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Egipto deroga la ley que permitía al Ejército el arresto de civiles

La decisión ha sido interpretada como un gesto de apertura tras la victoria del islamista Mohamed Morsi

Simpatizantes de los Hermanos Musulmanes en la plaza de Tahrir, en El Cairo.
Simpatizantes de los Hermanos Musulmanes en la plaza de Tahrir, en El Cairo.MARWAN NAAMANI (AFP)

La Corte Administrativa Suprema de Egipto decidió ayer derogar un decreto promulgado por el ministerio de Justicia que otorgaba a la policía militar la capacidad de arrestar a civiles sin necesidad de un permiso judicial. El fallo llegó dos días después del anuncio oficial de la victoria de Mohamed Morsi, el candidato de los Hermanos Musulmanes, en las elecciones presidenciales. Su adversario, Ahmed Shafiq, que tiene abiertos varios procesos por corrupción, marchó ayer a Abu Dhabi con toda su familia. Según su campaña, su destino final es Arabia Saudita, y el motivo del viaje una peregrinación religiosa.

El decreto otorgaba a las Fuerzas Armadas amplios poderes en el ámbito de la seguridad pública normalmente reservados a la policía. Entre los delitos incluidos en la ley marcial, figuraban el "desacato a la autoridad", la "posesión de explosivos", la “obstrucción del tráfico", e incluso acciones de huelga en instituciones públicas que atentaran contra el derecho al trabajo.

El catálogo de delitos era tan amplio, y su tipificación tan vaga en algunos casos, que la normativa podía ser utilizada para detener a quienes participaran en manifestaciones pacíficas. Las organizaciones de derechos humanos se opusieron de forma contundente al decreto, que describieron como un intento de restaurar por la puerta de atrás el estado de emergencia, levantado el pasado 1 de junio después de 30 años en vigor.

El hecho de que la norma fuera promulgada horas antes del veredicto del Tribunal Constitucional ordenando la disolución del Parlamento, y a tan solo unos pocos días de la segunda vuelta de las presidenciales, fue interpretado por muchos analistas como una prueba de la existencia de un plan para restaurar en toda regla el régimen de Hosni Mubarak. Sin embargo, el reconocimiento por parte del Ejército de la victoria del islamista Morsi en los comicios puso en tela de juicio que hubiera tal designio.

La Corte Administrativa Suprema, que juega un rol de árbitro en las disputas entre las diversas instituciones del Estado, optó ayer por aplazar su veredicto en otros cuatro asuntos de una gran relevancia política. Su resolución resultará clave para el diseño de la nueva hoja de ruta de la transición.

Dos de los pleitos hacen referencia a la disolución de las dos cámaras del Parlamento, controladas por el Partido de la Libertad y la Justicia, el brazo electoral de los Hermanos Musulmanes. El presidente de la Asamblea Popular, el islamista Saad Katatny, argumenta en su demanda que el fallo del Constitucional debería resultar solo en la disolución de un tercio de la cámara baja, pues tan sólo fue declarada inconstitucional una sección de la ley electoral.

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Los otros dos casos inciden en los principales puntos de discordia entre la Junta Militar, los Hermanos Musulmanes y las fuerzas políticas de tendencia laica: la legalidad de la Asamblea Constituyente elegida por el Parlamento; y la validez de la declaración constitucional complementaria promulgada de forma unilateral por la Junta Militar durante la noche electoral, y que recorta de forma considerable los poderes de la presidencia en beneficio de la cúpula del Ejército.

La falta de consenso entre los principales actores políticos egipcios, y la consiguiente naturaleza contenciosa de su transición a la democracia, ha obligado recientemente a la justicia del país árabe a tomar decisiones de alto calado político. Y todo parece indicar que durante los próximos meses continuará desempeñando este papel.

Por otro lado, durante las últimas horas, Mohamed Morsi ha iniciado una ronda de consultas con varias fuerzas políticas para consensuar la formación de un nuevo Gobierno de coalición. Según la prensa local, entre la retahíla de nombres que se barajan para ocupar cargos de responsabilidad, destaca el de Mohamed El Baradei, el ex director de la OIEA y Premio Nobel de la Paz, que habría recibido la oferta para convertirse en el nuevo primer ministro. Según fuentes de la Hermandad, el presidente electo pretende nombrar como vicepresidentes a una mujer y a un cristiano copto, y constituir un ejecutivo de corte tecnocrático, con una escasa presencia de miembros de su partido. Morsi, que ayer se reunió con familiares de los mártires de la Revolución, será investido presidente el próximo sábado.

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