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Rahm Emanuel consigue importantes avances tras la huelga en Chicago

La crisis de Chicago coincide con un debate profundo sobre la reforma del sistema escolar estadounidense

El alcalde de Chicago, Rahm Emanuel, espera para comparecer ante la prensa.
El alcalde de Chicago, Rahm Emanuel, espera para comparecer ante la prensa. Charles Rex Arbogast (AP)

Después de siete días de huelga y varios meses de negociaciones, el alcalde de Chicago, Rahm Emanuel, podría estar a punto de lograr una de las mayores reformas del sistema escolar público en Estados Unidos. Los sindicatos de profesores, que desconvocaron el paro este martes, habrían conseguido algunas de sus exigencias, pero los avances logrados por el alcalde suponen un gran paso para todos los reformistas que quieren cambiar el sistema educativo estadounidense.

La huelga dejó sin profesores al tercer sistema escolar más grande del país con 29.000 empleados públicos pendientes de un nuevo contrato con la ciudad. Los sindicatos, que hicieron toda una demostración de fuerza con el paro, mandaban un mensaje a Emanuel -que hizo campaña defendiendo la reforma educativa- y al resto del país, inmerso en un profundo debate sobre las profundas necesidades de cambio en el sistema escolar.

La situación de Chicago es además reflejo de un síntoma que padece todo el país. Las escuelas han perdido el liderazgo que ocupaban hace décadas, al frente de los sistemas escolares internacionales, los jóvenes no cuentan con la preparación que demandan el mercado laboral y cualquier intento de reforma para cambiar esta situación ha topado con el muro de los sindicatos.

El departamento de Educación de la ciudad tensó las cuerdas con las organizaciones sindicales a principios de año al anunciar que suspendía las subidas salariales de los profesores por falta de presupuesto. Ambas partes se encontraban ya inmersas en complejas negociaciones que abarcaban desde una ampliación de la jornada escolar hasta la implantación de un sistema de evaluación de los profesores en función de las notas de los alumnos. Ante la falta de acuerdo, los maestros recurrieron un paro histórico que sólo ha encontrado salida cuando Emanuel denunció a los sindicatos ante el juez.

Hemos logrado romper con prácticas del pasado y aprobar cambios que beneficien a los niños” Rahm Emanuel, alcalde de Chicago

Uno de los argumentos defendidos por Emanuel es la falta de calidad de la enseñanza en un distrito donde los profesores de las escuelas públicas ganan una media de 76.000 dólares al año (58.000 euros), muy por encima del sueldo medio del resto de ciudadanos de Chicago, que cobran cerca de 47.000 dólares. En cambio, el 40% de los alumnos abandona las clases antes de graduarse del instituto y solo el 8% de los estudiantes del último año cumple con los requisitos mínimos para acceder a la universidad.

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El alcalde vinculó las mejoras salariales de los maestros con la calidad de su trabajo. Es el punto en el que se han bloqueado todas las negociaciones que han tenido lugar en otros distritos escolares, desde Illinois, hasta California. En Washington, Michelle Rhee fue nombrada por el alcalde para abordar una reforma similar a la que plantea Emanuel. Tuvo que dimitir después de despedir a más de 300 profesores y amenazar a otros 700 si no mejoraban sus resultados.

En Chicago, los 800 representantes sindicales de los 29.000 profesores y empleados de las escuelas públicas que decidieron suspender celebraron un principio de acuerdo que esconde victorias para ambas partes. Aunque quizás en mayor medida para Emanuel. Los sindicatos han conseguido un aumento salarial muy por encima de sus previsiones, mientras que el departamento de Educación ha logrado ampliar la jornada escolar en más de una hora diaria. Los estudiantes ganarán dos semanas de clase al año en el distrito que, hasta ahora, exigía menos horas lectivas del país. “Hemos logrado romper con prácticas del pasado y aprobar cambios que beneficien a los niños”, celebraba Emanuel tras el principio de acuerdo.

Pero su mayor victoria puede estar en el sistema de evaluación de los profesores. No será inmediato, como peleó Emanuel desde un primer momento, sino gradual. Cada año, las notas de los alumnos y su nivel en los exámenes que exige el Gobierno federal influirán en mayor medida en la remuneración de los maestros aunque no serán la única condición, como defienden los reformistas. Los profesores se oponen a este sistema porque, alegan, no tiene en cuenta factores que influyen en el aprendizaje, como la pobreza o el entorno familiar de los estudiantes, y que están fuera de su control. El 80% de los estudiantes de las escuelas públicas de Chicago tiene acceso a comidas gratuitas o con precios reducido durante el horario escolar por la falta de recursos de sus familiares.

Es la primera vez en 40 años que se impone un sistema así y Emanuel puede considerar este paso como una victoria. Todos estos avances -como quisieron hacer los sindicatos con la huelga-, trasladan al resto del país que las reformas pueden progresar en la dirección que quieren sus impulsores. Desde el alcalde de Chicago, hasta la Casa Blanca.

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