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Clegg defiende que no hay alternativa a la austeridad

El líder de los liberales demócratas reconoce ante los suyos que no queda más remedio que conseguir que la coalición con los 'tories' aguante hasta las próximas elecciones

El líder de los liberales demócratas, Nick Clegg, y su esposa, la española Miriam González.
El líder de los liberales demócratas, Nick Clegg, y su esposa, la española Miriam González.Peter Macdiarmid (Getty Images)

Si hay en la política británica un partido atrapado entre la realidad de la crisis y el descontento de los electores es el de los liberales demócratas. Y si hay un líder atrapado en esa misma trampa es el de los liberales, Nick Clegg. Quizás por eso, su discurso de esta tarde en Brighton ante las bases liberales, cerrando el tradicional congreso de otoño, ha estado marcado por el realismo. No están los tiempos ni para más promesas que luego no se pueden cumplir ni para euforias que no tienen ningún apoyo en la realidad. Y Clegg se aferró a esa regla para lanzar dos mensajes: no queda más remedio que conseguir que la coalición con los conservadores aguante hasta las próximas elecciones y para ello es necesario mantener la actual política de ajuste “porque no hay plan B”.

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Clegg, cuyo futuro político está siempre en duda, contaba con dos ventajas: no hay ahora mismo apetito por cortarle la cabeza en este momento de transición, justo a mitad de legislatura, y no ha habido revuelta contra los recortes: las bases habían aprobado días atrás las políticas económicas defendidas por la dirección.

En ese escenario, Nick Clegg se decidió por un discurso breve (37 minutos) en el que quiso, sobre todo, hacer calar el mensaje de que más vale tener problemas gobernando que seguir siendo el eterno partido protesta en la oposición: “Ese partido se ha ido para no volver”, subrayó, junto a mensajes como “por primera vez, el futuro está en nuestras manos”, o “el éxito no llega rápido”, o al pedir a la militancia que se apriete el cinturón ante la “inevitable” realidad de que los liberales han pasado “de la comodidad de la oposición a las duras realidades del Gobierno”. “No tengáis ninguna duda: si aseguramos el futuro de nuestro país, aseguraremos el nuestro”, insistió, defendiendo la política de austeridad económica.

Marcó algunas distancias con los conservadores, como cuando aseguró que les obligarán “a mantener sus promesas sobre el medio ambiente” y, sobre todo, al asegurar que no permitirá ningún recorte adicional en el tipo máximo del IRPF, que se rebajó del 50% al 45%.

Los liberales están por los suelos en las encuestas, pero la incertidumbre que rodea en estos momentos a la política británica, no es imposible que tras las próximas elecciones vuelvan a ser necesarios para la formación de Gobierno. Y quizás entonces la pareja no sean los conservadores, sino los laboristas, que en estos momentos encabezan los sondeos electorales.

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Su argumento para merecer el apoyo de los votantes desencantados es que, sin ellos en el Gobierno, los recortes estarían haciendo la vida aún más difícil a los sectores más desfavorecidos de la población. “Tenemos que estar orgullosos del hecho de que hemos conseguido impuestos más justos en tiempos difíciles”, dijo parafraseando el lema del congreso. Y exhortó a los delegados a tener fe: “Os digo una cosa: Hay un futuro mejor esperándonos. No como tercer partido, sino como uno de los tres partidos que gobiernan”.

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