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Turquía muestra cautela con Siria tras el derribo del avión

Erdogan se reúne de urgencia con ministros y jefes militares para tratar la crisis El presidente Gül admite que el aparato podría haber vulnerado espacio aéreo sirio

Un avión de combate F-4 turco durante unas maniobras.
Un avión de combate F-4 turco durante unas maniobras.OSMAN ORSAL (REUTERS)

Ankara intenta solucionar la crisis desencadenada el viernes por la mañana cuando el Ejército sirio derribó un avión turco que sobrevolaba la frontera sur de Turquía. En menos de 24 horas, el Ejecutivo turco ha convocado tres reuniones de urgencia. La primera el viernes, que reunió la plana mayor del Gobierno y en la que el Ejecutivo confirmó que el avión había sido derribado por efectivos sirios y prometió una respuesta. La segunda, el sábado por la mañana, entre el ministro de Exteriores turco, Ahmet Davutoglu, y los representantes del Ejército. Y ayer, otra, de la que se espera se anuncien las medidas que el Ejecutivo turco tomará.

Turquía ha sido firme pero cauta en sus declaraciones. A cuentagotas, los representantes del Ejecutivo han difundido los detalles del incidente. El viceprimer ministro, Bulent Arinc, informó ayer a la televisión estatal TRT de que el avión derribado por Siria no era de combate, sino una aparato de reconocimiento.

"A veces puede ocurrir que los aviones militares, con la velocidad a la que vuelan, especialmente sobre el mar, traspasen las fronteras"

El presidente del país, Abdullah Gül, admitió que el avión turco podría haber vulnerado el espacio aéreo sirio. “A veces puede ocurrir que los aviones militares, con la velocidad a la que vuelan, especialmente sobre el mar, traspasen las fronteras”, explicó Gül a la agencia de noticias Anadolu. “Es algo frecuente; en el Egeo y el mar Negro es una simple rutina. Ocurre sin mala intención”, añadió Gül, que explicó que las autoridades turcas investigan en estos momentos “si lo que ocurrió tuvo lugar sobre aguas territoriales turcas o no”. Gül aseguró que ambos Gobiernos están en contacto constante a pesar de la ausencia de un embajador turco en Siria —Turquía cerró su embajada en marzo, en protesta por la represión de Bachar el Asad— para buscar una solución a la crisis.

Siria parece intentar evitar una escalada de tensión a toda costa. En la madrugada del viernes su Ejército publicó un comunicado en el que explicaba la actuación: “Nuestras defensas aéreas hicieron frente a un objetivo que penetró en nuestro espacio aéreo sobre nuestras aguas territoriales a primera hora de la tarde del viernes, y lo derribaron. Resultó ser un avión militar turco”, explicaba el comunicado. Siria sigue escudándose en que se trató de “un error” y declaró, a través de un portavoz del Ministerio de Exteriores, que no tiene “ninguna intención hostil contra Turquía” según recogió la televisión libanesa LBC. Además, un exoficial del Ejército sirio aseguró a la agencia DPA que las tropas que derribaron el avión pensaban que se trataba de otro piloto sirio que intentaba desertar, en alusión a la deserción el jueves de un piloto sirio que escapó a Jordania, donde recibió asilo político.

Sin embargo, tanto Gül como el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, han prometido represalias aunque no especificaron si de tipo diplomático o militar. “No es posible tapar una cosa así; lo que tenga que hacerse se hará” dijo Gül. El ministro de Trabajo turco, Faruk Celik, añadió que incluso si el espacio aéreo de Siria había sido violado la repuesta era “inaceptable”, recoge AP.

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Mientras la búsqueda de los dos pilotos y el avión prosiguen en la costa mediterránea, cerca de la provincia siria de Latakia, la preocupación crece en la región ante la perspectiva de una escalada de tensión. El ministro de Exteriores iraquí, Hoshiyar Zebari, hizo público su nerviosismo en una rueda de prensa en Bagdad: “El derribo de un avión turco en aguas sirias es una escalada seria y una indicación de que el conflicto podría tener un gran impacto más allá de Siria”, informa Reuters.

Turquía, como miembro de la OTAN, podría invocar el artículo 5 de la Carta en virtud del cual el ataque a un país miembro se considera un ataque al resto. Esto le daría la legitimidad para llevar a cabo la incursión armada necesaria para establecer un corredor humanitario del que Ankara es partidaria.

Turquía, uno de los países más críticos con el régimen de Damasco, ha declarado en numerosas ocasiones que no actuará sin el respaldo de la ONU. A lo largo de los 16 meses del conflicto, ha acogido a 35.000 refugiados sirios, además de a varios generales desertores y a miembros del Consejo Nacional Sirio. Sin embargo, la forma cauta con la que el Gobierno turco se comporta ahora parece indicar que Ankara intenta buscar otra salida al contencioso. Un enfrentamiento, como apuntan hoy los editoriales de los diarios turcos, no beneficiaria a ninguno de los dos países.

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