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El huracán Sandy sacude la campaña

Obama: “No estoy preocupado por las elecciones, mi prioridad es salvar vidas” El temporal paraliza varios Estados: Washington y Nueva York, ciudades fantasma

Antonio Caño
Barack Obama se dirige al ala Oeste de la Casa Blanca.
Barack Obama se dirige al ala Oeste de la Casa Blanca. BRENDAN SMIALOWSKI (AFP)

Por si le faltara dramatismo a una campaña que se disputa sobre el filo de una navaja, la naturaleza se ha sumado con uno de los más grandes huracanes de la historia sobre la costa Este, lo que ha modificado de lleno el calendario electoral y puede llegar a modificar también el comportamiento de los votantes. Sumado a la incertidumbre anterior de las encuestas, el huracán Sandy hace estas elecciones aún más impredecibles.

Tanto Barack Obama como Romney han suspendido sus campañas, y ambos calculan con cuidado sus próximos movimientos. Obama, exhibiendo ante el público que está físicamente en la Casa Blanca, explicó este lunes las medidas de precaución que se han tomado y aseguró que está 100% concentrado en eso. “No estoy preocupado por el impacto (de Sandy) en las elecciones; estoy preocupado por su impacto en las familias y en la economía. Las elecciones son la semana que viene; en este momento mi prioridad es salvar vidas”, afirmó.

Tanto Barack Obama como Romney han suspendidos sus campañas, y ambos calculan con cuidado sus próximos movimientos

Sandy ha paralizado la vida en varios estados. Washington era el lunes una ciudad fantasma por la que solo circulaban patrullas de policía y coches de bomberos. Toda la actividad pública, así como los colegios y los transportes, ha sido suspendida. En Nueva York, el cierre llegó hasta el mercado financiero de Wall Street, que no había detenido sus operaciones desde los ataques del 11 de septiembre. En Filadelfia, Boston o Baltimore la situación era similar. Todo un radio de más de 3.000 kilómetros cubierto por las lluvias y los vientos de esta descomunal tormenta, se ha visto afectado.

Lo peor no ha llegado todavía. Masivos cortes de luz, unidos a la brutal caída de las temperaturas y la llegada de la nieve a algunos lugares, prometían hacer la vida miserable para millones de habitantes de esta región. Pese a las medidas tomadas en las horas previas, incluida la apertura de centros de acogida y la evacuación de más de 300.000 personas en la ciudad de Nueva York y de otros muchos en los lugares más próximos al mar, es posible que el huracán deje también a su paso un estela de muerte y destrucción.

Ese peligro ha llevado a los ciudadanos a concentrarse en las medidas que se requieren para evitar daños mayores. Los que han podido, han rodeado sus casas con sacos terrenos. Los comercios han tapado sus escaparates con tablas. Los vecinos han colaborado para limpiar las bocas de las alcantarillas, tapadas por las hojas a estas alturas del otoño. Este es un país muy solidario en las tragedias y, cada cual según sus posibilidades, muchos cooperaron para hacer el paso de Sandy menos trágico.

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Obama puede rentabilizar la lógica identificación que se produce entre el pueblo y la autoridad en momentos como este

En eso está puesta la menta de los norteamericanos en estos momentos, no en la campaña, pese a que solo queda una semana para la jornada electoral. Algunas empresas han anunciado ya la interrupción de los sondeos, ante el riesgo de que la tormenta impida el acceso a algunos grupos de votantes y, por tanto, desvirtúe el resultado. Hasta el dato del paro, de capital efecto electoral, y que debía hacerse público el viernes, podría posponerse. Los candidatos están obligados a tomar decisiones en los que pueden jugarse las elecciones.

Obama, que había suspendido el domingo varios mítines, decidió a última hora cancelar todos, y se volvió de Orlando, donde tenía previsto hablar el lunes por la mañana, a Washington. Mitt Romney también decidió interrumpir su circuito de campaña, aunque mantuvo el mitin de primera hora del lunes en Cleveland, en el decisivo estado de Ohio.

Es difícil anticipar cómo puede funcionar la estrategia de cada uno. En cuanto a Obama, da la impresión de que el presidente no tenía más alternativa que permanecer en el puente de mando cuando la nación se enfrenta a un desafío de esta naturaleza. Eso le dejó ayer su rival el codiciado terreno de Ohio, pero, le puede dar a cambio el respaldo de aquellos que valoran su sacrificio en estas horas difíciles.

La mezcla de la política y el dolor humano es una combinación peligrosa, aunque muy frecuente. El margen en el que el debido compromiso de un gobernante con el sufrimiento de su pueblo se transforma en utilización política de una tragedia, es estrechísimo. Obama puede rentabilizar la lógica identificación que se produce entre el pueblo y la autoridad en momentos como este. Pero esa es una renta que se convierte inmediatamente en pérdida ante la primera sospecha de que el presidente está pensando más en sus intereses que en los de la nación.

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