_
_
_
_
_
TRANSICIÓN

Túnez impone el toque de queda en la capital por la violencia salafista

Cientos de radicales asaltan una exposición de arte y se enfrentan a la policía en la capital

ÓSCAR GUTIÉRREZ

La advertencia del ministro de Interior tunecino, Ali Larayedh, que ha amenazado con usar en “fuego real” contra los violentos, no ha servido de mucho. Cientos de islamistas radicales sembraron este lunes el caos y la violencia en varios barrios de Túnez, un día después de asaltar una exposición de arte y destrozar algunas de las obras que, según la única norma que respetan, la sharía (ley islámica), atacaban “la buena conducta”. Más de 80 fueron detenidas. Ante la escalada de la violencia, el Gobierno decretó anoche un toque de queda de ocho horas en la capital y las ciudades de Susa, Monastir —estas dos, puntos neurálgicos del turismo—, Jendouba y Ben Guerdane.

El pulso no cesa y para atizar el fuego, Ansar el Sharía, el grupo salafista tunecino más radical, ha convocado marchas para el viernes para clamar contra los “ataques al islam”. “Las protestas”, señaló ayer el ministro Larayedh, “responden a la exposición de arte, pero quizá también a los recientes comentarios de [Ayman] Al Zawahri”. El actual líder de Al Qaeda ha achacado al actual Gobierno, liderado por los islamistas del partido Ennahda, de salirse de la senda marcada por el islam.

El penúltimo órdago lanzado por los salafistas violentos, integristas guiados por el Corán y la palabra de Mahoma, empezó el domingo por la mañana, según relata el periódico Nawaat, cuando dos de estos barbudos y una mujer con niqab (prenda que solo deja al descubierto los ojos) se personaron en el Palacio Abdellia, donde se celebra la feria Primaveras de las Artes, acompañados de un funcionario de la justicia. Los tres exigieron a los organizadores la retirada de algunos de los cuadros de la muestra que, según su criterio, pecaban de blasfemia.

Ante la negativa de los galeristas y durante la jornada, decenas de salafistas fueron llegando al palacio entre gritos de amenaza a los artistas. A la una de la madrugada consiguieron acceder a la exposición y la emprendieron con varios cuadros.

De puertas afuera, los radicales extendieron su embestida a La Marsa, barrio costero de la capital donde se ubica el Palacio Abdellia y en el que atacaron una comisaría; así como a Sidi Bou Said y Cartago, sedes también del certamen de arte, además de centros fundamentales del turismo tunecino. Pero no solo. Grupos salafistas armados con artefactos caseros se enfrentaron este lunes a las fuerzas de seguridad en los distritos tunecinos de Sidi Husein y Ettadamen, donde cortaron la vía con neumáticos y vehículos quemados.Es el enésimo desafío de los salafistas, que aceleran su ofensiva contra el orden transitorio nacido de la revolución. A mediados del mes de mayo, en Sidi Bouzid, los barbudos, poco amigos, entre otras cosas, del alcohol y la música, la emprendieron contra bares y licorerías. Una semana después, el tira y afloja subió un escalón en Jendouba, donde decenas de salafistas atacaron con piedras y cócteles Molotov una comisaría policial. Otro altercado en Ghardimaou se saldó poco después con 15 detenidos.

Fuera de las calles, Hizb Ettahir, partido que podría representar los intereses políticos de los salafistas, ha vuelto a solicitar su legalización, ya rechazada en 2011. En una charla en marzo con periodistas, el consejero de la Presidencia Samir Ben Amor adelantó que la petición sería rechazada. No encaja, por el momento, en un escenario que al menos ha sorteado la introducción de la sharía en el preámbulo de la Carta Magna sellado la pasada semana por la Asamblea Constituyente tras tres meses de polémicas discusiones.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

ÓSCAR GUTIÉRREZ
Periodista de la sección Internacional desde 2011. Está especializado en temas relacionados con terrorismo yihadista y conflicto. Coordina la información sobre el continente africano y tiene siempre un ojo en Oriente Próximo. Es licenciado en Periodismo y máster en Relaciones Internacionales

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_