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Nikolaus Meyer-Landrut, un historiador al lado de la canciller

Sin las ideas y el perseverante talento para las negociaciones de este diplomático de 51 años no habría existido el pacto fiscal europeo

Cuando la canciller Angela Merkel comparece ante la prensa después de las cumbres europeas, Nikolaus Meyer-Landrut se retira discretamente y hace como si fuera otro miembro más de la delegación alemana. Pero muchas de las cosas que su jefa ha negociado a puerta cerrada y que posteriormente ha anunciado públicamente las ha pensado él y las ha negociado previamente en reuniones con sus homólogos del resto de capitales de la Unión Europea.

Desde que este diplomático de profesión de 51 años fue ascendido al puesto de asesor jefe de la canciller en materia de política europea a principios de 2011, ejerce una gran influencia sobre dicha política en Berlín. Sin sus ideas y sin su perseverante talento para las negociaciones no habría existido el pacto fiscal europeo, por ejemplo.

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Al igual que Merkel, Meyer-Landrut está convencido de que la crisis del euro encierra la posibilidad de hacer que Europa se vuelva más estable, pero no siendo indulgentes con los países sumidos en profundas deudas, sino mediante reglas claras y aplicables de política económica y financiera. Ya en 2005 Merkel introdujo a Meyer-Landrut en su círculo más cercano como asesor adjunto en materia de política de la UE.

Que seis años después haya pasado a ser uno de sus asesores más cercanos se debe probablemente al hecho de que ambos se enfrentan a los problemas políticos de una forma parecida: al igual que Merkel, Meyer-Landrut analiza primero los hechos desde todas las perspectivas posibles y luego calcula qué se puede y qué se debe conseguir. Es un europeo acérrimo, pero no es un soñador. Se ha pasado toda su carrera profesional dedicándose a cuestiones europeas, lo que no es algo habitual para un diplomático alemán.

Doctor en Historia, ha ocupado, entre otros, el puesto de portavoz de la Representación Permanente de Alemania en la UE. Y, antes de entrar en la cancillería, era el responsable de las líneas generales de la política europea del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán. No resulta fácil encontrar a alguien que sepa más acerca de política europea y de los tratados europeos y que se oriente con tanta seguridad en el caos de las instituciones europeas como Meyer-Landrut.

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Pero el hecho de que la canciller le dé tanta importancia a sus consejos se debe también a que Meyer-Landrut no es solo un europeo acérrimo, sino que además es un experto en las complejas relaciones franco-alemanas. El expresidente francés Valéry Giscard d’Estaing reconoció esta doble cualidad de Meyer-Landrut antes que Merkel. Cuando fue nombrado presidente de la Convención Constitucional europea en 2002, le ofreció a Meyer-Landrut ser su portavoz.

Actualmente, a Merkel le viene bien la afinidad con Francia de su asesor en materia de política de la UE. Si vuelve a haber algún roce entre Berlín y París, Meyer-Landrut es el hombre idóneo para empezar a rebajar la tensión, ya que en la capital francesa sienten un gran aprecio por él. Allí se le considera en cierto modo como un francés. Al fin y al cabo, está casado con una francesa, y las vacaciones las pasa en familia en una casa que tienen en Bourges, en el corazón de Francia.

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