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La derecha francesa se prepara para una travesía del desierto

Los barones de la UMP perfilan las estrategias ante las legislativas de junio

Jean-François Copé, François Fillon y Alain Juppé.
Jean-François Copé, François Fillon y Alain Juppé.JEAN-PIERRE MULLER (AFP)

Mientras que en el seno del partido socialista ya se perfila la lucha por los puestos de gobierno en previsión de una victoria de François Hollande en las presidenciales del domingo, la derecha se prepara para gestionar unos meses que se anuncian difíciles si se cumplen las previsiones de derrota de su jefe de filas, Nicolas Sarkozy. Con la sombra de una ultraderechista Marine Le Pen crecida y decidida a hacer implosionar a la Unión por un Movimiento Popular (UMP) del presidente saliente, los barones del partido van avanzando ficha. El secretario general del partido, el ambicioso Jean-François Copé, ya ha anunciado su intención de proponer que se autorice la creación de corrientes internas para dar cabida a sus diferentes tendencias. El actual primer ministro, el moderado François Fillon, aspira por su parte a garantizar la unidad perdida.

“Podemos ver que en la derecha hay algo que se está preparando, se trata de la época posterior a Sarkozy”, ironizaba esta semana el director de campaña de Hollande, Pierre Moscovici, apuntando a las grietas abiertas en el equipo del presidente en la recta final de la campaña. El último en desmarcarse había sido el propio Fillon, quien ha llamado a “evitar todos los comentarios desagradables a propósito de los sindicalistas”, cuando Sarkozy ha hecho de la crítica acérrima a los sindicatos uno de los pilares de su campaña y organizaba el Primero de Mayo una polémica contramanifestación a la tradicional del día de los trabajadores.

En juego está el futuro y el liderazgo de la UMP, un partido heredado del gaullista Rassemblement Pour la République y fundado tras las presidenciales de 2002 —en las que el Frente Nacional pasó a la segunda vuelta— por el recién elegido presidente Jacques Chirac, con el objetivo de crear un gran partido de centro-derecha capaz de resistir las embestidas del Frente Nacional. Aglutina varias tendencias, entre miembros de la Unión por la Democracia de Francia (centro-derecha), un gaullismo más social, liberales y la derecha más dura. Las tensiones internas, exacerbadas tanto por la lucha por los puestos clave del partido por parte los gaullistas como por el giro derechista del presidente Sarkozy, amenazan ahora con estallar a la luz del día.

El partido tiene que definir su relación con el centro y con el Frente Nacional

En la disputa por el liderazgo de la derecha conservadora destacan tres personajes. El secretario general actual, el muy activo Jean-François Copé, al que sus adversarios le atribuyen la ambición de apostar por una derrota de Sarkozy para presentarse él en las próximas presidenciales de 2017. Pese a un discurso más duro y de derecha es, sin embargo, contrario a cualquier alianza con la ultraderechista Le Pen. Su principal rival es el primer ministro Fillon, muy apreciado por los parlamentarios y que encarna la tradición del gaullismo social. A estos se suma el actual ministro de Asuntos Exteriores, Alain Juppé, al que en su día Chirac llamó “el mejor de los nuestros”, y quien ya advertido que hará lo posible por mantener la unidad del grupo.

“Más allá de la lucha de personas, la UMP tendrá que resolver una cuestión clave y es si asume la tendencia hacia el bipartidismo y se confirma como un el partido referente de derechas, como en otros países europeos”, avanza el politólogo Bruno Cautrès, del Centro de Investigaciones Políticas de Sciences-Po. En este caso tendrá que examinar las fórmulas para mantener unidas a sus diferentes sensibilidades, así como su relación con respecto al centro, que sueña con reconstruir una gran fuerza de peso, y a la extrema derecha.

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En este sentido, Copé ya se ha posicionado al anunciar que autorizará la creación de movimientos internos para que “puedan disponer de los medios para expresarse”, según explicó el miércoles en una entrevista al diario Le Figaro. “La apuesta es buena, se trata de mantener la familia unida y será importante de cara a las legislativas de junio”, estima Gérard Grunberg, director de investigación del Centro de Estudios Europeos de Sciences-Po.

“El objetivo en las legislativas va a ser limitar las pérdidas”, avanza Cautrès. El partido tendrá también que lidiar con los deseos de los partidarios de aliarse con el Frente Nacional en algunas circunscripciones, en particular en el sureste de Francia, donde tiene más fuerza el ala derechista de la UMP. “Será complicado asumir un discurso de rechazo a la extrema derecha a nivel nacional y asumir excepciones en algunos lugares”, concluye Cautrès.

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