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Sarkozy compara el trauma de Toulouse con el del 11-S

La policía francesa detiene a 19 personas en círculos islamistas, sobre todo en Toulouse Nicolas Sarkozy revierte las encuestas y ahora es el favorito para ganar la primera vuelta de las presidenciales

Según Nicolas Sarkzoy, el “trauma” vivido en Francia por los asesinatos de Mohamed Merah en Toulouse y Montauban es similar al que provocaron en Estados Unidos los atentados del 11 de septiembre. “Lo que hace falta comprender es que el trauma de Montauban y Toulouse ha sido profundo en nuestro país, un poco, y no quiero comparar horrores, como el trauma que siguió en Estados Unidos y Nueva York al 11 de septiembre”, ha declarado Sarkozy a la emisora Europa 1.

 Las palabras del presidente de la República, que han prolongado un día más la onda emocional producida por los siete asesinatos de Merah en el sur de Francia, han coincidido con el despliegue de una nueva operación policial contra el islamismo radical en todo el país. Una redada dirigida por los investigadores de la Dirección Central de Inteligencia Interior (DCRI), con el apoyo de la unidad de élite de la policía RAID, ha acabado con la detención de 19 personas sospechosas de pertenecer al grupo proyihadista Forsane Alizza, que había sido ilegalizado por el Gobierno francés en febrero pasado.

Sarkozy, que desde los asesinatos ha combinado su rol de presidente protector con labores más propias de sus tiempos como responsable del ministerio del Interior, ha anunciado personalmente que algunos de los detenidos tenían en su poder fusiles Kalashnikov.

 La policía ha aclarado que los 19 arrestados en Toulouse, París y Metz no están implicados en los siete asesinatos (tres paracaidistas franco-magrebíes y cuatro ciudadanos de religión judía, tres de ellos niños) de Mohamed Merah. Poco después de que el pistolero fuera localizado en su casa de Toulouse por la policía la semana pasada, fuentes de Interior habían filtrado que Merah pertenecía al grupo Forsane Alizza, el mismo desmantelado hoy, pero este extremo ha sido finalmente desmentido.

Las 19 detenciones se producen un día después de las agitadas exequias de Mohamed Merah, que fue enterrado en el cementerio musulmán de Cornebarrieu, un suburbio situado a cinco kilómetros de Toulouse. Al sepelio no acudió ningún miembro de su familia (su madre, Zhoulika Azizi, se negó incluso a ver el cadáver), pero sí una treintena de jóvenes del barrio donde vivió desde que cumplió 14 años, Les Izards.

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 En torno a la tumba del terrorista, que no tiene placa ni flores, las fuerzas de seguridad han montado un dispositivo de “vigilancia discreta”. Merah fue enterrado en Francia después de que Argelia se negara el jueves a recibir sus restos mortales alegando razones de seguridad, y a pesar de que el alcalde de Toulouse, Pierre Cohen, había pedido al Estado que buscase otro emplazamiento al considerar “inoportuno” que fuese enterrado en la ciudad donde cometió sus crímenes.

El largo paréntesis de la campaña electoral abierto el 19 de julio por Merah al atacar el colegio judío Ozar Hatorah parece llegar así al final. En once días, la dinámica de las encuestas ha cambiado y Nicolas Sarkozy es hoy el favorito para ganar la primera vuelta de las presidenciales del 22 de abril. A tres semanas del voto, cinco sondeos de ocho colocan en cabeza al presidente. Sin necesidad de presentar su programa electoral, Sarkozy ha explotado la imagen de estadista eficaz martilleando los temas de seguridad e inmigración.

 Varias estimaciones dan al presidente un 30% de intención de voto, similar a su resultado de 2007 (31%), mientras el socialista François Hollande paga el avance de Jean-Luc Mélenchon, el candidato del Frente de Izquierda, que se acerca al 13% y le relega a una cota del 26%.

De momento, las estimaciones para el segundo turno del 6 de mayo siguen siendo favorables a Hollande, pero ahí también la distancia va estrechándose, lo cual parece anticipar que la final se acercará al escenario que manejan Sarkozy y sus asesores: un resultado muy ajustado, resuelto en la línea de meta.

De momento va funcionando la estrategia del presidente-candidato, agarrarse a la actualidad para intentar hacer olvidar los resultados de su mandato. Instalado en la realidad cuasi mágica del deber y el dolor, Sarkozy ha insistido en los asuntos de exclusiva competencia estatal –lo que se llama en Francia las “regalías”: seguridad, fronteras, inmigración y justicia-. El ejercicio decidido del poder y la identificación entre delincuencia e inmigración tiene otra ventaja: despoja a Marine Le Pen de su fetiche, y deja al Frente Nacional sin argumentos. Las últimas encuestas sitúan a la ultraderecha en el 16%, ligeramente por delante del Frente de Izquierda de Jean-Luc Mélenchon.

 Durante las últimas semanas, Hollande se ha visto incapaz de marcar el ritmo de la campaña y de llevarla al terreno económico y social. En una entrevista a Le Monde, Hollande ha tratado de explicar que el drama de Toulouse “ha dado una gravedad suplementaria a la campaña pero no ha cambiado las prioridades de los franceses: el empleo, el poder adquisitivo, la educación y la sanidad”.

 El socialista confía en que la actual división de la izquierda y la ola emotiva de los atentados no deberían ser un factor decisivo en la segunda vuelta. El 6 de mayo la decisión será unívoca: cinco años más de Sarkozy, sí o no; cambiar o seguir igual. Y ahí entrará en juego la impopularidad del presidente, que pese a todo sigue siendo muy profunda.

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