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Una rebelión de múltiples facciones

Los nómadas han logrado victorias inéditas en los últimos combates

Un soldado de Malí en el cuartel de Kati.
Un soldado de Malí en el cuartel de Kati.ISSOUF SANOGO (AFP)

¿Quiénes son los rebeldes?

Los independentistas se dividen en dos facciones rivales que luchan codo con codo contra su enemigo común: el Gobierno de Malí. El Movimiento Nacionalista para la Liberación de la región del Azawad (MNLA), de reivindicaciones políticas y sociales, se creó en 2011 de la fusión de intelectuales, políticos y antiguos rebeldes tuaregs. Al movimiento se sumaron centenares de combatientes que en los años noventa emigraron a Libia para formar parte de las milicias del Muamar el Gadafi y que, después del triunfo de la primavera árabe libia, han vuelto a su tierra de origen cargados de armamento proveniente de los arsenales del coronel. El MNLA se esfuerza en los últimos meses en diferenciarse del grupo salafista Ansar al Din, vinculado a terroristas de Al Qaeda y que se levantó en armas con objetivos religiosos.

¿Todos los rebeldes son tuaregs?

No. La mayoría de los rebeldes son hombres azules –como se llama a los tuaregs-, pero en sus filas también hay personas de las etnias fulani, árabe y songhai. Tampoco todos los tuaregs apoyan la rebelión. No se sabe cuántos luchan en el bando independentista: según los propios rebeldes son “miles”, mientras que el Gobierno de Bamako hacía referencia a “centenares”. Se calcula que hay 1,5 millones de tuaregs, de los cuales 550.000 viven en Malí (850.000 en Níger, 50.000 en Argelia; el resto se reparte entre Burkina Faso y Libia).

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¿Cuál es el objetivo de la rebelión?

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La pobreza, la escasez de agua y la sensación de haber sido abandonada a su suerte alimentan el ansia independentista de la población del desértico norte de Malí. El MNLA se creó en 2011 para “liberar la región de Azawad [el norte de Malí, considerado la cuna de los tuaregs] de la ocupación ilegal de Malí” y, según sus portavoces, exigen la creación de una “república laica”. Entre los propios tuaregs, sin embargo, hay otros que solo luchan por más autonomía y reconocimiento. El grupo salafista Ansar el Din, sin embargo, quiere instaurar la sharía, la ley islámica, en el territorio “liberado”.

¿El golpe de Estado en Bamako tiene que ver con los tuaregs?

Sí. La desesperación de los soldados de Malí —que, escasos de armamento y provisiones, intentaban en vano frenar las victorias de los tuaregs— alimentó el alzamiento de los militares el 22 de marzo.

¿Qué diferencia esta rebelión de las anteriores?

Los enfrentamientos –y las treguas- entre el Gobierno de Bamako y los tuaregs se suceden desde la independencia de Malí, en 1960. Sin embargo, en los últimos combates, que comenzaron el pasado 17 de enero, los nómadas han logrado victorias inéditas. Por primera vez han tomado ciudades importantes (Gao, Kidal y Timbuctú), el conflicto ha llegado a Bamako y ha provocado un golpe de Estado.

¿Se dividirá Malí en dos Estados?

Es imposible saber si los tuaregs tendrán su propio Estado, pero, de facto, Malí (15 millones de habitantes) ya está dividida. Los portavoces del MNLA aseguran que el territorio “liberado” corresponde a la región de Azawad y que ya no avanzarán más. Sin embargo, el norte de Malí ahora se encuentra bajo el control de un grupo muy heterogéneo: el MNLA, los salafistas, milicias árabes y grupos terroristas. El norte es sin duda la región más pobre e insegura del país, pero el Gobierno de Bamako insiste en defender la “integridad del territorio nacional”.

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