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Obama busca el refrendo de la OTAN a su estrategia para Afganistán

La financiación de las tropas afganas tras la retirada aliada puede ser otro escollo en la agenda de la reunión

Yolanda Monge
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a su llegada a Camp David en una imagen de archivo
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a su llegada a Camp David en una imagen de archivoEFE

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, buscará este fin de semana en la Cumbre de la OTAN en Chicago el refrendo a su estrategia para Afganistán, particularmente difícil desde la llegada al poder en Francia de François Hollande, quien prometió en campaña retirar las tropas francesas de combate en aquel país a final de este año. La financiación de las tropas afganas que deben asegurar la estabilidad del país tras la retirada aliada prevista para finales de 2014 será otro escollo en la agenda de la reunión. Obama está dispuesto a asumir la mitad del coste –que ronda los 4.000 millones de dólares- pero pide a cambio a la comunidad internacional que se haga cargo del resto. La Unión Europea debería financiar alrededor de una tercera parte. La cumbre de Chicago llegará precedida de la reunión del G-8 en Camp David (a las afueras de Washington), donde la ausencia del presidente de Rusia, Vladímir Putin, dificultará el debate sobre Siria e Irán.

El fin de semana concentra dos grandes encuentros, de uno de los cuales –Chicago- deberá salir la agenda de la OTAN para Afganistán tras la retirada aliada en 2014. El Pentágono comenzó hace unas semanas a cultivar durante sus ruedas de prensa la idea que quería que los periodistas recogieran ya madura cuando tuvieran que cubrir la cumbre de Chicago. “Estamos hablando de Afganistán, no de Suiza”, aseguraban fuentes de Defensa dentro de la información que dan con la garantía de que va a ser usada sin citar nombres. Siguiendo esa lógica, la frase de moda en los centros de decisión de la Casa Blanca –ya sea el Pentágono o el Departamento de Estado- es –traducción libre- “para ser afgano no está mal” –“Afghan good enough”-.

Mucho ha sucedido desde que en 2001 la Administración de George W. Bush declarase la guerra contra el terrorismo tras los atentados del 11-S e iniciase la “Operación Libertad Duradera” en Afganistán para dar caza a Osama Bin Laden y erradicar al régimen talibán. Más de diez años después, ya no se habla de reconstrucción sino de seguridad. Bin Laden fue capturado muerto hace tan sólo un año en el vecino Pakistán y la ilusión de una victoria afgana es sencillamente eso, una ilusión. El listón del éxito colocado por Bush ha sido rebajado a mínimos impensables y hoy se corresponde con el ‘no está mal para ser afgano’.

En palabras del propio embajador afgano en EEUU, Eklil Hakimi, “la cumbre de Chicago se centrará en las fuerzas se seguridad afganas y cómo son apoyadas por la OTAN en los años venideros”. Nada de reconstrucción. Nada de hablar sobre gobernabilidad o desarrollo social. Lo que los líderes de la OTAN acordarán mañana domingo y el lunes en Chicago es la identidad y la financiación –punto importantísimo- que tendrá la nueva misión aliada en aquel país, misión que sustituirá a la actual en enero de 2015, una vez que se hayan retirado por completo las tropas extranjeras.

Los aliados van a intentar este fin de semana diseñar una retirada ordenada que no destierre los pequeños logros conseguidos ni deje el terreno en manos de los talibanes, que anhelan retomar el país una vez que salgan las fuerzas extranjeras. Tanto Washington como sus socios en la guerra de Afganistán confían en que el entrenamiento y las mejoras en las dotaciones de las tropas afganas ayude a hacer frente a la insurgencia.

Otro de los asuntos claves respecto a Afganistán que se tratará en la cumbre de la OTAN será la reapertura de las rutas de suministro de las tropas aliadas cerradas por Pakistán el pasado noviembre tras un ataque en la frontera entre ambos países en el que murieron 24 militares paquistaníes, ataque por el que EEUU sopesa pedir disculpas a Islamabad. “Hemos hecho verdaderos progresos para solucionar el asunto de la reapertura de las líneas terrestres de suministro”, dijo el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Tom Donilon, en un encuentro con la prensa esta semana previo a la cumbre. Esos progresos incluyen la aceptación del presidente de Pakistán, Asif Ali Zardari, de participar en la cumbre y no quedar excluido de las discusiones sobre el futuro de Afganistán.

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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