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ANÁLISIS
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Matanza terrorista en Saná

Al Qaeda en la Península Arábiga y Ansar al Sharia son entidades articuladas, con liderazgo y estrategia, que cuentan con centenares de miembros y considerables recursos materiales

Fernando Reinares

Detrás de la violencia terrorista que desde hace años tiene lugar en Yemen se encuentra Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA). Esta extensión territorial de Al Qaeda se constituyó hacia 2002 en Arabia Saudí pero, tras haber sido desmantelada por las fuerzas de seguridad de dicho país y muchos otros avatares, se refundó a partir de 2006 en Yemen, donde la autoridad estatal es débil y existen condiciones sociales más favorables para su mantenimiento. Ahora bien, AQPA se desenvuelve actualmente en estrecha connivencia con otra entidad afín constituida recientemente, Ansar al Sharia. AQPA se ha atribuido el tan cruento atentado —entre 70 y más de 100 muertos, según distintas fuentes— ocurrido el 21 de mayo durante la celebración de un desfile en una explanada cercana al palacio presidencial, no sin señalar que tanto el ministro de Defensa como el jefe del Estado Mayor en Yemen eran blancos del terrorista suicida que lo perpetró. Pero Ansar al Sharia se ha responsabilizado igualmente, sin que ello sea contradictorio con que AQPA lo haya asumido también, pues ambas entidades actúan en colusión. Se trata de entidades articuladas, con liderazgo y estrategia, que cuentan con centenares de miembros y considerables recursos materiales.

La precariedad de las instituciones estatales y la inestabilidad política desde que a inicios de 2011 comenzaron las revueltas antigubernamentales han propiciado que AQPA tenga establecidas sus estructuras y se desenvuelva con soltura

La precariedad de las instituciones estatales en Yemen y la inestabilidad política por la que atraviesa el país desde que a inicios de 2011 comenzaron las revueltas antigubernamentales, han propiciado que AQPA tenga establecidas sus estructuras, se desenvuelva con soltura e incluso, mediante el concurso de Ansar al Sharia y la provisión de incentivos selectivos a la población, haya conseguido imponer su dominio en una parte del territorio, más concretamente en algunas localidades situadas en el sur del país. Pero conviene reflexionar sobre en qué medida ese dominio obedece a la condescendencia de algunas tribus locales con las que los yihadistas habrían establecido acuerdos de mutua conveniencia. No se trataría tanto de un dominio consolidado como de una situación vulnerable al cambio de lealtades en contextos locales donde los intereses y las tradiciones asociadas a formaciones socioculturales específicas pueden alterar el balance adquirido por AQPA. Hay sitios, como en la zona de Jaar, donde se han formado milicias tribales para combatir, junto a las fuerzas armadas yemeníes, la presencia yihadista.

El hecho de que AQPA aspire a establecer y consolidar un emirato o dominio islámico de signo yihadista en el interior de Yemen no es incompatible con que, como parte de la estructura global de Al Qaeda, ambicione llevar a cabo atentados altamente letales contra ciudadanos e intereses occidentales, particularmente contra ciudadanos e intereses de Estados Unidos. Buenos ejemplos de ello son tanto la propaganda en inglés con que AQPA incita a la comisión de atentados en territorio estadounidense como los conocidos planes para hacer estallar en vuelo aeronaves comerciales norteamericanas, frustrados en diciembre de 2009 y en mayo de 2012. Esa estrategia dual es problemática, pues la respuesta de Estados Unidos, una vez constatado el hecho de que AQPA constituye una seria amenaza terrorista para su territorio, tanto directamente como mediante su asesoramiento a las agencias de seguridad yemeníes, ha incidido negativamente sobre la consistencia de dicha extensión territorial de Al Qaeda. Desde 2009 son cerca de cuarenta los ataques con misiles lanzados desde aeronaves no tripuladas de la inteligencia estadounidense contra mandos e integrantes destacados de AQPA en Yemen.

Qué duda cabe de que en el atentado suicida del 21 de mayo había una voluntad de revancha contra las fuerzas de seguridad yemeníes, que con anterioridad habían abatido a numerosos militantes de AQPA. Pero es más fácil interpretar una misión suicida de esas características como una respuesta por parte de esa extensión territorial de Al Qaeda a la ofensiva que el Ejército de Yemen está llevando a cabo contra sus posiciones en el sur del país, sobre todo en la provincia de Abyan. Una campaña militar que cuenta con el respaldo de Estados Unidos y la colaboración de alguno de sus más estrechos aliados en materia de contraterrorismo. El futuro de AQPA y de sus entidades asociadas en Yemen depende sobremanera de los inciertos, quizá a la postre contraproducentes, resultados de la actual ofensiva militar. Mientras esta continúe, cabe esperar que persistan los atentados suicidas, principal pero no exclusivamente contra blancos de las fuerzas armadas o de los servicios contraterroristas yemeníes. Además, las autoridades de Saná deberán tener en cuenta que las circunstancias económicas del empobrecido país favorecen más el potencial de movilización yihadista que la legitimación del poder central.

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Fernando Reinares es investigador principal de Terrorismo Global en el Real Instituto Elcano y catedrático de Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos.

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