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Los islamistas quieren acabar con el presidencialismo en Argelia

Arranca la campaña electoral de las elecciones legislativas argelinas más vigiladas para impedir el fraude

Reforma constitucional para instaurar en Argelia una República parlamentaria; amnistía general para excarcelar a todos los islamistas y banca islámica para sustituir a la tradicional.

La Alianza Verde, integrada por tres partidos islamistas legales (Movimiento de la Sociedad para la Paz, El Islah y En Nahda), desveló, el pasado fin de semana, su programa electoral justo después de su primer gran mitin de precampaña.

Este coincidió con el entierro del primer presidente de Argelia, Ahmed Ben Bella, al que sus líderes no acudieron. Su campaña electoral arrancó formalmente ayer con un gran mitin en Constantina, elegida por ser en lugar de nacimiento del imán Ben Badis, reformador del islam argelino.

Argelia celebrará dentro de tres semanas unas elecciones legislativas que, según recalcó el sábado el presidente Abdelaziz Bouteflika, “constituyen una etapa crucial y una apuesta decisiva”.

Serán las elecciones más transparentes desde que hace medio siglo Argelia accedió a la independencia. Hasta ahora han estado marcadas por el fraude, pero esta vez más de 500 observadores internacionales tratarán de velar por su pureza junto con dos comisiones argelinas, una de ellas independiente.

“Tenemos gran confianza en la credibilidad del escrutinio que, por supuesto, ganaremos holgadamente”, afirmó Faeth Rebaie, presidente de En Nahda, al presentar el programa. Contiene 718 medidas a tomar durante dos legislaturas, pero aun así es vago.

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Si, el 10 de mayo, se confirma este cambio de mayoría Argelia empezará vivir una “primavera árabe” sui géneris. Hasta ahora es el único país del norte de África que se ha librado de vientos de cambio que soplan sobre la región y que han aupado a los islamistas al poder.

La Alianza Verde quiere que el próximo Parlamento no solo enmiende la Constitución sino que se convierta en una asamblea constituyente para hacer de Argelia en una República parlamentaria.

Hoy en día su régimen es presidencialista con Bouteflika a la cabeza, pero el DRS, el servicio secreto militar, sigue ejerciendo su influencia sobre algunos ámbitos incluido el Sáhara Occidental.

Los islamistas también quieren promulgar una amnistía general que recoja la rehabilitación de los dirigentes del Frente Islámico de Salvación cuya victoria electoral fue abortada hace 20 años por el Ejército. La guerra civil larvada que vivió entonces Argelia se cobró cerca de 200.000 muertos.

Bouteflika impulsó una política de reconciliación que supuso la excarcelación de miles de radicales, pero la amnistía que propugna la Alianza Verde conllevaría la liberación cientos de terroristas recientemente condenados.

La marea verde que parece cernirse sobre Argelia, ante el desgaste y división de los partidarios de Bouteflika y la segmentación de los partidos democráticos, preocupa incluso a aquellos instalados desde hace décadas en el poder.

Abdelaziz Belkhadem, líder de Frente de Liberación Nacional, el antiguo partido único, acabó su mitin en Tamanrasset pidiendo a los electores que asuma sus responsabilidad para no caer de nuevo en la inestabilidad y la inseguridad de antaño en una alusión a la violenta década de los años noventa.

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