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El fracaso del plan Annan abre la vía a una prolongada guerra civil en Siria

Las potencias occidentales proyectan una nueva resolución de la ONU que logre sortear el veto de China y Rusia

“Si el plan de Annan no funciona nada va a funcionar y Siria va a sumirse en una larga guerra civil”. Rami Abdul Rahman, del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, hizo hoy ante la prensa, desde Londres, este vaticinio.

El plan de Kofi Annan, el emisario de la ONU para Siria, parece abocado al fracaso pese a haber sido aprobado, el 21 de marzo, por unanimidad —con los votos de Rusia y China— por el Consejo de Seguridad. Prevé, entre otras cosas, una retirada hoy, por la mañana, del Ejército sirio de las ciudades y, a continuación, un alto el fuego.

El régimen del presidente Bachar el Assad puso, el domingo, nuevas condiciones para cumplirlo empezando por un compromiso escrito de Annan garantizándole que la oposición no recurrirá a la violencia.

El coronel Riad al Assad, que desde Turquía dirige el Ejército Sirio Libre, integrado por desertores, aseguró hoy públicamente que respetaría ese alto el fuego, pero al caer la noche del lunes los carros de combate y vehículos blindados no se habían replegado y los helicópteros ametrallaban los barrios rebeldes de Homs.

Cuando se aprobó el plan de Annan varios embajadores ante la ONU, como el alemán Peter Wittig, dudaron de que Damasco lo fuera a cumplir. El régimen sirio anunció, no obstante, que lo acataría.

¿Por qué lo hizo? Difícilmente podía rechazar una propuesta avalada por sus dos principales aliados, Rusia y China, señalan fuentes diplomáticas.

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Damasco se ha esforzado además por acabar durante los primeros días de abril con la resistencia armada en las ciudades. Si lo conseguía podía fingir una retirada de su Ejército como ya hizo en su día cuando desembarcaron en el país los observadores de la Liga Árabe. Es posible que lo vuelva a simular ahora.

Por eso la Semana Santa ha sido especialmente sangrienta. Desde que hace ya casi 13 meses empezó la revolución en Siria han muerto, según la ONU, más de 9.000 personas, en su mayoría civiles indefensos.

La oposición siria asegura que las víctimas mortales superan las 10.000 a las que hay que añadir unos 100.000 detenidos de los que varios miles están, si es que siguen vivos, en paradero desconocido.

Por mucho que haya prometido cumplirlo el plan es inaceptable a ojos de Damasco. Establece, por ejemplo, el derecho de los sirios a manifestarse pacíficamente. Si se respetase este derecho se producirían en las ciudades manifestaciones masivas contra el presidente Bachar el Asad cuya renuncia al poder no exige el plan de Annan.

El Consejo Nacional Sirio (CNS), que reagrupa al grueso de la oposición, respaldó inicialmente en plan de Annan, pero hoy ya lo dio por finiquitado pese a que Rusia intentaba convencer al ministro sirio de Exteriores, Walid al Moualem de que lo aplicase. Al Moualem viajó hoy Moscú.

En un comunicado el CNS pidió al Consejo de Seguridad que apruebe de una vez por todas una resolución sobre Siria basada en el Capítulo 7 de la Carta de la ONU que prevé el uso de la fuerza.

Sin ir tan lejos las cancillerías de países como EE UU, Francia, Reino Unido y Alemania han empezado a reflexionar sobre nuevas iniciativas diplomáticas que no se topen con el veto de Rusia y China como ya sucedió en el pasado. Parece una tarea imposible.

El fiasco del plan de Annan tendrá, probablemente, otras consecuencias. Los más firmes aliados de la oposición siria, Arabia Saudí y Catar, no solo van a seguir financiándola sino que le ayudarán a adquirir armas con las que luchar contra el régimen de Damasco, vaticina fuentes diplomáticas. La guerra civil en Siria se agravará.

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