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Francia renuncia a los eurobonos y acerca posiciones con Alemania

La idea de París es que la cumbre entre Alemania, Francia, Italia y España debe servir para enviar un mensaje de calma a los mercados

Angela Merkel, ayer en Berlín
Angela Merkel, ayer en BerlínFABRIZIO BENSCH (REUTERS)

El combate entre François Hollande y Angela Merkel parece cada vez más cerca de acabar en empate. Tras hablar hora y media por teléfono el sábado y verse en Los Cabos, los dos líderes llegan el viernes a Roma –con cuatro horas de adelanto sobre el horario previsto porque Merkel quiere asistir al partido de la Eurocopa contra los griegos- para intentar rematar los detalles del Pacto de Crecimiento y Estabilidad durante la cumbre a cuatro bandas entre Alemania, Italia, España y Francia.

La idea de París es que Roma debe servir para enviar un nuevo mensaje de calma a los mercados y poder llegar sin fisuras ni dramas excesivos al Consejo del 28 y 29. “Habrá un pacto por el crecimiento en la cumbre del 28 y el 29", anunció el viernes Michel Sapin, ministro de Trabajo, en una entrevista a la emisora de radio Europe 1. “Hemos avanzado enormemente en la iniciativa de inversiones europeas para favorecer la actividad, y Alemania ha evolucionado mucho” en sus reticencias, añadió Sapin.

Ante la creciente presión de Estados Unidos, el final de las legislativas francesas, la cercanía del Consejo y el acuerdo entre el SPD y Hollande, lo cierto es que todos han ido cediendo en sus exigencias. París ha obtenido el plácet de Alemania a su plan Marshall de 120.000 millones y aspira ahora a que Pierre Moscovici, ministro de Economía, ocupe la presidencia del Eurogrupo, un puesto para el que Berlín quería a Wolfgang Schäuble. Alemania ya ha hecho saber que no hará de eso una cuestión de prestigio, pero ha sugerido que Jean-Claude Juncker, que acaba mandato en julio, podría prolongar su mandato en seis meses más si no hubiera acuerdo sobre sus sustituto.

Mientras Hollande anunciaba el acuerdo con Berlín para la entrada en vigor de la tasa a las transacciones financieras “a lo largo de 2013” entre al menos nueve socios europeos, el presidente francés ha convencido a Merkel de que su apuesta por el rigor es seria. El conservador Le Figaro ha filtrado que el Gobierno socialista prepara unos presupuestos muy restrictivos, con bajadas del gasto público y una continuidad en la política de reducción del número de funcionarios. Aunque Hollande lo ha desmentido con la boca pequeña desde Brasil, Merkel estará satisfecha.

Para compensar su renuncia a los eurobonos, París ha abrazado también la idea de que Europa emita rápidamente euroletras (eurobills), títulos de deuda a corto plazo, o en su defecto cree un fondo de amortización del 60% de la deuda soberana (idea está última defendida por los sabios alemanes que asesoran a Merkel, y por el SPD). Francia quiere también que el nuevo Mecanismo de Estabilidad, el MEDE, que entrará en vigor en julio, pueda recapitalizar directamente a los bancos, y pareció sugerir que España reclamará ese tipo de ayuda, lo que presionaría a Alemania para llegar a esa solución. Pero Berlín no parece dispuesta a transigir en eso.

Mientras tanto, está claro que Merkel viajará a Roma con propuestas para avanzar en la unión política, las mismas que llevará a la cumbre europea de la semana que viene en Bruselas. Estos días ha repetido que el proyecto debe avanzar “paso a paso”. Como próximo paso, Alemania aspira a estrechar los controles comunes para el sector financiero europeo y la cooperación entre los bancos de la Eurozona. La democristiana (CDU) no quiere hablar de nuevas operaciones de compra de bonos españoles o italianos por parte del Banco Central Europeo (BCE) en los mercados secundarios, como las llevadas a cabo el pasado verano para aliviar la presión sobre la deuda soberana.

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En cuanto a operaciones similares por parte de los fondos de estabilidad, el miércoles dijo que no tiene información sobre “planes concretos” de compra de deuda española. Merkel aprovechó el miércoles la visita del primer ministro de Países Bajos Mark Rutte para encomiar los “impresionantes avances” en las reformas aplicadas por Italia y España. Tras reunirse con Monti, Rajoy y Hollande, la canciller podrá viajar a Gdansk para atender el partido de cuartos de final entre las selecciones de Grecia y Alemania gracias a que la minicumbre se ha adelantado más e cuatro horas. Según se ha publicado en Berlín, cambiaron la cita para que Merkel pudiera ver en persona su primer partido de la Eurocopa.

El jueves llegó otra buena noticia para Merkel, que consiguió cerrar un acuerdo con los socialdemócratas (SPD) y Los Verdes para que den su apoyo parlamentario al Pacto Fiscal europeo. El Gobierno de centro-derecha de Merkel necesita a SPD y Verdes para obtener sendas mayorías de dos tercios en ambas cámaras parlamentarias. La aprobación del Pacto de austeridad en Alemania, que fue su principal promotora, está prácticamente asegurada para el mes de junio. A cambio de votar junto al Gobierno, el centro-izquierda parlamentario ha pactado con democristianos y liberales (FDP) la introducción de un impuesto a las transacciones financieras con los socios europeos que estén dispuestos a aplicarlo. Se trata de una tasa sobre todos los productos con los que se trafica en los mercados, como acciones o derivados. El jefe parlamentario del SPD, Frank Walter Sgeinmeier, cree que al menos “nueve países europeos” quieren introducir este nuevo impuesto financiero junto con Alemania.

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