_
_
_
_
_
Elecciones EE UU 2012

Obama admite que no ha sabido conectar con las emociones de EE UU

El presidente dice en una entrevista que no supo explicar cómo aplicaba sus reformas

Antonio Caño
Obama visita una heladería en Iowa, el 10 de julio.
Obama visita una heladería en Iowa, el 10 de julio. SAUL LOEB (AFP)

Con una inusual sinceridad para un político en plena campaña, Barack Obama ha admitido que no ha sabido sintonizar con las emociones de los ciudadanos norteamericanos durante la mayor parte de su tiempo en la Casa Blanca.

“El error de mi primer mandato, de primer par de años, fue el de pensar que este trabajo consistía solo en hacer la política correcta. Y eso es importante, pero la naturaleza de este puesto es también la de saber contarle al pueblo norteamericano una historia que les dé un propósito, un sentido de unidad y de optimismo, especialmente en tiempos duros”.

El error de mi primer mandato, de primer par de años, fue el de pensar que este trabajo consistía solo en hacer la política correcta" Barack Obama

Duro reconocimiento para un hombre que llegó a su puesto, esencialmente, porque, contra todos los pronósticos y hábitos políticos, supo ganarse el cariño de los votantes con un mensaje de cambio y de esperanza, no con un programa electoral al uso.

Casi cuatro años más tarde y ante las perspectivas de unas elecciones en las que no es claro favorito, Obama viene de alguna manera a reconocer que su gestión no ha estado a la altura de aquel mensaje. No tanto por la falta de éxitos durante su Gobierno, que ha habido algunos y bastante significativos, sino porque no ha sabido contar esos méritos ni conseguir que su pueblo los acogiese como propios.

No es un problema de mala política de comunicación. O no solo eso. Las declaraciones de Obama en el programa de Charlie Rose son, más bien, la confirmación de que el presidente cree que ha vivido en la avenida Pensilvania aislado de los sentimientos de sus compatriotas.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Sus palabras, que encajaban perfectamente en la complejidad intelectual de Obama, podrían tener el efecto de recuperar esa conexión perdida entre el gobernante y los gobernados. Esta admisión humaniza a Obama y, de alguna forma, lo acerca a millones de personas que, cómo él, viven con confusión esta época difícil de crisis e incertidumbre.

Mitt Romney se ha precipitado a quitarle toda trascendencia afectiva a la confesión del presidente y ha manifestado que el error durante estos años “no ha sido la falta de una historia que contar, sino, sencillamente, la ausencia de liderazgo”.

A falta de menos de cuatro meses para la votación, no se puede descartar que todo lo que ocurra, incluido el reconocimiento de Obama, forme parte de una estrategia electoral. Pero también es posible que el presidente se haya expresado con el corazón. A los pocos días de iniciar su gestión, Obama dijo que prefería ser un buen presidente de un solo mandato que un mal presidente durante ocho años. Es pronto para saber cuál sería el juicio de la historia en el caso de que Obama fuera derrotado en noviembre, pero la capacidad autocrítica demostrada ante Rose le trae a algunos el recuerdo de aquel personaje diferente en el que un día creyeron.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_