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ELECCIONES EE UU 2012

La campaña electoral gira hacia la política exterior

Las protestas en los países islámicos introducen en la carrera a la Casa Blanca el debate sobre quién defiende mejor los valores de EE UU en el exterior

Antonio Caño
El presidente Barack Obama durante un mitin en Colorado este jueves
El presidente Barack Obama durante un mitin en Colorado este jueves BRENDAN SMIALOWSKI (AFP)

La tragedia de Bengasi y las protestas en los países islámicos han dado un giro drástico a la campaña electoral en Estados Unidos, que, de repente, se ha convertido, al menos por unos días, en una competencia sobre quién defiende mejor los valores y los intereses norteamericanos en el exterior.

El candidato republicano, Mitt Romney, trata de recuperarse del traspiés que dio el miércoles, en su primera reacción a los sucesos de Bengasi, en la que acusó a la Administración de Barack Obama de haber pedido perdón a los atacantes en lugar de haber condenado la agresión. Sólo algunos comentaristas de la extrema derecha siguieron al candidato en esa línea, pero el grueso del Partido Republicano expresó su respaldo al Gobierno.

Este jueves, Romney ha bajado ligeramente el tono de sus críticas. Sin referirse específicamente a lo ocurrido en Bengasi, el aspirante republicano a la presidencia ha dicho, en un mitin en Virginia, que “cuando observamos el mundo hoy, a veces parece que estamos a merced de los acontecimientos, en lugar de decidiéndolos, y una América fuerte es esencial para decidir los acontecimientos”.

Como respuesta, en un acto electoral en Colorado, Obama ha afirmado que “nuestra misión, como la nación más poderosa sobre la Tierra es defender, proteger y extender nuestros valores en todo el mundo”.

Pero el presidente también ha tenido su propio traspiés en estas horas críticas de la campaña. Hablando de su relación con el nuevo Gobierno de Egipto, Obama ha dicho que ese era “un trabajo en marcha” y que, actualmente, Egipto no era “ni un aliado ni un enemigo”, poniendo en duda la posición que ese país ha ocupado durante décadas como el pilar de la estrategia de Estados Unidos en Oriente Próximo. Afortunadamente para él, esas declaraciones han sido hechas en el canal en español Tele Mundo, lo que ha limitado su difusión. Pese a todo, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, ha tenido que salir a precisar que el presidente se refería a que no existe un tratado de defensa con Egipto similar al que EE UU tiene, por ejemplo, con la OTAN.

Los sucesos de los últimos días han puesto a Obama en la posición de demostrar que su política de los últimos años, consistente en apoyar la primavera árabe y favorecer el diálogo con los países islámicos, no ha resultado un fracaso.

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Por el momento, la política exterior había sido una de las bazas principales para la reelección de Obama. La aprobación de los ciudadanos a su gestión en esa materia está por encima de la de otras áreas, como la economía. Pero si las protestas se prolongan y se extiende una sensación de desprotección de las sedes diplomáticas norteamericanas ante las turbas, la opinión pública puede variar rápidamente.

Algo similar puede ocurrir respecto a lo sucedido en Bengasi. El asesinato de un embajador norteamericano y de otros tres empleados no es un asunto que puede quedar sin respuesta, a los ojos de los ciudadanos estadounidenses. Obama ha prometido que se hará justicia y ha movilizado fuerzas militares, pero no parece fácil cumplir con esa promesa sin complicar aún más la situación.

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