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Cinco muertos en una operación policial en una favela de Río de Janeiro

La Policía tiene previsto ocupar dos de las barriadas más violentas de la ciudad brasileña

Juan Arias

Las autoridades de Río de Janeiro están acelerando la ocupación de favelas dominadas por el narcotráfico, con vistas al Mundial de Futbol del 2014 y de las Olimpiadas de 2016, y que supone siempre muertos y heridos. Esta misma madrugada, durante una operación en una favela de la capital carioca, cinco presuntos narcotraficantes resultaron muertos en un enfrentamiento a tiros con las fuerzas del orden.

La policía había recibido una denuncia que advertía de que narcos de las barriadas de Manguinhos de Jacarezinho, al norte de la ciudad y cuya ocupación está prevista para mañana domingo, se habían refugiado en la favela de Juramento. Las cinco personas alcanzadas por los disparos de la policía murieron en el Hospital Getulio Vargas, en el barrio de la Penha.

El Batallón de Operaciones Especiales (Bope) de la Policía de Río de Janeiro, que intervino en Juramento, es el encargado de llevar a cabo las ocupaciones y por primera vez, además de explosivos, van a utilizar una excavadora para tirar las barreras levantadas por los traficantes, algunas de cemento armado.

En las operaciónes, además de la Policía, participan Batallones de Acción con perros especializados en la búsqueda de drogas, así como fuerzas del Batallón de Choque, auxiliados por carros blindados del Ejército y helicópteros.

Mañana domingo, una vez tiradas las barreras, los policías tienen proyectado ocupar totalmente las favelas de Manguinhos y de Jacarezinho, dos de las más violentas de Río, como primer paso para más tarde convertirlas en una nueva UPP (Unidad de Policía Pacificadora), pasando a ser desde ese momento territorio del Estado. En las favelas pacificadas, las fuerzas del orden se establecen permanentemente y las autoridades del Estado comienzan los trabajos de infraestructuras para convertirlas en un barrio más de la ciudad.

El problema aún no resuelto de estas UPP, es que como la ocupación de las mismas es anunciada antes por las autoridades, los traficantes huyen a otras favelas, y, pasado un tiempo, intentan volver a las ya pacificadas para continuar con la venta de drogas. Las mismas autoridades admiten que en las barriadas pacificadas no deja de venderse droga. La diferencia es que al estar ocupadas por la policía en ellas ya no se enfrentan las diferentes fracciones que se disputaban antes el comercio de la droga evitando de este modo los enfrentamientos violentos entre ellos mismos y entre ellos y la policía.

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