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"Vais a morir hoy, marxistas"

Breivik, el asesino de la isla noruega de Utoya describe ante el tribunal los detalles de la matanza de 69 jóvenes y adolescentes

El viernes fue uno de los días más duros del largo proceso contra Anders Behring Breivik. El asesino de la isla noruega de Utoya describió ante el tribunal los pormenores de la matanza de 69 jóvenes y adolescentes que perpetró el pasado 22 de julio. Sin mostrar emociones, el asesino ha hablado de todas las víctimas que recuerda sin ahorrarse detalles macabros como que, cuando se percataba de que algún joven se hacía el muerto, lo remataba con un disparo en la cabeza. Explicó además que su plan era asesinar a tantos muchachos como le fuera posible y que contaba con que muchos se ahogarían en el agua helada del fiordo que baña la isla. En dos ocasiones les gritó: “Vais a morir hoy, marxistas”.

Sus abogados querían mostrar a los jueces la faceta humana del terrorista, que aseguró haber sido una persona sensible hasta 2006. Entonces se sometió a sí mismo a un entrenamiento para “deshumanizar” a sus víctimas, parecido al que se aplica a los soldados para que puedan matar al enemigo en el frente de guerra. Decidió para ello aislarse social y emocionalmente. Para rebatir a los que lo consideran un narcisista, Breivik aseguró que quiere más a su país que a sí mismo. Es el autor confeso de los 69 asesinatos de participantes en el campamento estival de las Juventudes Laboristas, en su mayoría jóvenes y adolescentes noruegos a los que acusa de promover el “multiculturalismo” y de facilitar la “islamización” de su país. Antes había detonado una potente bomba en el centro de Oslo. Su doble atentado causó 77 muertes.

Breivik dijo haberse inspirado en la red terrorista Al Qaeda, de la que ha “aprendido mucho” y recuerda que su intención era fundar una “Al Qaeda para cristianos”. Se refirió también a otras organizaciones terroristas y destacó sus debilidades. Así, “la debilidad de ETA es que le temen a la muerte porque no creen en una vida después de la muerte”. Esta es, señaló, la debilidad de los marxistas. La ventaja de Al Qaeda se refiere a que “glorifican el martirio”.

Por su parte, Breivik sostiene que se planteó el suicidio tras cometer la matanza, pero que le disuadió la idea de “continuar la lucha desde la cárcel”. Por ello decidió entregarse por teléfono a la policía. En una de sus llamadas percibió que no le “tomaban en serio”. O sea, que siguió matando. Aún así, se refirió a su atentado como “acción suicida”. Empezó a planearla tras percatarse de que los “medios pacíficos” no bastan para alcanzar sus metas. Por lo demás, declaró ser “una persona simpática”. Añadió que está mentalmente sano “desde el punto de vista penal” y que la sangre fría demostrada en la cacería humana que perpetró en Utoya es fruto de años de trabajo psicológico que le permitieron cometer los actos “crueles y bárbaros” de Utoya. Es necesario, añadió, distinguir “entre el extremismo político y la locura en sentido clínico”.

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