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Un grupo de soldados de EE UU posa con cadáveres de rebeldes afganos

El Ejército abre una investigación penal. Un militar estadounidense filtra las imágenes, de febrero de 2010, al diario 'Los Angeles Times'

Antonio Caño

En la última prueba de la degeneración alcanzada en esta guerra insostenible, nuevas fotos han aparecido hoy en las que soldados de Estados Unidos posan en Afganistán junto a cadáveres de sus enemigos en una actitud que degrada a los vencedores más aún que a sus víctimas. Con toda seguridad, estas fotos, que han sido publicadas primero por el diario Los Angeles Times, provocarán otra escalada de tensión con el Gobierno y el pueblo afganos, en una dinámica que ha llegado ya a un punto sin posible retorno.

Las fotos son el golpe final a una guerra tan perdida en el campo de batalla como entre la opinión pública. Una de las fotos, entregadas a Los Angeles Times, según el periódico, por un soldado que quería dar a conocer el estado de descomposición moral en que se encuentran sus compañeros, muestra a dos militares norteamericanos, junto a otros dos afganos, alzando por los pies el cadáver de un supuesto insurgente suicida, que habría muerto por la explosión de su propia bomba. En otra foto se observa el cuerpo de un afgano con los ojos abiertos mientras un soldado estadounidense sujeta su mano y la sitúa sobre el hombro de otro militar sonriente.

Estas son las dos únicas fotos de un total de 18, tomadas en 2010 en la provincia de Zabul, que el periódico ha decidido publicar en contra de la opinión del Pentágono, que advirtió de que la revelación de este material podría suponer una amenaza para las vidas de más soldados. El director de Los Angeles Times, Davan Maharaj, ha declarado en el diario que optó por la publicación “cumpliendo con la obligación con los lectores de informar vigorosa e imparcialmente sobre todos los aspectos de la misión norteamericana en Afganistán, incluyendo las acusaciones de que estas imágenes reflejan una ruptura en la disciplina de la unidad que pone en peligro a las tropas de EE UU”.

Este caso es la última controversia en una guerra que este año produce un saldo de un escándalo por mes: en enero se conoció el vídeo en el que soldados norteamericanos orinaban sobre un cadáver afgano, en febrero se produjo la quema, al parecer involuntaria, de ejemplares del Corán y en marzo ocurrió la matanza de civiles, perpetrada por un soldado estadounidense en la provincia de Kandahar.

Las principales autoridades norteamericanas han condenado inmediatamente la actuación de los soldados que aparecen en las fotos. El secretario de Defensa, Leon Panetta, dijo que estas imágenes “no representan el profesionalismo de la gran mayoría de las tropas de EE UU que sirven en Afganistán”. El jefe de la fuerza en ese país, general John Allen, y el embajador estadounidense en Kabul, Ryan Crocker, condenaron asimismo un comportamiento que consideran “incompatible con los valores” de la misión. La Administración ha anunciado que colaborará plenamente con el Gobierno afgano en el esclarecimiento de lo ocurrido.

Los soldados que aparecen en las fotos pertenecen, según Los Angeles Times, a una unidad de la famosa 82 División Aerotransportada del Ejército que ha tenido 35 bajas durante su despliegue en Afganistán, 23 de ellas producidas por bombas activadas por suicidas.

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