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“China quiere una UE más fuerte e influyente, pero distinta de EE UU”

Cui Hongjian, director de Estudios Europeos en el Instituto de Estudios Internacionales de China, señala que Pekín quiere "aprender de Europa en materia de justicia social"

Cui Hongjiang, director de Estudios Europeos del Instituto de Estudios Internacionales chino.
Cui Hongjiang, director de Estudios Europeos del Instituto de Estudios Internacionales chino.Jose Reinoso

“En los dos últimos años, las relaciones entre China y Europa han experimentado un gran progreso. En conjunto, son buenas. No tenemos ningún conflicto grave, aunque haya algunos problemas como demandas antidumping. Pero esto es natural porque Europa es un gran socio estratégico de China”, asegura Cui Hongjian, director de Estudios Europeos en el Instituto de Estudios Internacionales de China.

Cui, de 42 años, habla en una pequeña sala muy funcional en la sede de este centro de pensamiento (think tank), ligado al Ministerio de Asuntos Exteriores, en Pekín. “La Unión Europea (UE) y los países europeos son muy importantes para China, no solo en lo que respecta a los intercambios comerciales sino a los asuntos globales. Nuestra relación es sistémica y completa”.

El comercio entre China y la UE se ha cuadruplicado en los 10 últimos años, hasta alcanzar 428.000 millones de euros en 2011. La Unión Europea es el mayor socio comercial de China y su principal destino exportador, mientras que China es el segundo socio para Europa después de Estados Unidos.

Cui asegura que uno de los principales puntos que comparten China y Europa es que ambos quieren tener un “desarrollo pacífico”. “Cuando Europa plantea una intervención militar en algún país, es para detener algo, no para conseguir algo”, dice en referencia a Estados Unidos. “También compartimos una visión multipolar del mundo, aunque a veces tenemos una idea distinta sobre este concepto. Para Europa, multipolaridad significa multilateralismo. Aún necesitamos encontrar puntos comunes más prácticos para tratar asuntos difíciles como Siria o Irán”.

Entre los puntos de fricción, menciona las diferencias comerciales, como la reciente investigación antidumping a los paneles solares chinos, y los derechos humanos. De estos, sin embargo, dice que “no suponen un gran problema entre China y Europa, pero los políticos europeos necesitan plantear este asunto en China con frecuencia para responder a la opinión pública”. “Y entiendo cuál es la percepción de los europeos sobre los derechos humanos porque han sido educados así”.

Asegura que uno los aspectos que más valoran los chinos de Europa es su experiencia en la resolución de las diferencias históricas, “cómo se hizo la integración para superar los problemas dejados por la Segunda Guerra Mundial”. Y dice que, según una reciente encuesta de una universidad, más del 70% de los chinos tiene una imagen favorable de Europa. “Esto es porque no tenemos disputas territoriales ni grandes problemas, y porque el poder de Europa es un poder suave. Para la mayoría de los chinos, Europa es un lugar pacífico, bonito y romántico. Y los europeos tienen un estilo de vida atractivo”.

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Cui afirma que en los dos últimos años, sin embargo, la preferencia de los chinos por Europa “ha caído un poco” por dos motivos: la crisis de la deuda —“se preguntan por qué los europeos discuten tanto y no emprenden acciones”— y la existencia de noticias negativas sobre China y cómo en los últimos 10 años no ha habido progreso en temas como la concesión del estatus de economía de mercado y el levantamiento del embargo de armas, que Europa impuso tras la violenta represión de las manifestaciones de la plaza Tiananmen, en 1989.

Una de las dificultades a las que se enfrenta China en su trato con Europa es la gestión de las relaciones a nivel de la Unión, por un lado, y con los Estados miembros, por otro, según dice. “Esto despierta a veces suspicacias, y hay quienes argumentan que China pretende crear división en la UE. Los dos últimos años, China ha incrementado muy rápido la cooperación con Alemania, y esto ha hecho preguntarse a algunos en Europa dónde está la política común europea. China también ha incrementado la relación con los países centroeuropeos y esto también ha planteado interrogantes”.

Cui asegura que Pekín lo ha hecho para ganar tiempo porque, según dice, durante este tiempo, el 90% de los temas debatidos en la UE ha sido sobre la crisis de la deuda y China no puede esperar para potenciar sus relaciones con los diferentes países, especialmente cuando sus exportaciones a Europa han caído debido a dicha crisis. “China tiene que hacer algo para detener este declive de las exportaciones. Además, hay una demanda de estos países en este sentido”.

El investigador cree que la falta de una cabeza única decisoria en Europa es una dificultad para China. “Pero también lo es para Europa”, advierte. Sin embargo, reconoce que el sistema tiene sus ventajas. “A veces, es buena para China esta diplomacia de equilibrios, tener algunas relaciones con la UE y otras con los miembros para influir en Bruselas. Pero, creo que, cuando haya una sola persona para tratar con China, quizás sea mejor porque habrá mayor eficacia. La clave es en qué contexto se produce esto. Si Europa tiene unos Estados Unidos de Europa como unos Estados Unidos de América, con intención de superpotencia y unilateralismo, será malo porque quizás haya más confrontaciones entre las tres grandes potencias”.

Cui asegura que “China tiene que hacer frente a muchos y variados desafíos al mismo tiempo” y “tener una relación práctica y fructífera con Europa será muy útil para que logre un crecimiento económico estable”. “Además, la cooperación mutua es buena para el mundo, para poner freno a las superpotencias. Debemos trabajar juntos para construir un mundo más equilibrado, en el que Estados Unidos no controle todo”.

El investigador dice que China se ha vuelto hacia Europa después de mucho tiempo de mirar a Estados Unidos. “En los últimos 30 años, China ha logrado un alto crecimiento económico, pero esto ya no es suficiente. China quiere tener un desarrollo estable y sostenible durante otros 30 años, así que ahora es un buen momento para aprender más de la experiencia europea. Queremos crecimiento económico, pero necesitamos también justicia social. Y la experiencia en esto está en Europa. Quizás en los últimos 30 años, China aprendió demasiado de Estados Unidos”.

Cui afirma que “lo que China desea ver es una Unión Europa más fuerte, más poderosa y más influyente, pero distinta de Estados Unidos, que nunca cambie sus ideales de ser una potencia suave y de contribuir al mundo”.

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