandas vinculadas a Al Qaeda. Desde mediados de enero, los tuaregs del denominado Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad (MNLA) mantienen una guerra abierta con el Ejército maliense, que ha sufrido decenas de bajas y muchos de cuyos efectivos han sido capturados por los separatistas, que cuentan con el respaldo de numerosos hombres bien armados que combatieron junto a Muamar el Gadafi en Libia.

Los combates han provocado el desplazamiento de casi 100.000 malienses, que han buscado refugio en los países vecinos como Argelia, Mauritania, Níger o Burkina Faso, mientras que otros 95.000 se han marchado a otras zonas más tranquilas dentro de Mali huyendo de los combates. El MNLA reclama la independencia del Azawad, una amplia región de 850.000 kilómetros cuadrados. Mientras, y aprovechando el desconcierto que se vive en Bamako, los rebeldes tuareg han avanzado hacia el sur para ocupar posiciones abandonadas por el ejército.

El bajo perfil del "nuevo hombre fuerte" de Malí, llamado así por el presentador, fue justificado por el propio capitán Sanogo, que ha recibido una extensa formación en Estados Unidos u organizada por el país americano en distintas materias, entre ellas la seguridad. Que el líder del golpe de Estado no sea un militar de alto rango y su portavoz sea un teniente plantea dudas entre la población maliense sobre si detrás se puede esconder alguien (políticos o militares), intereses extranjeros o si se trata simplemente de oportunismo.

En este sentido, Sanogo reconoció que tras no llegar a un entendimiento con el ministro de Defensa, Sadio Gassama, y, amparado por sus oficiales, decidió aprovechar la situación para cambiar las cosas. Entre ellas, no solo las condiciones en las que se encuentran las tropas que luchan en el norte de Malí contra los rebeldes tuaregs sino, en general, las del Ejército maliense, con el fin de asegurar a los militares una vida digna.

El golpe de Estado ya ha sido condenado por la ONU, la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO), la Unión Africana, Francia, Alemania y Estados Unidos. Asimismo, Francia ha señalado que suspende su cooperación y que solo mantendrá la ayuda humanitaria. El Banco Mundial y la Banca Africana para el Desarrollo (BAfD) también han decidido cancelar el apoyo económico a Malí. Y la UE suspendió la cooperación al desarrollo. La Unión Africana decidido este viernes por su parte suspender a Malí como miembro de la organización.  

Hoy todas las miradas, no obstante, están puestas en las conclusiones del encuentro de lo que se conoce como las “fuerzas vivas” de la nación, que incluyen a los líderes religiosos (tanto del Alto Consejo de los Islámicos, de la Iglesia Católica y de los Evangelistas), a personalidades como la altermundista Aminatá Traoré y a otros representantes de la sociedad civil.

El paradero exacto de Turé, que ha gobernado durante una década de relativa calma, es desconocido. Pero algunos de sus partidarios y diplomáticos han dicho que el presidente depuesto está siendo protegido por un grupo de soldados leales. Los militares que se han sublevado aseguran que lanzarán un ataque contra el regimiento de paracaidistas en el que creen que se haya Turé.

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